Rózsa, muerto en su propia ley; reinan las trampas en un caso que sigue sin esclarecer

Dos años después de los sucesos en el Hotel Las Américas de Santa Cruz, en el que un equipo de élite de la Policía acribilló a 3 ciudadanos extranjeros por presunto terrorismo, surge nuevas interrogantes. El Oficial del Ejército George Peter Nava y el alemán Dirk Smith vinculados a Rózsa.

image La leyenda de la foto, escrita en húngaro, señala: “Disfrute de la paz, porque la guerra va a ser terrible”. La firma Eduardo Rózsa, en una página de internet creada sobre él. | madzsarjihad2.blogter.hu – Agencias Agencia

Los Tiempos | 24/04/2011



Rózsa, muerto en su propia ley

“A Rozsa le tendieron una trampa de un lado y de otro. En Santa Cruz le retiraron la vigilancia que le protegía (…). Por un problema con unas armas, un vendedor local le engaña ”

Julio Alonso | Periodista

Introducción

Mientras el gobierno de Evo Morales se enfrentaba con los liderazgos prefecturales y cívicos de la media luna, en septiembre de 2008 llegaba al país el miliciano Eduardo Rózsa Flores para ejecutar un presunto plan de defensa de Santa Cruz. Desde entonces fue vigilado e infiltrado, y la madrugada del 16 de abril, cayó abatido en un operativo policial en el cuarto piso del Hotel Las Américas. Ese operativo significó el estallido y el descubrimiento de confabulaciones urdidas entre actores de La Paz y Santa Cruz.

Los Tiempos revisó miles de hojas que son parte de las investigaciones de este caso, de la Fiscalía y la de la Comisión Multipartidaria; habló y/o estableció contacto con más de 40 personas (algunas de ellas viven en Europa); tocó las puertas de policías que tienen mucha información y que eludieron hablar por temor.

Rózsa, protagonista de esta historia, se ha llevado muchas verdades, pero el tiempo ha permitido descubrir algunos elementos ocultos hasta ahora. Algunos de ellos refuerzan hipótesis ya conocidas y otras descubren nuevas. Ese es el resultado de un trabajo de indagación de poco más dos meses.

En la presente edición, junto a la primera entrega sobre la infiltración entre conspiradores, hacemos un breve adelanto de los principales ejes temáticos que Los Tiempos publicará sucesivamente.

1ro. Rósza muerto en su ley

Eduardo Rózsa Flores murió en su ley. Aislado y cercado, al milímetro y al segundo.  El Gobierno dice que infiltró al grupo Rózsa, pero el imputado Mario Tadic, colaborador del presunto cabecilla mercenario, revela que el miliciano de tres nacionalidades mantuvo relación con autoridades del Ejecutivo y oficiales de policía que le daban cobertura. Su versión se encuentra en una denuncia presentada ante la CIDH de la OEA. Julio Alonso, periodista enemistado con el hombre de los cinco nombres, dice que el operativo policial se precipitó tras la discusión de Rózsa con un proveedor local de armas y luego de que algunos cruceños le quitaron su respaldo.

2do. No pudo disparar

El rumano Arpad Magyarosi no tuvo oportunidad de usar el arma que tenía en su habitación, pues la pistola y los cargadores 9 mm, estaban envueltos en una bolsa, y guardados en una habitación de la habitación 456. Además, tres forenses –dos bolivianos y un rumano- concluyen que el intérprete de música y experto en defensa personal recibió tiros por la espalda.

3ro. Dudas de enfrentamiento

La tesis del enfrentamiento se sostiene apenas.  El grupo policial de elite actuó en el piso 4 del Hotel Las Américas con información detallada, como efecto de la infiltración al grupo de Rózsa, siete meses antes de abril. Luis Clavijo revela que un día antes del operativo se supo del atentado al cardenal. Ni el periodista Julio Alonso cree que haya habido un enfrentamiento entre Rózsa y la Policía. Irlanda espera que la ONU esclarezca lo ocurrido en el hotel Las Américas hasta junio próximo.

