Protesta contra Gadafi desafía al régimen libio

GADAFI Las protestas del «día de la ira», convocado por la oposición, extendieron los disturbios que tienen lugar desde hace tres días a diversas ciudades de Libia, dejando varias víctimas mortales y decenas de heridos, según fuentes de la oposición y medios de comunicación. El objetivo: emular a sus vecinos de Túnez y Egipto. Los defensores del líder libio, Muamar Gadafi, también se echaron a la calle, especialmente en la capital, Trípoli, donde la voz de la oposición fue apagada por las marchas oficialistas.

«Los libios han roto hoy la barrera del miedo», dijo el opositor en el exilio Faiz Jibril a la agencia Associated Press. En Alzentan, a 145 kilómetros de Trípoli, fueron incendiados el tribunal, la sede de los comités populares (aparato del régimen), una comisaría y otras sedes de la seguridad. No hubo muertos pero sí detenciones de manifestantes, según el diario «Quryna». Este mismo medio, vinculado a Seif El Islam, uno de los hijos de Gadafi y su presunto heredero, dijo que el régimen prepara cambios para la semana próxima. Aparentemente se trata de aplicar la misma táctica de otros países árabes: cómo diseñar a toda prisa medidas para favorecer el empleo, para tratar de frenar las protestas.

Catorce muertos

Las páginas «web» Al Youm y Al Manara informaron de la muerte de seis personas en Bengasi, donde los disturbios habían comenzado el martes. La cadena qatarí de televisión Al Yasira habla de hasta 14 fallecidos en diferentes localidades de este país, de una extensión más de tres veces superior a España pero dominado en su mayoría por el desierto. Otras fuentes, siempre sin confirmación oficial, elevan los muertos hasta 20, según la agencia Associated Press.



Un coronel, responsable de la seguridad de la ciudad de El Beida, fue destituido por el ministro del Interior tras la muerte de dos personas en los enfrentamientos del miércoles, según «Quryna». Son las dos únicas víctimas mortales reconocidas por el régimen. Tras los entierros se produjeron graves disturbios al grito de «¡Libia libre, Gadafi fuera!», con el incendio de coches de particulares y de la Policía. Los agentes y las milicias de los comités populares dispersaron a los manifestantes empleando armas de fuego y causando al menos cuatro muertos, según la ONG de derechos humanos Libia Watch, con sede en Londres.

Los servicios de seguridad habían detenido horas antes a 14 personas relacionadas con las protestas en las últimas horas, según la ONG de derechos humanos estadounidense Humans Right Watch (HRW). «Las autoridades libias deben dejar en libertad inmediatamente a todos los activistas, escritores y manifestantes por haber preparado las protestas del 17 de febrero y permitir a los libios ejercer su derecho a manifestarse pacíficamente», ha dicho en un comunicado HRW.

Desde el extranjero, organizaciones de derechos humanos como HRW o Amnistía Internacional, así como la Unión Europea y los Estados Unidos, han pedido a Libia que no emplee la fuerza para sofocar las revueltas. «¡Abajo con los enemigos, abajo con ellos estén donde estén! ¡Fuera las marionetas!», dijo Muamar Gadafi el miércoles, según recogió la BBC. El coronel insistió en que el triunfo será de los «revolucionarios», pero refiriéndose a los suyos, claro.

El país magrebí es rico en petróleo pero pobre en libertades y observadores independientes. Por eso el «día de la ira» tuvo que ser preparado de manera clandestina con la ayuda especialmente de internet y de libios en la diáspora. La disidencia es casi un acto suicida y son muy pocos los que se atreven a dar la cara, pero algunos vídeos de las revueltas, hechos casi siempre con teléfonos móviles, han empezado a llegar a la red. Comprobar los datos y las informaciones de manera independiente es complicado. Por contra, engrandecer al régimen parece tener premio. «¡Defendemos a Gadafi y a la revolución! ¡La revolución continúa!», gritaban en la mañana del jueves seguidores del líder libio en la Plaza Verde, junto a la ciudad vieja de Trípoli, según un reportero de la agencia Reuters. Y esas son las imágenes que llegan a todo el mundo a través de las grandes agencias de noticias, maniatadas por la dictadura informativa. Las calles mantenían su rutina habitual, con comercios y bancos abiertos con normalidad. Ni rastro de protestas multitudinarias.

Muamar Gadafi, que este año cumplirá 42 años en el poder, temía desde hace semanas que el virus revolucionario cruzara sus fronteras desde el vecino Túnez. De hecho, apoyó al presidente Ben Alí hasta el final sabiendo que el triunfo de la «revolución del jazmín» iba a salpicarle.

El País – Madrid