En búsqueda de la Generación del 2008

Marcelo S. Dabdoub

Foto- Marcelo Dabdoub La evolución del sistema democrático boliviano ha sido una de sufrimiento e interrupciones durante numerosos periodos de gobiernos autoritarios. Desde el inicio de la Era Republicana, dos generaciones han sido las que han impulsado a la construcción de la democracia en el país denominado Bolivia: La generación del 38 y la del 78. Es cierto que ambas son dignas de criticismo en varios aspectos, pero el aporte democrático de éstas es innegable. La primera, entre otros, aseguró el sufragio universal con la revolución del 52, la segunda revivió a la democracia después de violentas dictaduras y creó condiciones para alcanzar estabilidad política y la evolución del sistema político durante 20 años.

En el año 2004, después de la trágica Guerra del Gas, Carlos D. Mesa implementó (conciente o inconcientemente) un nuevo instrumento que debería haber enriquecido a la cultura democrática boliviana: Instituciones de Democracia Directa (IDD). Es de relevancia mencionar que la implementación de éstas ya había sido postulada en el 2002 durante una sesión de Congreso pero no fué aplicada porque tenía que ser ratificada durante la siguiente legislatura; que se iniciaría después de las elecciones de junio de 2002. Se podría concluir entonces que el MAS, y sus movimientos sociales, tuvieron una participación muy limitada en este proceso. Más aún, el actual presidente Morales, en un principio, estuvo en contra de la implementación de las IDD.



Después de este gran suceso en el desarrollo del sistema democrático boliviano, hemos sido testigos de una involución de éste desde su resurgimiento en 1982: A partir de 2005 se pueden observar cambios drásticos. Principios democráticos elementales como la división de los tres poderes estatales (Montesquieu) han sido vulnerados. El Poder Ejecutivo se ha apoderado del Legislativo y del Judicial causando, de esta manera, el debilitamiento de instituciones gubernamentales, la falta de independencia entre los distintos poderes, la parcialidad del sistema judicial y la judicialización de la política. Creo que no es necesario mencionar la instrumentalización de las nuevas IDD.

Si los lectores me permiten una analogía histórica, me gustaría citar a don Guillermo Capobianco R. durante el 5° Foro Político de 1988: “ La construcción democrática es el desafío central de nuestra generación política[…] Partimos de un principio básico: No estamos jugando a la democracia. No la pensamos “trampear”, aceptando parte de sus reglas de juego y rechazando otras. Asumimos la democracia a plenitud, como régimen y sistema económico, político y social; con su institucionalidad democrática y constitucional […].”

Pareciera que la historia de la democracia boliviana es cíclica y no lineal, una situación muy desalentadora. Cuando el experimento Masista llegue a su fin, y nuestra sociedad tenga que desenterrar la democracia entre sus escombros, recordaremos a la generación del 78. Esperemos que surja una generación del 2008 preparada para asumir este reto.