4to. El rol de Núñez del Prado

Carlos Núñez del Prado, ex director de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Gobierno, fue el encargado operativo del caso Rózsa.  Desarrolló una estrecha coordinación con Luis Nolberto Clavijo, ex director de Régimen Interno y el fiscal Marcelo Soza para la etapa de la investigación. El desempeño de Núñez del Prado en el caso Rózsa se descubre día a día debido a una guerra interna y agria dentro del oficialismo.

5to. Los aportes de César Navarro

César Navarro, actual viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, una de las personas más informadas del caso Rózsa, da aportes valiosos. Dos años después de lo ocurrido, el Gobierno plantea su tesis sobre el enfoque político que construyeron para convertir la demanda de la autonomía en un supuesto plan separatista.

6to. Rózsa, casi fuera de control

Desde fines de marzo de 2009, Eduardo Rózsa estaba casi fuera de control. No logró el respaldo que habría concertado con los dirigentes cruceños, pero aún así estableció contactos internos y externos, desarrolló planes militares al detalle. En sus ofertas señalaba que tenía las bases para movilizar a 500 personas y traer a 200 mercenarios, llama la atención la probable participación que tuvieron algunos cuadros de la Falange Socialista Boliviana.

7mo. Guerra de baja intensidad

Una guerra de baja intensidad se desarrolló en Santa Cruz entre diferentes grupos de poder y líderes del departamento. El caso Rózsa no sólo ha fracturado la unidad de la llamada institucionalidad de la región, sino que dio inicio a una etapa contra las logias que tenían el control de las principales cooperativas cruceñas.

8vo. España, puente en la trama

España ha sido un puente en la trama conspirativa. Allí confluyen actores y hechos no investigados oficialmente por el Gobierno. Desde la activa participación del periodista Julio Alonso, el distanciamiento que un ex militar español estableció con su camarada Rózsa hasta la probable búsqueda de mercenarios por líderes cruceños opositores al Gobierno de Evo Morales.

9no. ¿Quiénes financiaron a Rózsa?

El proceso está incompleto. Hace dos años, el Gobierno se había propuesto hallar a los financiadores del caso Rózsa, pero la acusación presentada por el fiscal Soza no da pistas de aquello.

“Muy húngaro”, algunas veces, y otras “muy boliviano”. Apasionado e insatisfecho comunista primero, y enemigo declarado de la hoz y el martillo después. Eduardo Rózsa Flores jamás dejó de sorprender ni sembrar perplejidad. Misterioso empedernido, el hombre de las dos facetas –la de mercenario de guerra y la de héroe nacional– acabó devorado por su propia ley, huérfano de apoyo de sus eventuales financiadores, entre la confabulación y la “contraconspiración”.

Respaldado por sus credenciales en Croacia, Rózsa ofreció un guión de guerra basado en sólidos datos bolivianos. Llamó la atención de cruceños conservadores y radicales, pero, según su propia voz, pasado el tiempo, no logró los recursos que necesitaba.

Ya pasaron dos años desde aquel jueves, cuando el país se enteró de que hasta las 4:00 del 16 de abril vivió un controvertido mitómano, ligado con las armas hasta el tuétano. Y que el fin de sus días supuso la tranca a un presunto plan magnicida, separatista y terrorista.

En Bolivia, era desconocido para la mayoría de la población, pero desde aquel día, su nombre mantiene en vilo a cuadros del oficialismo y oposición regional y algunas veces es parte de las conversaciones  en el minibús.

El hombre de al menos cinco nombres (Eduardo, Luis, Germán, Giorgy y Jorge), el de las tres nacionalidades (boliviano, croata y húngaro), ha abierto un caso militar y político, cuya investigación está lejos de ser profundizada.

En ese contexto, Los Tiempos aborda también el tema, de la mano de documentos bolivianos y europeos, y con el respaldo de entrevistas y declaraciones oficiales para contribuir a ordenar un rompecabezas que tiene fichas faltantes.

