Dialogar con el nuevo presidente

nuevo presidente Al gobierno el ultimátum le salió mal. Ayer nomás, el primer mandatario decía que no dialogaría con la actual dirigencia de la Central Obrera Boliviana (COB) sino con el nuevo presidente a elegirse el 1º de mayo. En menos de lo que canta un gallo, la bravata se volvió boomerang cuando Jaime Solares y otros dirigentes recogieron el guante del desafío y señalaron que, en ese caso, ellos sólo dialogarían con el nuevo presidente de Bolivia, anunciando que impulsarán un referéndum para convocar a elecciones anticipadas. Así que, recogiendo convenientemente el rabo entre las patas, el Ejecutivo no tuvo más remedio que acceder al diálogo directo presidente-COB, demandado con insistencia por los sectores obreros en los últimos días. Aunque se tomaron todas las medidas para desmediatizar o invisibilizar esta doblada de brazo, realizando la reunión un sábado por la tarde y restringiendo el acceso de la prensa al lugar de reunión, es cada vez más patente la fragilidad del régimen evista, que parece haber perdido la capacidad de gobernabilidad social desde el gasolinazo de manera irreversible. Son las consecuencias de una demagogia populista que durante años sembró tormentas y ahora cosecha tempestades. Demagogia que sirvió para acceder al gobierno y para concentrar la suma del poder institucional en cinco años, pero que no sirve para resolver los problemas socio-económicos del país. El modelo burocrático-cocalero hace aguas por los cuatro costados, con un creciente agujero negro fiscal generado por la expansión descontrolada del gasto de la nueva élite gubernamental y con un narco-circulante que empuja las presiones inflacionarias. Más temprano que tarde, la solución pasará por sentarse a dialogar con un nuevo presidente…

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