Un debate pendiente ¿y posible?

maggy_talaveraUrupesa urbana – Maggy Talavera

Las marchas y contra marchas del Gobierno en la última semana de 2010, a propósito del Decreto 748 que disponía un incremento de hasta casi ciento por ciento en los precios de los carburantes, han dejado expuestas con una claridad que enceguece las profundas contradicciones del proyecto político del MAS, resumido en su apuesta por la “descolonización” y la consolidación de un nuevo Estado Plurinacional. Y, también, elementos suficientes como para ratificar las dudas no sólo sobre la viabilidad o no del mismo, sino también sobre la honestidad intelectual y política de quienes lo defienden. ¿O alguien todavía cree en la factibilidad de un proyecto que más que una propuesta política de gobierno y de Estado parece ser apenas un proyecto de poder por el poder? Y lo otro, ¿es posible creer en los argumentos de sus defensores oficiales y de oficio, cuando comprobamos sus resistencias a admitir errores y enfrentar la realidad?

Porque si alguien cree que el “reculazo” –como se llamó al retroceso del Gobierno en el “gasolinazo” que disponía su Decreto 748- fue una muestra sincera de admisión de error por parte del Presidente y su gabinete, está muy equivocado. Así lo demuestran las declaraciones hechas por los portavoces oficiales después de la abrogación de la medida. No hubo una sola voz, ni desde Palacio Quemado, ni desde los cuadros orgánicos del MAS, admitiendo la necesidad de revisar y corregir elementos centrales de su propuesta de Estado, a pesar de la contundente demostración dejada por la crisis desatada por el decreto anunciado por el Vicepresidente el 26 de diciembre del año pasado. Sólo como una muestra de ello, vale la pena hacer referencia al artículo “La confusión diletante” de Raúl Prada, en respuesta a otro escrito por Pablo Stefanoni en Página Siete, titulado “Enredos ideológicos”.



Prada no admite las críticas de Stefanoni, a las que califica de “diatribas”, pese a que lo que éste sugiere en última instancia es la necesidad de discutir “el modelo de desarrollo y el horizonte económico” que propugna el llamado “proceso de cambio político y social” que abandera el MAS. Para Prada, que niega que exista al interior del MAS un debate entre “pachamámicos” y “modérnicos”, el debate de fondo sigue siendo “sobre la aplicación de la Constitución Política del Estado, que exige la fundación del Estado plurinacional comunitario y autonómico”. Y punto. ¿Será éste el debate de fondo? Y aún si así fuera, ¿acaso no implica adentrarse en los vericuetos abiertos en la confección de esa nueva CPE? Por ejemplo, el tramo tortuoso que habrá que recorrer para lograr autonomías en un Estado centralizado; o el expuesto por el Decreto 748, inspirado en la urgencia de reconocer mejores condiciones de trabajo a las transnacionales petroleras, satanizadas en la “nacionalización” de los hidrocarburos que también abanderó el MAS como la base principal de su gestión gubernamental.

Dice Fernando Mayorga en entrevista publicada en SemanarioUno: “Es obvio que en la noche de año nuevo no sólo se descorcharon botellas para festejar la abrogación del famoso decreto, sino que también se abrieron las puertas para un debate nacional respecto a las política de desarrollo y el sentido de la transición estatal”. Y está en lo cierto, así es: la crisis del “gasolinazo” y el “reculazo” obliga con urgencia a un debate nacional que hace referencia a la sobrevivencia de Bolivia, ya no apenas de la vigencia o no de un partido o de un gobierno de turno. Lo que toca considerar ahora es cómo lograr que ese debate suceda. Desde el oficialismo, está claro que no se va a dar, como lo demuestra el Gobierno al tratar de sacar de agenda el tema y reemplazarlo por otros secundarios. Y desde la oposición, tampoco, cada vez más débil y dispersa, como lo dejó en evidencia también la crisis del 748. ¿Quién o quiénes tomarán esta bandera, con la claridad que obliga el momento y el coraje para enfrentar al MAS? He ahí un reto para este inicio de 2011.