Wiphala flamea en Alcaldía de Calama; posible desvío del Silala unió a clase política chilena

Bolivia y Chile tienen 4 diferencias en el caso Silala. Alcalde de Calama advierte sobre peligros en la ofensiva boliviana.

image La fachada de la Alcaldía de Calama con la wiphala.

La wiphala flamea en la Alcaldía de Calama



Página Siete, Boris Miranda

Lo primero que llama la atención de la fachada de la Alcaldía de Calama es la wiphala que flamea al lado de la bandera chilena. El alcalde de esta ciudad, Esteban Velásquez, (que también tiene el símbolo indígena en su despacho), afirma que es una señal de integridad.

“En nuestro país hay pueblos originarios reconocidos por las leyes. Acá, en el sector norte, nos sentimos parte de esos pueblos porque tenemos muchas raíces andinas. Tenemos varias culturas y por eso izamos una bandera que lo simboliza. Nos sentimos parte de esa comunidad originaria andina y la wiphala es un emblema que llega a varios países de Latinoamérica”, afirmó el alcalde Velásquez cuando fue consultado por Página Siete.

Además, la wiphala está presente en el despacho y en la solapa del saco de la primera autoridad calameña.

En la Alcaldía informaron que la utilización del símbolo andino fue muy criticada por los políticos e instituciones más conservadoras de Calama. Esta ciudad es el único municipio de Chile que tiene a la wiphala dentro de sus símbolos oficiales.

La ciudad de la segunda región chilena tiene un poco más de 150 mil personas y está a más de 2.200 metros sobre el nivel del mar. Es un territorio que fue boliviano hasta la guerra del Pacífico. Calama fue invadida por el Ejército chileno el 23 de marzo de 1879.

Bolivia y Chile tienen cuatro diferencias en el caso Silala

Comisión no logró acordar “puntos clave” en cinco años de trabajo

Disputa. Bolivia asegura que el Silala es un manantial por el que Chile debe pagar una deuda de más de cien años; en Santiago aseguran que es un “río compartido”.

imageBolivia y Chile tienen cuatro diferencias fundamentales en la disputa por el Silala, que no pudieron resolverse después de más de cinco años de trabajo de una comisión bilateral.

Manantial o río de curso sucesivo (internacional); el pago por el 50 o el 100% del uso del recurso hídrico, la deuda histórica de Chile con Bolivia y el desvío artificial del cauce son las principales discrepancias.

La más importante de ellas es la definición de la naturaleza de las aguas. La posición histórica boliviana sostiene que se trata de un manantial que nace en territorio nacional, mientras que en Santiago defienden la teoría de que se trata de un río de curso sucesivo compartido, cuyos recursos deben ser compartidos.

El fin de semana, el director nacional de Reivindicación Marítima, Rubén Saavedra, afirmó que el país tiene “todo el derecho” de aprovechar el recurso hídrico en proyectos productivos y reafirmó la postura de que el flujo es un manantial.

“Los manantiales están dentro del territorio boliviano y Bolivia tiene el derecho de utilizar el 50% de las aguas del Silala”, afirmó Saavedra en el canal (7) de televisión gubernamental.

En 2009, Chile llegó a acceder a pagar alrededor de 17.000 dólares diarios por la explotación del flujo del Silala (aproximadamente 250 litros por segundo). El motivo de esta división es porque La Paz y Santiago no pudieron ponerse de acuerdo sobre la naturaleza del agua.

De hecho, el preacuerdo presentado en aquella oportunidad disponía la realización de un estudio hecho por los dos países para definir si el Silala es un río internacional o un manantial.

El Comité Cívico Potosinista y la Gobernación potosina son los principales defensores de la postura boliviana. De hecho, el gobernador Félix Gonzales anunció que un estudio estará listo en seis u ocho meses para aprovechar el 50% del agua.

El estudio definitivo también debía establecer si el país vecino pagaría por todo el uso del agua o sólo por la mitad. De manera provisional quedó establecido en un 50%, acuerdo que Bolivia decidió respetar, tal como afirmó Saavedra.

El monto y el pago de la deuda histórica fue otro elemento que no pudo ser acordado por la comisión que trabajó desde 2004 hasta julio de 2009. Bolivia, a través del canciller David Choquehuanca, hace dos semanas, hizo conocer que nunca renunciará a este reconocimiento económico. El Gobierno de Chile, por su parte, sostiene que el “río es compartido” y que recoge el agua en suelo chileno. El desvío, de acuerdo con investigadores bolivianos, se hizo entre 1884 y 1888. Pero, Chile no reconoce que se utilizaron acueductos artificiales para modificar el curso del Silala. Estos elementos impidieron un acuerdo definitivo e impulsaron a que Bolivia evalúe la posibilidad de acudir a algún tribunal internacional.

Bolivia

Manantial. La posición boliviana es que el curso del Silala es un manantial que nace en bofedales, en el suroeste del país, en el cantón Quetena, de Potosí.

Deuda. Bolivia anunció que la deuda histórica (desde 1908) es irrenunciable y que Chile deberá pagarla.

