Un magro empate entre atigrados y celestes

La gente llenó el mayor escenario del país, alentada desde varios días antes por el anuncio de parte de los dos equipos de que iban a presentar su mejor repertorio. En cuanto a nombres efectivamente eso ocurrió, los técnicos no se guardaron nada, pero en lo estrictamente futbolístico, ambos jugaron un partido táctico, alejados en definitiva del espectáculo que espera la afición. The Strongest fue menos que aquél equipo que en Potosí, ante Nacional, había debutado con un triunfo y había mostrado otra actitud; ayer como que respetó demasiado al rival, que evidentemente era de mayor peso; incluso en circunstancias en que jugaba con un hombre más; y es que varias de sus individualidades estuvieron apagadas, sobre todo Addles y Regis. Bolívar fue tan opaco como el equipo que una semana antes —con tres jugadas con balón parado— le había ganado a Real Mamoré en el Hernando Siles. Eso sí, el trabajo táctico al que su nuevo técnico le dedica la mayor parte de las prácticas rindió frutos; por ejemplo, cuando tuvo que jugar con un hombre menos, lo hizo muy ordenado y sin perder la línea; y ni qué decir en el anticipo, casi siempre había un jugador celeste llegando al balón antes que uno atigrado; sin embargo, Hoyos aún no logra que aparezca un juego colectivo sólido hacia adelante, y por el momento las individualidades están ausentes.

El golero Argüello fue de los pocos que se salvaron, por un par de buenas intervenciones; la otra cara de la medalla fue el Nacho García, expulsado en el primer tiempo por doble amonestación. Esa primera mitad fue de lo peor que se ha visto en esta clase de partidos. Tanto así, que hubo sólo una jugada con opción verdadera de gol, aquella que a los 23 minutos salvó Argüello —con muy buenos reflejos para llegar al balón— después de un cabezazo pifiado de Addles. Ninguno pudo zafarse de la marca excesiva en todos los sectores, no hubo jugador que desequilibrara frente a la mayor preocupación de los protagonistas, centrados en no ceder ni un centímetro. Eso llevó a que en ambos bandos hubiera faltas al por mayor, y quizás por eso salió la primera tarjeta roja en contra de Ronald García.

El partido recién se abrió en el segundo tiempo. No fue ningún dechado de virtudes, pero al menos hubo acciones emotivas que pudieron terminar en gol, tanto para atigrados como para celestes. El Tigre tomó la iniciativa dada su ventaja numérica.



De entrada Nelvin Soliz remató directo al cuerpo de Argüello, cuando debió buscar un costado para superarlo. El propio Soliz tuvo otra, y su disparo se fue desviado. La expulsión del atigrado Parada (16’) le dio a Bolívar la chance de volver a jugar de igual a igual: primero Ferreira y sobre todo Zé Carlos, que frente al arco no pudo, estuvieron a punto de abrir la cuenta. En los últimos minutos hubo una especie de ida y vuelta. A Regis, Álvarez le cometió un penal que el árbitro no cobró; Ojeda salvó ante un remate de Zé Carlos; Melgar se lo perdió por una imprecisión, y Vaca salvó ante un disparo de Eguino. Esa recta final salvó al clásico, aunque hay algo seguro: el choque 177 entre ambos pasará al olvido muy pronto. Los datos En la historia El de ayer fue el clásico 177 en la historia de la Liga, y se registró el empate número 60. Bolívar ganó 74 y el Tigre 43. Debutantes Hubo una cantidad importante de jugadores que actuaron por primera vez: Vaca, Ojeda, De Souza, Melgar y Ruiz, en el Tigre; Argüello, Rodríguez, Frontini, Álvarez, Miranda y Eguino, en la Academia. Invicto Craviotto, como DT de The STrongest, ha dirigido tres clásicos: dos empates y un triunfo.

Fuente: La Razon.

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