Denuncian en la SIP que hostigamiento a medios en Argentina es “similar al de Bolivia y Venezuela”

20091105191609_sip Campañas de descrédito, acusaciones públicas y ataques lanzados desde medios oficiales y otros controlados por el Gobierno, episodios de intolerancia, manipulación de publicidad oficial y, últimamente, inacción gubernamental frente a los bloqueos a los diarios.

La situación de los medios de comunicación independientes en la Argentina mereció ayer un dramático relato, sólo comparable con los panoramas registrados en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, que acaparó la atención de los editores que asisten aquí a la primera reunión del año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

En su calidad de vicepresidente por la Argentina de la Comisión de Libertad de Expresión del organismo, el director del diario Cuyo, de San Juan, Francisco Montes, dijo sin ambigüedades que el Gobierno identifica "el ejercicio de la libertad de expresión como un enemigo", pese a que la presidenta Cristina Kirchner anunció en marzo que "había que terminar -recordó- con los enfrentamientos porque el país se nos va de la mano como un enfermo que se desangra sin remedio (la citó textualmente)."



"Se esperaba coherencia entre sus palabras y los hechos, algo que ha quedado todavía pendiente", sentenció Montes en su exposición, de casi treinta minutos, ante el silencio de unos cien representantes de medios de Estados Unidos y América latina.

El periodista argentino se refirió al bloqueo que impidió la salida de Clarín y demoró la de La Nación semanas atrás como "uno de los días más oscuros en materia de libertad de expresión".

"Pese a las denuncias penales y policiales, la presencia policial fue pasiva y no intervino en ningún momento. Esta actitud de cercenar el derecho a la libre circulación de los diarios mediante una coacción y sin que los afectados recibieran la más mínima defensa por parte de las autoridades e, incluso, desobedeciendo expresas decisiones judiciales constituye una afrenta gravísima contra la libertad de expresión", dijo Montes.

También mencionó las penurias que deben atravesar periodistas que no coinciden con la visión oficial, que frecuentemente reciben acusaciones públicas y ataques lanzados desde los medios oficiales y los controlados por el Gobierno, dijo. Entre éstos, mencionó los casos de Joaquín Morales Solá, Jorge Lanata y Luis Majul.

Lo escuchaban el presidente de la SIP, Gonzalo Marroquín, director del diario Prensa Libre, de Guatemala; el titular de la Comisión de Libertad de Expresión del organismo, Robert Rivard, del San Antonio Express-News, de Texas; el presidente de la cadena venezolana Globovisión, de Venezuela, Guillermo Zuloaga -hoy exiliado en EE.UU. tras la persecución sufrida a manos del presidente Hugo Chávez-, y los directivos del diario El País, Julia Rodríguez Larreta, y de la revista Búsqueda, Claudio Paolillo, ambos de Uruguay.

Duro mensaje

Preocupada por la delicada situación que viven periodistas y medios independientes en la Argentina, la SIP enviará una misión a Buenos Aires el próximo 4 de mayo, encabezada por Marroquín, para la cual ya solicitó una audiencia a la Presidenta. El informe de Montes, el más duro que se recuerde desde el retorno de la democracia en la Argentina entre los asistentes a este encuentro periodístico, precede al documento formal que emitirá mañana el organismo, en el que detallará la situación de la prensa libre país por país. Se descuenta que no habrá grandes modificaciones entre uno y otro.

En su reporte, Montes también recordó las enérgicas condenas que hicieron la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) y los más prestigiosos periodistas argentinos sobre el bloqueo a los diarios. "La obstaculización de publicaciones constituye un delito previsto en el Código Penal", reclamó.

¿Qué cabe ser destacado para la prensa independiente argentina de esta reunión de la SIP? En principio, tres hechos novedosos:

1) La abierta condena del representante del gobierno norteamericano, Arturo Valenzuela, a las embestidas contra los diarios argentinos, formulada sin tapujos durante un almuerzo el martes en el Instituto de las Américas. Dijo allí Valenzuela: "Nos preocupan los ataques a los diarios porque tienen que ver con un valor esencial para la democracia como la liberad de expresión".

2) La paulatina ubicación de la Argentina junto con países cuyos gobiernos autoritarios acosan y agreden sistemática y descaradamente a periodistas y medios independientes, como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Los casos de México y Cuba no son comparables, porque el problema en México radica en la amenaza criminal del narcotráfico y en Cuba impera un régimen totalitario que no da lugar a disidencia de ningún tipo. La Argentina ha quedado muy expuesta. Prácticamente no ha habido editor de diario que no se haya acercado a quienes participamos en esta reunión, expresando incredulidad y preguntando detalles de los sucesos que consideraban propios de otras épocas.

3) El informe de Montes, un periodista de larga trayectoria en el interior del país, debió recurrir a términos inusuales, desconocidos hasta ahora ante la gravedad que van adquiriendo los acontecimientos con los periodistas y medios críticos del oficialismo.

Un video de seis minutos sobre la situación de la prensa en la Argentina se proyectó en el auditorio. Allí se recogieron, entre numerosos testimonios, recientes declaraciones del dirigente camionero Raúl Altamirano en las que amenazaba con enviar miles de camioneros a las puertas de los medios que publicaran informaciones contrarias al titular de la CGT, Hugo Moyano, y también declaraciones de Cristina Kirchner, cuando afirmaba que había una absoluta libertad de prensa en la Argentina. Las imágenes exhibieron las opiniones de los periodistas Jorge Fontevecchia ("la prensa libre está en problemas en la Argentina"), Jorge Lanata ("no me gusta que me aprieten") y José Ignacio López ("el Estado de Derecho ha sido avasallado en el país").

Tras la proyección, editores ecuatorianos y venezolanos manifestaron su estupor por el reciente premio a la comunicación otorgado por la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata al mandatario venezolano, Hugo Chávez. "Es como si le hubieran dado el Premio Nobel de la Paz a Khadafy", se indignó luego Zuloaga, acaso la figura más valorada por su condición de exiliado y por la estoica resistencia de Globovisión a los ataques de Chávez.

Presenciaron esta reunión de la SIP por parte de la Argentina el director de Relaciones Institucionales de La Nación, Norberto Frigerio; el gerente de Comunicaciones Externas de Clarín, Martín Etchevers; Marcela Noble Herrera, del mismo diario; Luis Remonda, de La Voz del Interior; Leonor Etchevehere, de El Diario, de Paraná; Nélida Rajneri, del diario Río Negro, y Ernesto Kraiselburd, de El Día, de La Plata, entre otros.

Montes lamentó el frustrado intento de un grupo de intelectuales oficialistas de impedir que Mario Vargas Llosa, último premio Nobel de Literatura, abriera la próxima Feria del Libro de Buenos Aires, si bien rescató el freno impuesto por la Presidenta a la iniciativa.

"Todavía la discrepancia se transforma en agresiva confrontación y ésta es una práctica orientada a convertir al adversario en enemigo y a la disidencia en un insulto. Cuando la pluralidad de ideas es combatida, la libertad queda oscurecida", afirmó.

Y terminó parafraseando a la flamante presidenta brasileña, Dilma Rousseff, para dejar en evidencia el contraste entre el clima de opresión que padecen los medios independientes argentinos y la fresca realidad que emana del país vecino: "Es preferible un millón de voces críticas de una prensa libre al silencio de las dictaduras".

La Nación – Buenos Aires