Es que, como dice Carlos Hugo Molina, un prestigioso municipalista y estudioso de la realidad boliviana, “la investigación y las pruebas han sido pervertidas por la urgencia política”. Un dato muy simple: algunos de los correos que supuestamente estaban en la computadora de Rózsa han servido de prueba para incriminar a algunas personas e instituciones; otros nombres y situaciones que involucrarían a actores gubernamentales, hasta ahora han sido totalmente ignorados.

En Bolivia

Rózsa llegó a Bolivia el 13 de septiembre de 2008, vía Brasil, de la mano del ahora prófugo Alejandro Melgar, cuando el gobierno de Evo Morales se imponía en el conflicto con los prefectos y cívicos opositores de la Media Luna. Fue vigilado desde entonces por la Policía Nacional, quizás alertada por los servicios de inteligencia rumanos y serbios. El diario napaconews.com informó a principios de mayo del 2009 que Serbia mantenía vigilado a quien fuera miembro de la Brigada Internacional en la guerra de los Balcanes.

El 8 de febrero de 2011, el vicepresidente Álvaro García Linera afirmó  en una entrevista con la periodista Amalia Pando que el grupo de Rózsa fue infiltrado siete u ocho meses antes del operativo de abril. “Los infiltramos. Le hicimos seguimiento a sus pasos y cuando estaban a punto de escapar, tras el atentado al Cardenal (Julio Terrazas, el 15 de abril de 2009), los intentamos agarrar antes de que se escapen. Ahí hubo un intercambio de fuego cruzado con el grupo”.

Un comando policial, integrado por 25 uniformados, abatió a tres de los cinco presuntos terroristas hospedados en el piso 4 del Hotel Las Américas.

El boliviano, el húngaro y el irlandés murieron en una madrugada, pese a que el jefe del comando, el capitán Wálter Andrade Sanjinés, se infiltró en el grupo ilegal hasta compartir bebidas con el cabecilla,  y sus pasos estaban vigilados al milímetro y al segundo. Mientras Rózsa y sus subordinados se tomaban fotos, el policía también lo hacía, pero con un reloj, como los agentes de película.

Entonces, ¿por qué los mataron? “Porque abrieron fuego contra la Policía. Se enfrentaron a los miembros de la UTARC”, es la respuesta oficial y ceñida a las circunstancias, muchas de éstas desconocidas, del operativo de madrugada. Desde entonces surgieron datos y versiones que refuerzan la pregunta. ¿Por qué no los detuvieron vivos?

El reino de las trampas

La presencia del héroe croata de los Balcanes no era un asunto desconocido para el sistema de inteligencia. Un ex parlamentario, vinculado con la investigación multipartidaria del caso en 2009, recuerda que se enteró de que militares del servicio pasivo, a fines de 2008, buscaban la manera de contactarse con Rózsa. “Si en los cafés de La Paz hablaban del tema, con toda seguridad los organismos de inteligencia tenían datos de este grupo”, dijo.

Ignacio Villa Vargas, El Viejo, fue, quizás, el primer informante del Gobierno en el grupo Rózsa. Luego se incorporó el capitán Wálter Andrade Sanjinés, jefe de la UTARC, a quien en el grupo le decían Johnny.

Tádic, boliviano-croata, fue uno de los dos supervivientes del operativo en Las Américas y desde entonces está recluido junto a Elód Tóásó en el penal de San Pedro. Él prestó al menos cuatro declaraciones ante el fiscal Marcelo Soza y la Comisión Multipartidaria que investigó el caso. Pero al margen de aquellos datos, el 23 de octubre de 2009 escribió su testimonio sobre el operativo policial para enviarlo a la Comisión Interamericana de Derechos de Humanos.