Totalidad. Según las estimaciones bolivianas, Chile debe pagar por la totalidad del uso del agua. Sin embargo, esta posibilidad quedó suspendida a un estudio definitivo que debía realizarse.

Desvío. El Silala, de acuerdo a las investigaciones bolivianas, fue desviado entre 1884 y 1888. El curso hacia el lado chileno es artificial.

Chile

Río internacional. La postura chilena es que el “Siloli” es un río de curso internacional y que las aguas que por ahí fluyen deben ser compartidas por ambos países.

Concesión. Santiago señala que existió una concesión y que el agua es aprovechada en suelo chileno.

Recurso compartido. Las empresas chilenas aseguraron que el río fluye naturalmente a su suelo y que, por tratarse de un “río compartido”, sólo deben reconocer el pago del 50% de Bolivia.

Curso natural. Chile sostiene que el curso natural del “río internacional” es llegar al océano Pacífico y que el cauce no fue modificado.

Posible desvío del Silala unió a la clase política de Chile

Alcalde de Calama advierte sobre peligros en la ofensiva boliviana

Página Siete, Boris Miranda / La Paz

Crítica. El Gobierno de Bolivia anuncia el uso del 50% de las aguas del Silala. El edil pide al presidente Morales no acudir a tribunales internacionales y retornar al diálogo

image Calama, en el norte de Chile, es una de las ciudades que puede ser afectada si Bolivia decide cortar el curso del manantial Silala. Su alcalde, Esteban Velásquez, de un partido opositor al del presidente Sebastián Piñera, conversó con Página Siete sobre los peligros de los anuncios bolivianos de acudir a tribunales internacionales para solucionar nuestras disputas.

¿Cuál es su lectura de la relación entre Chile y Bolivia?

Las últimas semanas hemos visto que se ha generado un grado de tensión por las últimas acciones del Gobierno boliviano. Nosotros, desde Calama, hemos intentado construir mucha unidad, hermandad e integración con Bolivia. En esta región tratamos de estrechar la unidad. Por eso esperamos que aquellos que están construyendo política internacional desde ambos países tengan mucha responsabilidad. Necesitamos liderazgos que orienten a la integración.

¿Cómo puede cambiar el panorama a partir de los anuncios de Bolivia de llevar a tribunales internacionales disputas entre ambos países?

Ambos países hemos atravesado momentos muy complicados, sobre todo durante las dictaduras. Momentos en los que la ciudadanía no tuvo ninguna posibilidad de participación.

Yo soy optimista y creo que no habrá un quiebre entre las personas ni casos de discriminación y maltrato. En Calama yo creo que habrá madurez, también en Arica y otros lugares donde hay mucha integración con Perú y Bolivia. Creo que el norte está más preparado que otras regiones de Chile para entender que éstos son proceso complejos y difíciles.

¿Cuánta presencia boliviana existe en Calama?

La integración es de muchos años. Lo comercial y lo cultural es muy fuerte, y esos lazos se van profundizando. La preocupación en periodos de este tipo es que aparezcan grupos “patrioteros” que puedan producir conflictos. Con Bolivia existen lazos de toda índole, incluso de naturaleza familiar.

¿Cómo recibieron las noticias de Bolivia sobre el posible desvío del agua del Silala?

Son medidas muy drásticas que nuestro Gobierno y nuestros actores de la política nacional y económica rechazaron. Surgieron acciones de respuesta a ello y yo creo que se requiere que los presidentes y sus equipos de trabajo tengan mucha cabeza fría para no perjudicar a los intereses de los pueblos.

Yo creo que nuestros líderes deben estar listos para afrontar costos políticos personales si es necesario. Preferimos que se retorne a la agenda de trabajo que se definió con la ex presidenta Michelle Bachelet. Este norte chileno y los pueblos fronterizos bolivianos son los principales afectados por esta clase de medidas. Los presidentes y líderes nacionales deben pensar en estas regiones antes de lanzarse a estas medidas.

¿Qué le diría al presidente Evo Morales sobre esta coyuntura?

Le pediría que tenga la capacidad para no dejarse presionar por grupos seudonacionalistas que tenemos en todos los países y que no llevan a ningún lado. Le diría que no abandone la diplomacia porque desde acá no se está dilatando ningún tema. No debería pisar el palito de ir a una confrontación legal. Tengo la esperanza que levantará el pie del acelerador y que tenga un poquito más de paciencia. Acá también queremos que Bolivia alcance sus aspiraciones.

¿Esta opinión es compartida por el resto de la clase política?

Yo veo que los sectores políticos de mi país han reaccionado pidiendo un retorno a la diplomacia, al trabajo dialogado. No queremos quebrar ninguna mesa de trabajo ni dañar las relaciones. No queremos llegar a lo que sucede en Perú. Lamentablemente estas amenazas de tribunales internacionales han generado el rechazo de la clase política de Chile en su conjunto.

Hoja de Vida

Trayectoria política. Esteban Velásquez accedió a la Alcaldía de la población norteña con la agrupación política Primero Calama, afín a la Concertación.

Crítica. Es uno de los críticos del centralismo político administrativo manejado desde Santiago. Es promotor de un grupo denominado Movimiento Ciudadano.