El consejo militar que gobierna Egipto sugirió el lunes que tomará nuevas medidas para compartir el poder con los civiles y reformar rápidamente la Constitución a través de un referendo popular, según dijeron el lunes activistas de la oposición y un ministro británico.
Wael Ghonim, un ejecutivo de Google que fue detenido y luego liberado por su papel en el levantamiento que derrocó a Hosni Mubarak, indicó que miembros del consejo militar le habían dicho que en dos meses se celebraría un referéndum sobre enmiendas constitucionales.
Por su parte, el ministro británico de Exteriores, William Hague, declaró que el primer ministro egipcio, Ahmed Shafik, le había dicho que haría cambios en el gabinete -nombrado por Mubarak el mes pasado para intentar aliviar las protestas- la próxima semana para incluir a miembros de la oposición.
Antes, las fuerzas armadas instaron a los trabajadores a regresar a sus puestos y a ayudar a reactivar una economía afectada por la revuelta, que puso fin a los 30 años de Gobierno de Mubarak pero que también desató una creciente oleada de huelgas.
En un mensaje televisado tres días después de que Mubarak se viera obligado a dimitir y entregar el poder a las Fuerzas Armadas, el consejo militar hizo una llamada a la unidad nacional.
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"Los nobles egipcios ven que estas huelgas, en un momento delicado, conducen a resultados negativos", indicó un portavoz en el comunicado añadiendo que las medidas de fuerza afectan a la seguridad y la producción económica.
El consejo militar de la nación árabe más poblada del mundo pidió "a los ciudadanos y sindicatos profesionales y de trabajadores que cumplan plenamente con su papel".
Los generales de Egipto, que tuvieron un importante papel en la revuelta contra Mubarak al no hacer un esfuerzo por reprimirla, están asumiendo su control sobre el país tras la salida del presidente, intentando reactivar la economía y devolver al país la vida normal.
Los analistas políticos han empezado a preguntarse cuánto tiempo llevará el proceso de reformar la Constitución, celebrar un referéndum sobre el tema y convocar elecciones legislativas y parlamentarias.
Los comentarios de Ghonim y Hague sugirieron una voluntad de tomar medidas rápidas, aunque los escépticos piden acciones reales.
Los líderes de la protesta dicen que los egipcios volverán a manifestarse si no se cumplen sus demandas de un cambio radical. Tienen prevista una enorme "marcha de la victoria" para el viernes para celebrar la revolución y quizá recordar a los militares el poder de la calle.
En todo Egipto se han registrado protestas y paros en instituciones públicas como la bolsa de valores, empresas metalúrgicas y textiles, organizaciones de medios de comunicación, el servicio postal, ferrocarriles, y en los ministerios de Cultura y de Salud.
Los trabajadores aludieron a una serie de reivindicaciones, unidos por la nueva sensación de que pueden hablar claro en la era post- Mubarak.
Expresión de demandas
Cientos de empleados se manifestaron el lunes frente a una sucursal del Banco de Alejandría en el centro de El Cairo, pidiendo la dimisión de sus jefes – "Váyanse, váyanse" -, imitando el eslogan anti-Mubarak.
Al menos 500 personas se manifestaron frente a la sede de la televisión estatal y pidieron mejoras salariales.
Muchos egipcios volvieron el lunes a la plaza Tahrir, en El Cairo paralizando el tráfico unas horas después de que los soldados dispersaron a los últimos activistas pro-democracia de la zona.
Cientos de policías marcharon hacia el lugar, sin ser molestados por los soldados, diciendo que querían mostrar su solidaridad con la revolución.
En una señal de nerviosismo, la bolsa de valores egipcia, cerrada desde el 27 de enero por los disturbios, informó de que mantendrá el cierre hasta que la estabilidad regrese a la economía, según un funcionario.
Los mandos militares que gobiernan el país decretaron el lunes un puente festivo el lunes tras la interrupción del sector bancario, aprovechando que el martes es la fiesta nacional que conmemora el nacimiento del profeta Mahoma.
El consejo suspendió el domingo la Constitución y disolvió el Parlamento, medidas bienvenidas por los que consideraban ambas entidades como instrumentos en manos de los Mubarak.
Los egipcios suelen respetar al Ejército, de 470.000 miembros, que recibe unos 1.300 millones de dólares anuales de Estados Unidos y había quedado al resguardo de las críticas y de todo tipo de control en la era Mubarak. Pero algunos en la oposición siguen desconfiando de sus intenciones.
El máximo oficial militar estadounidense expresó su admiración el lunes por el modo en que el Ejército egipcio gestionó el cambio de poder de forma pacífica.
"Creo que han gestionado la situación excepcionalmente bien (…) Se ha hecho de forma pacífica, y tenemos todas las expectativas de que eso seguirá siendo así", dijo el almirante Mike Mullen a Reuters durante una visita por Israel.
Reuters