Tendencias regresivas en el Estado Plurinacional

Marco Antonio Saavedra Mogro*

obreros bolivianos Luego de las jornadas de protesta conducidas por la COB el mes de abril, hay interrogantes sobre la trayectoria del proceso de cambio: ¿Cuáles son las causas de los nuevos movimientos de protesta?, ¿qué ha provocado que se articulen en contra de un programa de transformaciones que los trabajadores reivindican como propio?

La primera explicación cobra forma de demandas de democratización de la vida cotidiana y de exigencias de mejoras de la calidad de vida de la gente que son contenidas con la dilación. Las contraélites en el poder creen que es justificable postergar las transformaciones democráticas y reducir las expectativas de los aliados así estén en las calles con tal de que la “revolución no se desvíe”, sugieren que a la larga la sociedad deberá aprender a exigir menos al Gobierno y que los subalternos comprenderán que a veces se tiene que tomar decisiones impopulares.



Irónicamente los conductores del proceso de cambio advierten que el automantenimiento de ese proceso debe darse de maneras que sean, de principio, no democráticas, pues nuevas demandas de sectores radicales podrían afectar la armonía preordenada dentro y entre los movimientos sociales controlados desde arriba.

Mientras los conductores del Estado Plurinacional se esfuerzan para eliminar la protesta social y garantizar derechos para los marginales, reflota una repolitización de la sociedad con expectativas desmesuradas. Al haber democratizado las exigencias de equidad, ha creado una nueva realidad de movilización y de aspiraciones populares que no pueden resolverse con señales anocráticas (mezcla de anarquía y autoritarismo).

La segunda explicación cobra forma de respuestas al exceso de expectativas creadas desde el Estado Plurinacional que monopoliza las tareas del cambio de manera burocrática. Estos enormes desafíos de cambio que cargan en sus espaldas las contraélites en el poder perfilan un modelo de Estado parecido al de una compañía de seguros de vida de responsabilidad ilimitada que comienza a tener dificultades con el desbordamiento de expectativas sociales.

Desde la vicepresidencia se ha optado por recurrir a tácticas disuasivas, a incitar a los movimientos sociales controlados desde arriba e incluso a fomentar el autismo grupuscular para disolver las nuevas protestas sociales descalificándolas de derechistas, proimperialistas y enemigas del proceso de cambio. Actitud irracional del poder de un Estado que cada vez es más grande, pero también menos efectivo y torpe en su manejo del cambio.

La funcionalización de las organizaciones sociales hacia dispositivos de control “desde arriba”, tiene como resultado una evidente reducción del potencial de participación de las organizaciones autónomas de la sociedad con orientaciones estatales cada vez más decididas a apoyarse en clientes ajenos a los anhelos de emancipación.

Sobrecarga de demandas y exceso de expectativas creadas hacen que el Estado no pueda escapar a sus pretensiones de domeñar y de querer desactivar el conflicto social, conflictos que emergen precisamente de la ampliación de la democracia; el Estado Plurinacional para evitar un mal potencial, produce uno en acto, sustituye un exceso con un defecto, al desactivar los conflictos provoca una acción autocontradictoria: mientras cura con el orden, crea una opresión mayor.

Una despolitización regulada desde arriba es funcional para las organizaciones sociales que participan de un sistema corporativo de intermediación de intereses, de favorecimiento a grupos de interés que muestran lealtad al régimen, ocasionando un nuevo desafío legítimo, nuevas luchas de movimientos autónomos que buscan hablar y ser escuchados, que quieren repolitizar sus vidas y relacionarse socialmente en una medida distinta del centralismo autocrático.

Por ahora, las movilizaciones de distintas procedencias se hacen presentes no para “conspirar contra el proceso de cambio” y menos para urdir un “golpe de Estado”, sino más bien sirven para advertir y amonestar el sentido de justica de la mayoría gobernante; pero ¿qué si la desobediencia y la resistencia cobran dimensiones amenazadoras a la construcción del nuevo sistema de justicia que busca el Estado Plurinacional? ¿Se procederá a combatir el derecho a la disidencia por medios violentos, por la vía del terrorismo de Estado y del partido milicia?

* Docente de la carrera de ciencias políticas de la UMSA

Página Siete – La Paz