Los Tiempos accedió al documento y en él afirma que está seguro de que los cinco del grupo que llegaron el martes 14 al Hotel Las Américas estaban sobradamente identificados por la Policía, aunque Soza niega el hecho. A la infiltración admitida por García Linera, Tádic añade que desde que Rózsa se hospedó en el Hotel, durante 82 días, fueron observados por unos agentes.

El grupo “mantenía el control desde una vagoneta café, con vidrios ahumados y barras cromadas. El mediodía del 15 de abril (casi 12 horas después de la explosión dinamitera en la casa del Cardenal Julio Terrazas), nos interceptan a Rózsa y a mí en la avenida Monseñor Rivero. Bajaron con una cámara dos hombres, uno alto y otro delgado, y una mujer, como si fueran de la televisión y entrevistaron a Rózsa acerca del atentado a la casa del Cardenal”, asegura.

En tanto, la mañana del 15 abril, llega de La Paz a Santa Cruz Luis Nolberto Clavijo, entonces director de Régimen Interno, para verificar la presencia de los cinco del grupo en el Hotel Las Américas. Y, según sus declaraciones, ya sabía día antes de un probable atentado al Cardenal. “Existen dos posibilidades –plantea Tádic en su denuncia de tortura –: I, que el Gobierno (lo) sabía, pues Rózsa trabajaba para ellos como agente provocador con la tarea de infiltrar a la oposición y lo mantiene informado, lo cual explicaría por qué lo mataron; o II, que (la Policía se haya enterado) por denuncia, pero en ese caso, por la necesidad de obtener información, los hubiesen capturado con vida”.

A esta hipótesis se suma la de Julio Alonso, corresponsal de guerra y hombre obstinado con el también llamado “coronel Flores”. Tádic y el periodista están enemistados, pero coinciden sobre el final conspirativo.

“A Rozsa le tendieron una trampa de un lado y de otro. En Santa Cruz le retiraron la vigilancia que le protegía y comenzaron a entregar (al Gobierno) la documentación de los hoteles que frecuentaba. Por un problema con unas armas, un vendedor local le engaña, hay un incidente en el que ambos bandos, vendedores y compradores, se amenazan con armas”, responde Alonso, desde Alicante (España), donde este matutino lo ubicó tras una prolongada búsqueda.

Rózsa no sólo perdió la cobertura, sino la confianza y el respaldo económico del grupo involucrado en el plan de defensa de Santa Cruz. En un email, le dice al eslovaco Ivan Pistovák: “Aquí no tenemos tanto apoyo financiero, aunque es indudable que aquí también viven personas muy ricas, pero éstas o ya sacaron su dinero fuera del país o no”.

Quizás por aquello, declaró, según el imputado Juan Carlos Gueder, que el prefecto Rubén Costas valía más como mártir, porque hacía muy poco por la autonomía. “No disponemos de los narcodólares, ni de la ayuda financiera venezolana ni la consejería profesional cubana…, pero a pesar de esto nos vamos a enfrentar a ellos”, le dijo Rózsa al eslovaco, según un email hallado por la Policía en su laptop.

El alemán Dirk Smith y otros contactos de armas

SEGÚN UNA INVESTIGACIÓN, RÓZSA ESPERABA RECIBIR 20 MILLONES DE DÓLARES POR APOYO BÉLICO

image La habitación de Rózsa en el hotel Las Américas de Santa Cruz, la mañana del 16 de abril de 2009, cuando fue abatido por un equipo de élite de la Policía. – Ap Agencia.

Quince meses después de lo sucedido en hotel Las Américas, también en Santa Cruz, estalló el escándalo de Dirk Smith, un ciudadano alemán involucrado en un supuesto caso de estafa a una colonia menonita. En julio de 2010 fue detenido en posesión de armas de fuego y bajo la sospecha de traficar con ellas. Además, la Fiscalía halló el dato de que Smith, quien resultó ser un hombre cercano al oficialismo, (su esposa fue concejal oficialista de un municipio cruceño), habría sido observado y contactado por Rózsa por un negocio de armas.

