Aquel febrero del siglo XVI


Guillermo Capobianco Ribera

capobianco Fue una fundación con inmenso contenido y proyección estratégica.

Santa Cruz de la Sierra, la “ciudad de la llanura” fue fundada aquel febrero del siglo XVI por el capitán extremeño Ñuflo de Chávez, sin sospechar siquiera que 450 años después, el mundo globalizado del siglo 21, iba a tomarla en cuenta en el diseño estratégico y geopolítico de los tiempos modernos.



Se ha transformado en el “heartland” dinámico de América del Sur.

Este mes de febrero, Santa Cruz de la Sierra celebra sus 450 aniversarios en medio de un auge inusitado de intenso y contradictorio progreso económico, social y autonómico; con una crisis política sin precedentes en su historia, el gobierno central pretende avasallar su auge de progreso con un Proyecto de poder excluyente y “hegemonista”.

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Se intenta destruir desde sus cimientos el “modelo productivo y autonómico” del Oriente Boliviano que tiene en Santa Cruz sus raíces más profundas desde el punto de vista histórico y cultural.

El último medio siglo, a partir de la “marcha hacia el oriente” diseñado por el Plan Bohan y ejecutado luego del triunfo de la Revolución Nacional de la década de los años cincuenta, Santa Cruz de la Sierra y su élite pionera fue sentando las bases de un “modelo” que se ha demostrado exitoso.

La región es emblema de trabajo productivo y de integración nacional.

La diversificación de la economía nacional iniciada hace medio siglo, esencialmente minera y monoexportadora, dio paso a la producción agraria, a la agricultura intensiva, a la agro-industria, a la ganadería y a la producción de alimentos de consumo masivo.

Pero además, generó condiciones para el surgimiento de una nueva cultura social integrada por ciudadanos bolivianos que acudieron de todas las latitudes del país, en pos del “polo de desarrollo”, como hace 450 años cuando los fundadores se adentraron en épicas jornadas en el interior del continente y en la espesura de la selva.

Una gigantesca confusión “ideologista” pretende actualmente estigmatizar a Santa Cruz de la Sierra y a sus élites conductoras con el delito de secesión y separatismo cuando no existe tal vez Proyecto más nacional e integrador que el “modelo productivo y autonómico” que tiene su centro gravitacional en esta progresista ciudad.

Los ciudadanos del interior de la República que hoy presiden instituciones productivas como Anapo -Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas- o la Cámara Agropecuaria del Oriente, dejan sin argumento válido a los adversarios del Modelo.

Tal vez la obra intangible más importante y trascendental que han labrado los fundadores y su descendencia, es la emergencia de una masiva juventud de clase media urbana, profesional, empresarial e intelectual que está construyendo, a pesar de los avatares, una identidad histórica y cultural sin atenuantes.

Los fundadores del siglo XVI partieron de Asunción en busca de “El Dorado”.

Fue una quimera, es cierto, no lo encontraron, pero ahí se quedaron para siempre en medio de la selva y moldearon con los años una comunidad hispano, mestiza y criolla cohesionada que hoy batalla por su supervivencia.