Se incautan de 511 k de droga hacia Bolivia en sólo 60 días

Puno. La mañana del sábado 5 de marzo, dos mujeres fueron detenidas en Desaguadero, el poblado peruano ubicado cerca del lago Titicaca. La Policía Nacional del Perú (PNP) las atrapó con 20 kilos de droga.

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Detención. Un perro camina encima de un cargamento de droga incautada en Perú. La imagen fue difundida por medios del vecino país durante la gestión pasada. Foto: EFE



Al día siguiente, en Puno, un joven de 20 años cayó en manos de la Policía con 14,5 kilos de pasta base de cocaína. Así, en menos de 24 horas, los uniformados asestaron el más duro golpe al tráfico de drogas de los “burriers” en lo que va del año.

Los gendarmes peruanos están frente a una escalada del narcotráfico. Por ejemplo, en los 12 meses de la anterior gestión la Policía incautó 700 kilos de droga; mientras que en los primeros dos meses del 2011, la PNP incautó 511 kilos.

El general Tomás Guibert Sagastegui, jefe máximo de la XII Dirección Territorial de la Policía en Puno, explicó a La Razón que existe un aumento del tráfico de estupefacientes. “Sí ha aumentado (el narcotráfico) y desde que me he hecho cargo de este despacho estamos trabajando a diario y los últimos casos que intervenimos de ‘burriers’ fue por inteligencia y supimos que iban a Bolivia”.

Según información de la Policía peruana, la puerta de entrada de esta droga son los pueblos que están cerca del Lago Titicaca cuyas aguas son compartidas por Bolivia y Perú.

Los operativos de los efectivos peruanos únicamente se realizan en suelo del vecino país; aunque, según comenta Guidert, se intercambia información con los uniformados de Bolivia. “Estamos en comunicación con la Policía boliviana, son delitos para trabajar con inteligencia y reserva”.

El experto peruano en temas de narcotráfico, Jaime Aparicio, explica que el fenómeno del narcotráfico vive en Perú un “segundo efecto globo”. Aclara: “Es problable que este año se confirme como el primer productor de coca y cocaína. Estamos en un  momento de ascenso del narcotráfico y de un nuevo boom de las mafias del narcotráfico”.

Aparicio, quien lleva décadas estudiando el tema en la región dice que existen mafias peruanas que han cruzado la frontera y se habrían instalado en Santa Cruz. Desde el oriente boliviano, continúa, hay nexos con Brasil, hacia Argentina, México y países de Europa.

Durante tres días, este medio pidió información al Viceministerio de Defensa Social y Sustancias Controladas para que explique de qué manera se controla el tráfico de drogas en la región fronteriza con Perú. Sin embargo, no hubo respuesta de esta entidad.

Burriers. En Perú se denomina burriers a las personas que trasladan droga. Un informe del periódico Perú 21 revela que estos delincuentes operan de tres maneras.

Lo más común es que lleven el estupefaciente en mochilas, maletas u otros artefactos. En menor medida, los burriers toman cápsulas e incorporan la droga en sus estómagos.

Y, por último, éstos se adhieren la droga en sus cuerpos. Es decir, pegan con scotch paquetes de cocaina en sus piernas, brazos o vientres.

Tomás Guidert cuenta que los “burriers” que operan en la frontera Perú-Bolivia, especialmente cerca a Puno, son gente humilde que busca una manera rápida de ganar dinero .

Historia de Una ruta antigua

Jaime Aparicio explica que Puno es la puerta de salida de la cocaína hace décadas. “Es una ruta bastante antigua y data de fines de los 60 e inicios de los 70. No es una ruta nueva y allí tiene mucho tiempo operando el narcotráfico”. A diferencia de lo que sucedía en el pasado, hoy las mafias habrían extendido sus brazos hasta la ciudad de Santa Cruz, en el oriente boliviano.

Según la Policía Nacional del Perú, existe un trabajo constante en la localidad de Puno y los poblados aledaños. En ciertas ocasiones, los equipos de inteligencia operan en forma conjunta con sus pares de Bolivia.

La Razón