Más contradicciones y desvaríos


Ericka Brockmann

erika.brockmann_thumb-110x110 El año 2010, hicimos visible una curiosa contradicción ideológica en la que el MAS incurrió con entusiasmo irreflexivo. Mientras impulsaba la “cumbre de la madre tierra”, extremaba esfuerzos para hacer de Bolivia la sede del certamen de belleza de Miss Universo. La disonante combinación de “pachamamismo exótico con el competitivo glamour capitalista”, motivó la protesta de algunos sectores feministas, el sarcasmo de otros, sin tener mayores consecuencias para el país ni para la imagen presidencial entonces inmune a la crítica de una población confiada en el cambio prometido.

El 2011, el rosario de tropezones es menos inocente. Conspira contra la viabilidad presente y futura del país, contra la imagen del Gobierno, así como contra la economía, la productividad e imparcial administración de justicia en el país.



La saga persecutoria vinculada al caso Fancesa y el acoso inspectorial a Soboce llama la atención por haber sido un modelo exitoso de empresa mixta e industria cumplidora de la legislación socio laboral y emprendimientos de responsabilidad social. Ello ocurre cuando el presidente, sin ocultar la ironía amenazante, reclama inversiones y garantiza seguridad a las petroleras.

Coincide con una política laboral impulsada por el barroco discurso de su ministro, que estrangula al mundo formal e ignora olímpicamente la realidad salvaje de las condiciones laborales impuestas por la informalidad sea esta andina, liberal, comunitaria o capitalista.

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Estas injusticias mayoritarias del país informal fueron y siguen siendo crónicas e invisibles a los ojos de los gobiernos y de las élites sindicales que no consideran las asimetrías abigarradas que marcan las relaciones entre los que pagan impuestos, cumplen las leyes y aquellos muy pobres o ilegalmente muy ricos que no lo hacen ni piensan hacerlo.

Cuando la descomposición de la institución policial toca fondo, al estallar un nuevo escándalo de corrupción por la clonación de placas de vehículos “chutos” (robados o contrabandeados), dos “honorables” Senadores del MAS plantean, sin sonrojarse, la legalización y consiguiente perdonazo de los delitos vinculados a la internación ilegal de automóviles. ¿Cuán genuina es la lucha contra el contrabando? Pienso en Challapata y las redes de poder de los ilegales.

La estridente y desestabilizadora campaña “antiexclusión indígena”, que acompañó la captura de un escaño a favor del pueblo yuracaré-moxeño en la Asamblea de Santa Cruz, no guarda correspondencia con la pasiva y complaciente actitud que tuvo el MAS, cuando Chuquisaca y Potosí se opusieron a la creación de un escaño indígena departamental a la hora de configurar la composición de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Ello ocurre cuando el Presidente anuncia la descolonización de la justicia mientras se consagra la entrega paternalista y clientelar de obras que simbolizan lo mas imperial y colonizador de hoy y de siempre: coliseos y canchas de futbol con césped sintético; por cierto nada ecológicos ¿made in USA?

¡Ni qué decir frente a la arremetida contra la Alcaldesa de Oruro, por dizque fallas procedimentales en la designación de un funcionario responsable de la lucha anticorrupción!, cuando su par en Sucre, también observada, terminó bendecida en ese usurpado cargo por Su Excelencia. Casos de criminalización selectiva y judicializadora de la política son moneda común en estos días. ¡Qué impotencia ante tanto desvarío!