Igualito que Gadafi

evo-morales-300x350 El presidente Evo Morales acaba de anunciar que las crecientes protestas sociales serían “el inicio de un golpe de Estado” y que “sólo muerto me sacarán del Palacio de Gobierno”. Palabras y actitudes casi idénticas a las que ha mostrado el dictador libio Muamar Gadafi, quien años atrás apoyó el ascenso al poder del mandatario boliviano. ¿A qué se debe esto? Parece haber una creciente preocupación de parte del régimen evista ante un posible contagio latinoamericano de la rebelión antiautoritaria del mundo árabe, que está llevando a Morales, por una parte, a darle cierto apoyo a la agonizante tiranía libia y, por el otro, a ver fantasmas en el plano interno. En cuanto al primer punto, el canciller David Choquehuanca ha intentado justificar la pasividad boliviana -lindante con la complicidad- ante la masacre de Gadafi, alegando que “las diferencias de idioma dificultan la comunicación con el gobierno de Libia”. Peor aún ha sido la postura del coronel Hugo Chávez, quien directamente ha vitoreado al tirano de Trípoli e incluso podría estar organizando un eventual asilo para Gadafi. Respecto al segundo punto, es sin duda una grave distorsión de la situación nacional interpretar el descontento social por el “gasolinazo”, la crisis alimentaria y la inflación como un movimiento golpista, lo que nos recuerda aquel viejo proverbio que dice que “el ladrón piensa que todos son de su condición”. De manera particular, sobre las palabras del presidente respecto a una hipotética “resistencia a muerte”, el patrón de conducta de Morales muestra todo lo contrario, ya que hemos visto en los últimos años cómo el mandatario cocalero ha abandonado el país cada vez que se presentan conflictos de importancia, y sin ir muy lejos veíamos días atrás la fuga presidencial de Oruro ante los petardos de una manifestación obrera. En lo que sí puede haber una similitud es en la actitud generadora de violencia, que ha sido una constante durante todo el régimen de Evo. La experiencia del mundo árabe demuestra que las autocracias que optaron por la represión y la violencia para mantenerse en pie fracasaron o están a punto de caer, mientras que los gobiernos que escogieron impulsar reformas de apertura democrática parecen haberse curado en salud. Esas son, también, las opciones de Bolivia…

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