“Dirk Schmidt, un  antiguo agente de la Stasi de la Alemania Oriental, compró un cargamento cuantioso de armas. Nuestra fuerza emergente no podrá comprar esas armas porque Schmidt ya se las compró. Al parecer, también trabaja para la Interpol”, escribe Rózsa en octubre de 2008, en un email a Istvan Belovai, espía húngaro supuestamente vinculado con la CIA.

Pese a su amplio currículo militar y agente de inteligencia, Rózsa dejó huellas en España y en Bolivia. Por ejemplo, en Madrid, se reunió con Martin Dwyer y Arpad Magyarosi (ambos abatidos en el operativo) en la hostal Los Coronales, conocida por algunos ex soldados de la guerra de Los Balcanes y ubicada cerca del aeropuerto de Barajas.

En Bolivia se hospedó en hoteles de cinco estrellas, como un turista dispuesto a hacer vida social y hasta saltar en los carnavales. Ese mismo Rózsa llevaba en su computadora portátil, según la Fiscalía, información confidencial y detallada del Ejército boliviano, parecida quizá a la que se encontró en el flash memory del oficial John Peter Nava, involucrado en un supuesto atentado a la oficina regional de la red televisiva Unitel, en Tarija, el 21 de junio del 2008, en Yacuiba (Tarija).

“Trampa de uno y otro lado”, dice Julio Alonso, periodista español que vino a Bolivia en julio 2009 para prestar testimonio contra Rózsa y, así, ayudar a sostener la tesis del gobierno de Evo Morales sobre la banda separatista y terrorista de Rózsa.

En su aventura, Rózsa ofreció a los cruceños que le oyeron que podría conseguir ametralladoras de alto calibre, para adaptarlas en vehículos blindados, tanques y hasta un cuerpo de milicianos experimentados. Para ello esperaba recibir 20  millones de dólares, según revela el imputado Svonko Matkovic Ribera, hijo de un acaudalado empresario. Había llegado en septiembre, pero en febrero del 2009 aún buscaba recursos.

Julio Alonso dice que el incidente de las armas “tiene mucho que ver con la operación” en el Hotel Las Américas. Una semana antes, en el Hotel Santa Cruz, Rózsa y su grupo fueron sorprendidos por “el acusado de engañarles que, acompañado de hombres armados, le sorprendieron y humillaron. A partir de este incidente, Eduardo hace gala de que a todas horas va armado”.

¿Armado? ¿Para qué? ¿Qué había salido mal? ¿En qué etapa del plan se encontraba el miliciano nacido el 31 de marzo de 1960?

Para unos y otros

Una presentación extraoficial en power point y distribuida por la oposición cruceña señala que entre octubre de 2008 y enero de 2009, Rózsa tuvo el respaldo de la llamada “bilogía” Toborochi y Caballeros del Oriente, que enviaron recursos a La Torre, gerentada por Luis Orlando Justiniano, hombre cercano al actual gobernador Rubén Costas. Sin embargo, tras el resultado del referéndum confirmatorio de la CPE, el 25 de enero y las dudas sobre la gestión de Justiniano, Toborochi prefiere salir del plan.

Casualidad o no, el periodista español Julio Alonso, dice: “A Rósza lo descubren y/o entregan los mismos que lo abandonan cuando hay que poner el dinero necesario para montar y sostener una guerra”. Sólo los croatas permanecen a su lado.

Tádic dice que “Rózsa en varias ocasiones se jactó de no temer a nada ni nadie”, por los contactos que tenía con la gente del Gobierno. Y como una muestra de ello dice que un contacto les alertó que la Policía los iba a detener para enfriar el escándalo de Santos Ramírez.

Diferentes versiones

He aquí la diferencia entre versiones.

Unos opositores dicen que esa falta de respaldo provoca que Rózsa busque apoyo en el Gobierno, mientras que otros sostienen que los había infiltrado desde principios de 2008. Sin embargo, los opuestos vuelven a confluir: hallan a un hombre fuera de control.

