El 70% de los encuestados piensa que Bolivia va por “mal camino”

Las familias del eje sienten que su economía “está empeorando”. Para analistas, el pesimismo es un efecto “post gasolinazo”.

Página Siete / La Paz

El 70% de los encuestados piensa que el país va por “mal camino”



La mayoría de las personas de las ciudades del eje cree que la economía empeorará

Data Siete. Gran parte de la gente tiene una sensación de pesadumbre por el futuro del país.

image Las bolivianas y los bolivianos de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra expresan una sensación negativa sobre el rumbo que sigue Bolivia, según la encuesta realizada en febrero por Página Siete: 70% piensa que el país avanza por un mal camino, frente al 18% que, por el contrario, cree que marcha en una buena dirección.

Además, el 83% piensa que la economía nacional empeorará si no se establece un diálogo entre el Gobierno y los empresarios y el 66% considera que su economía familiar será peor en el futuro.

Con estas cifras, Data Siete revela que la generalidad de los ciudadanos del eje central urbano ha dejado de apreciar el rumbo del país con el optimismo de los años recientes, cuando, especialmente la gente del occidente expresaba en otras encuestas su confianza en el futuro.

Los analistas entrevistados por Página Siete creen que el gasolinazo explica una buena parte de la actual desazón, pero la escasez de algunos alimentos o el incremento del precio de otros productos de la canasta familiar –o todo ello–, también son las razones probables de esta situación.

El trabajo de campo se realizó entre los días 12 y 14 de febrero de 2011 por la empresa Mercados y Muestras SRL.

De las cuatro ciudades que Data Siete analizó en esta oportunidad, la de El Alto –uno de los bastiones del Gobierno– es la menos pesimista respecto al rumbo actual del país. Allí, el 54% de los encuestados piensa que Bolivia va por un mal camino, mientras que un 22% cree que avanza por un buen camino y un 24% se sitúa en una posición neutral.

En el otro extremo, la ciudad en la que ese pesimismo se advierte con mayor contundencia es Santa Cruz, donde el 80% de los encuestados siente que Bolivia va por un mal camino y apenas un 11% afirma lo contrario.

En la ciudad de Cochabamba el 72% de las personas entrevistadas por Data Siete comparte esa sensación negativa, mientras que en La Paz lo hace el 66% de los encuestados.

A nivel nacional, el 15% piensa que el país avanza por un camino “más o menos bueno” y sólo el 3% piensa que vamos por un “camino muy bueno”.

Las mujeres de las cuatro ciudades expresan más pesimismo que los hombres respecto al rumbo del país: 48% de ellas piensa que el país va por un camino “muy malo”, en tanto que 35% de los hombres comparte esa sensación negativa.

Ahora bien. Si observamos las respuestas que dieron los encuestados cuando se les pidió que especifiquen el sentimiento que tienen respecto al rumbo actual del país, podremos percibir un cierto nivel de angustia sobre el mismo.

Del 70% que expresó que Bolivia no marcha por una buena senda, un 42% se encuentra en el extremo con un sentimiento muy pesimista y opina que Bolivia avanza por un muy mal camino y un 28% expresa que el país va por un camino más o menos malo.

Economía

La visión de la economía familiar, como hemos señalado, también es pesimista, ya que el el 66% considera que su economía familiar será peor en el futuro. Nuevamente, Santa Cruz tiene la percepción más negativa, con el 72% que cree que su situación familiar empeorará. El Alto es la menos negativa, pero aún allí el 59% considera que su economía familiar será peor.

En este tema, nuevamente encontramos que las mujeres ven el futuro más negativamente: el 72% de ellas dice que su economía familiar será más grave, mientras que el 59% de los hombres piensa lo mismo.

Finalmente, sobre la marcha general de la economía, un 83% piensa que ésta “empeorará mucho” (58%) o “empeorará algo” (25%) si no se establece un diálogo entre el Gobierno y los empresarios. La suma de las ambas opciones es de 84% en Santa Cruz. Como en todos los casos anteriores, los alteños ven el futuro con algo menos de desesperanza: el 47% cree que la situación “empeorará mucho” y el 35% “empeorará algo”.

Sólo el 11% a nivel nacional dice que la economía nacional mejorará.

Las familias del eje sienten que su economía “está empeorando”

La mayoría de los encuestados por Página Siete reveló a Data Siete que la economía de sus familias no está bien en la actualidad.

Un 66% de ellos afirmó que su economía familiar “está empeorando”, frente a un 13% que, al contrario, dice que la economía de su familia está mejorando, en tanto que un 21% afirma que su economía está igual que antes.

