Negras nubes

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

claudio 2 fixed Pospuse la redacción de mi columna porque pasaban el documental mexicano Teotihuacan, ciudad de los dioses, programa que esperaba desde que en 2010 supe de las últimas excavaciones en aquel magnífico lugar, en su parte subterránea, en un túnel que permaneció oculto por dos mil años y donde se espera hallar a los elusivos gobernantes de la ciudad, aún ignotos.

México siempre sorprende. Claro, está la leyenda negra del crimen, el narcotráfico, los pozoleros, sicarios, y demás engendros de mortandad, pero se olvida que también existe un país que vibra en su cultura, múltiples herencias, incluida la española y que crece cada día más en reconocerse y aprenderse. A diferencia de Bolivia, que bajo un discurso de retorno a las raíces conspira en su contra y destruye los restos de lo que podía haberse salvado. Con el nebuloso lema de socialismo comunitario se disfraza un país donde la producción y el tráfico de narcóticos ha permeado la sociedad entera, y donde los mayores damnificados son justamente los de las comunidades indígenas mayoritarias, seducidas ante el espectro de dinero fácil que propone el gobierno desde su cabeza, y que obvian el tradicionalismo agrícola, ni hablar del respeto a la tierra, y siembran delincuencia para después cosechar tragedia. El legado de Evo Morales a las juventudes nativas será el de desconocer la tierra, sus propiedades, sus beneficios, en aras del sencillo cultivo de la coca, y allegados posteriores, que junto a conseguir retornos rápidos corroe las bases de pueblos que ni siquiera recordarán su historia. No habrá un Teotihuacan sino una mixtura de abyección, desenfreno y desespero.



No lo puedo afirmar, no lo he visto pero lo supongo y creo, que en zonas como La Asunta, en los yungas paceños, ya no hay cultivos de cítricos, que se arrasó con todo para plantar la hoja maldita, que el notable café de altura que se producía allí desaparece, en Irupana, en otros lados, que en las plazas principales de los pueblos se pone a secar la hoja y que el asunto gira en torno a la explosión económica de la cocaína. No saben que este ekeko de nuevo género también acarrea el desastre. Pronto la “comunidad” india andará persiguiéndose y matándose por ambición como en una película de Alex de la Iglesia. Dicen que La Asunta en fin de semana recuerda Sodoma y Gomorra, que la droga es pan de cada día, ya no elimina únicamente a los gringos imperiales, está acabando con el futuro local. Se asemejará a la Calabria que retrata Gomorrah, más que a las etnias originarias que hoy manejan hummers y cuentan con parabólicas para acompañar su ignorancia, su pobreza de huérfanos sin nación, sin patria.

Mientras tanto el Gran Bonete juega fútbol, y deja sus labores de gobierno porque le duele el dedo. Al menos ya no viaja, porque parece que en el mundo externo se le prepara una celada. Además murió su piloto, se atragantó según, y los 40 millones de dólares están parados y parados se han de quedar. Resulta que ahora hay un pajarillo cantor, un pajarraco, el general Sanabria, que gorjea mejor que Caruso y hace derramar a más de uno lágrimas furtivas por el pronto reino perdido de este mundo.