“No quiero abusar de su paciencia, la decisión ha sido tomada, lucharemos por lo que nos pertenece”, escribe Rózsa a un contacto eslovaco en correo electrónico hallado en su laptop.

En medio de agentes de inteligencia, negociantes de armas y hasta opositores infidentes, un Rózsa eufórico y obsesionado por controlarlo todo, cae víctima en un sangriento operativo arropado de conspiración.

Un imputado dice que alertó al Ejército

SOBRE LOS PLANES QUE TENÍA EDUARDO RÓZSA

Como un sismo inusual e intenso, el caso de Eduardo Rózsa ha movido el piso a líderes políticos e instituciones que son parte del Estado. Quizás la única que no ha sido señalada en este caso complejo son las Fuerzas Armadas, cuyos comandantes han mantenido distancia. Sin embargo, ahora que se ha iniciado la audiencia conclusiva en la ciudad de Cochabamba, la institución castrense puede contribuir a esclarecerla.

Hace ya 21 meses, en la sureña ciudad de Yacuiba (Tarija) ocurrió un atentado dinamitero contra las instalaciones locales de la red televisiva Unitel. En el hecho criminal fue detenido el oficial del Ejército George Peter Nava, a quien se le acusó de ser el responsable del mismo.

Fue el sábado 21 de junio del 2008, en la víspera del referendo autonómico de Tarija, departamento que fue parte del proyecto de la media luna. En el momento de su captura, a Nava le confiscaron lo que llevaba consigo, incluyendo cuatro flash memory, cuya información destapó un escándalo que opacó el resultado victorioso de la autonomía tarijeña. Peter Nava llevaba consigo datos al detalle del Ejército boliviano, ubicación de cuarteles, destinos de los jefes y oficiales y datos de las tropas. Sin embargo, quien fuera miembro del equipo de seguridad del Presidente fue absuelto por falta de testigos de cargo.

¿Qué relación tiene este caso con el de Eduardo Rózsa? La información de uno de los cuatro flash memory vincularía a ambos. Al igual que Nava, el presunto mercenario tenía información detallada de la composición del Ejército boliviano, de los jefes que tenían el mando de los cuarteles y datos de la tropa.

El plan de defensa

Con esos datos, Rózsa pudo elaborar la base del plan de defensa de Santa Cruz e identificó los puntos débiles de los cuarteles bolivianos, con los que tendría una pauta para una probable acción.

“Tenía la misma información que Peter Nava”, declaró Juan Carlos Gueder en una declaración ampliatoria ante el fiscal Marcelo Soza.

Y esta semana, en Cochabamba, un abogado confió a este medio de comunicación que ese dato podría ser usado en la audiencia conclusiva.

Quedan dos preguntas

Después de todas estas consideraciones, caben dos preguntas:

Primera: ¿Rózsa penetró las FFAA y obtuvo información confidencial? o Segunda: ¿accedió a esa información como parte de un plan oficial de infiltración?

Un investigador cercano al caso opinó que, como suele ocurrir en Bolivia, en este caso actuaron dos grupos de inteligencia que no pudieron coordinar.

En una segunda declaración, el teniente coronel Zoilo Salces Sepúlveda, uno de los 39 imputados del caso Rózsa, reveló que un general del Ejército, el jefe del Departamento III, fue alertado de las acciones que planeaba Rózsa en el país y de las reuniones que sostuvo, principalmente en Beni.

En el documento, Salces dice que llamó al general Fermín Goda Hollkons y le comentó los movimientos del grupo Rózsa en Beni y los contactos que hacían para comprar armas.

“Hay gente que habla de defender a Santa Cruz, por la situación que se presentó meses del supuesto cerco de movimientos sociales, hay gente extranjera y gente cruceña. Lo que es más importante, mi general, están comprando armas de diferentes calibres”, le habría dicho Salces a Goda.

En la conversación se planteó la posibilidad de que Salces se infiltre en la organización, lo que al parecer no ha ocurrido porque el uniformado se encuentra detenido preventivamente.