Para obtener resultados más concretos sobre el significado de la respuesta “igual que antes,” Data Siete preguntó: ¿igual de bien o igual de mal? Las respuestas fueron: igual de bien 12% e igual de mal 9%.

En los extremos se encuentran nuevamente las ciudades de Santa Cruz de la Sierra y El Alto. En la primera, 72% de los encuestados siente que su economía familiar ha empeorado; 13% que ha mejorado y 16% que está igual que antes (6% igual de bien y 10% igual de mal).

En la segunda, 59% que ha empeorado; 15% que ha mejorado y 26% que está igual que antes (10% igual de mal y 16% igual de bien). (N.d.R.: por efecto del redondeo de cifras, las sumas pueden dar un resultado levemente mayor al 100%).

Una vez más, las mujeres del eje urbano expresan mayor pesimismo que los varones.

El 72% de las mujeres entrevistadas dice que su economía familiar está empeorando, frente al 59% de hombres que tiene la misma sensación.

Incluso el 54% de las personas que dicen haber votado por Evo Morales en 2009 siente hoy en día que su economía familiar está empeorando.

Para analistas, el pesimismo es un efecto “post gasolinazo”

Una socióloga y un comunicador social interpretan los resultados de la encuesta

Pablo Peralta / La Paz

El pesimismo que siente la mayoría de los encuestados por Data Siete respecto al rumbo del país expresa el giro que experimentó la opinión pública después del fallido gasolinazo de diciembre de 2010, según coinciden dos analistas.

La socióloga María Teresa Zegada y el comunicador Ilya Fortún afirman que el frustrado intento de eliminar la subvención estatal a los carburantes originó un punto de “inflexión” en el sentimiento de la población.

Para Fortún “el perfil tan pesimista de las respuestas llama la atención”, pues hasta antes del gasolinazo -al margen del desempeño de la gestión del Gobierno y del presidente Evo Morales- “las encuestas demostraban más bien un espíritu muy optimista en cuanto al futuro del país”.

Zegada interpreta que aquello está relacionado con las “expectativas” de la gente respecto al “proceso de cambio” que lidera el Gobierno, e identifica que el gasolinazo afectó “la relación de esperanzas y de confianza que tenía la población con en el Ejecutivo”.

“A partir del gasolinazo -apunta- se produjo una ruptura en la ilusión que sentía el pueblo boliviano respecto a que el país avanzaba por rumbos positivos. Si esta encuesta se hubiese realizado hace cuatro años, los datos serían totalmente inversos”.

Por otro lado, la encuesta revela que una mayoría de los consultados -66%- considera que la economía de su familia “está empeorando”. Aquello para Fortún refleja “la sensación de precariedad que ha generado la subida de precios en general, la escasez y la incertidumbre política y económica”.

Para este comunicador es “innegable que las clases medias asalariadas y la masa popular están sintiendo aquel problema de una forma muy fuerte”; además que pocos son los bolivianos que se han librado de ese impacto.

Zegada explica que si bien el problema alimentario es inherente a la economía mundial, “se siente de una manera importante en las familias bolivianas”. A eso, añade, se sumaron “algunas políticas un poco desatinadas del Gobierno, que en conjunto desencadenaron en un mayor incremento en la inflación que generó una sensación de deterioro de la economía familiar”.

Otro de los tópicos que tocó la encuesta de Data Siete evidencia, según los especialistas, que la gente se dio cuenta del papel del empresariado y de las limitaciones del Estado.

El 83% de los sondeados en las cuatro ciudades eje del país considera que si el acercamiento entre el Gobierno y los empresarios no arroja resultados, la economía empeorará aún más.

Zegada asegura que eso muestra que la gente “tiene bastante conciencia de que el mejoramiento de las condiciones económicas del país no pasa solamente por las capacidades redistributivas que puede tener el Gobierno, a través de los bonos o de ciertos beneficios directos; sino que aquello tiene que ver con elementos más estructurales como la generación de empleo”.

Fortún asegura que aquella tendencia muestra una conciencia de la gente en que el Estado “tiene límites de áreas de acción” que le impiden inmiscuirse en áreas que no le competen.

Para este especialista, el Gobierno tiene que “encontrar mecanismos de negociación y de regulación” junto a los empresarios -a través de políticas y otras acciones- que no solamente tengan que ver con el control de precios.

“Un poco de la constatación de lo mal que le ha ido al Estado es lo que pasa con Emapa, que expresa la poca pertinencia del Estado en meterse en ese tipo de cosas, que no le competen”.