Un decreto difícil

image

Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: Bolítica

  2. El Día: Cuidado con los viajes

  3. El Día: Ciudad hostil

  4. El Día: Bolivia se nos muere y … el Decreto 21060 se despide

  5. El Día: ¿Qué es la verdad?

  6. El Día: Delirio postoperatorio

  7. Los Tiempos:

  8. El Deber: Un decreto difícil

  9. Cambio: ¡Se acabó el 21060!

  10. La Prensa: Un decreto difícil

  11. El Diario: Concordia y conciliación para superar la crisis

  12. El Mundo: Enojados.

  13. Clarín, Argentina: El gran momento de Obama


El Día: Bolítica



"La primera acción y la más importante es la reconciliación del gobierno con Potosí, el acuerdo luego de la crisis que paralizó el departamento en 2010 no se ha cumplido. De otra forma, difícilmente Potosí va contribuir a ésta con la estrategia del Silala.

Víctor Hugo Cárdenas
Ex Vicepresidente de Bolivia


Se dice que: Las aguas no son un río, es un manantial que pertenece a Bolivia porque nace en nuestro territorio. El 2010 Potosí realizó un paro cívico y bloqueó por 19 días, exigiendo demandas entre ellas las aguas del Silala.


"Chile no puede aceptar que Evo Morales trate de desleal al presidente Piñera, eso es un insulto. (Por caso Sanabria)" Con este tipo de acusaciones el Mandatario boliviano sólo conseguirá retroceder cien años más las aspiraciones de una salida a la mar.

Iván Moreira
Diputado Oficialista Chileno Unión Demócrata  Independiente

Ir al Indice

El Día: Cuidado con los viajes

A muchos les está pareciendo raro que el presidente Morales y sus principales colaboradores hayan abandonado la costumbre de viajar y más extraño aún, teniendo a disposición semejante avionazo, el Falcon de 38 milloncitos. Tres meses en tierra es como para terminar oxidado. Realmente una lástima, aunque peor sería que el jefazo se complique la vida lejos de su patria, por el temita del que todos comentan. Otros

andan divagando –y lo confiesan-, con el que podría ser el último viaje de los primeros mandatarios de Bolivia una vez se pudra todo por aquí. Cuba tendría que ser el destino natural, donde no se avizoran

cambios importantes desde el punto de vista político, aunque sí transformaciones económicas que podrían poner en aprietos a los ilustres visitantes. En Cuba cada vez está ganando más terreno la empresa privada y el Estado, que tiró la toalla en eso de intentar darle a la gente todo, “asado y cocido”, ahora anda con su chicote, arreando para que los revolucionarios dejen de gritar “Patria o

muerte” y se pongan de una vez a trabajar. No sería raro que, como acto de recibimiento, al jefazo y su acompañante les entreguen a cada uno un machete y los manden a la zafra.

 

Ir al Indice

El Día: Ciudad hostil

A l colectivo cruceño y a la propia opinión pública tradicional, le está costando asumir que Santa Cruz de la Sierra ya no es aquella amable ciudad vieja que acogía a los visitantes con el lema de: “Es ley del cruceño, la hospitalidad”. Ciertamente, una hospitalidad que se practicaba de modo abierto y constituía una característica propia de la región. Hoy resulta impensable actuar con la confianza y seguridad de otrora. Los tiempos que corren son otros, sin duda, y todo se ha vuelto diferente. En la actualidad resulta una ardua tarea reconocer que el paso del tiempo ha marcado su impronta de tal manera que prácticamente nada es reconocible comparando con aquellos tiempos.

A ese punto también han llegado destacados panelistas que participaron del reciente Primer Ciclo de Coloquios “Construir Ciudad” organizado por el Colegio de Arquitectos de Santa Cruz, donde se han puesto de relieve varios aspectos clave para comprender la caótica situación de la capital cruceña. Entre ellos, ha destacado el peso de la indiferencia ciudadana frente a los problemas de su propia ciudad y el rol que han jugado y juegan las autoridades ediles. Mientras unos han descrito las oscuras perspectivas de una ciudad que otrora se denominó Ciudad Jardín, otros han insistido en indagar más en las causas primigenias que han llevado a Santa Cruz a esta encrucijada.

Cabe esperar más iniciativas de este tipo para acompañar al proceso de reflexión ciudadana, con la necesaria dosis de autocrítica que permitan proponer soluciones enmarcadas en un consenso institucional y de participación colectiva, donde también estén involucradas las autoridades ediles y la propia Gobernación. La magnitud del problema amerita delinear un sistema de información educadora y motivadora que encuentre el respaldo preciso. Se trata, en todo caso, de una preocupación legítima que corresponde alentar. Porque identificado plenamente el “nomeimportismo” que caracteriza a los habitantes y residentes de Santa Cruz, se hace menester buscar las soluciones para cambiar esta postura negativa y atentatoria a la convivencia civilizada.

Conviene recordar que se trata no sólo de una colectividad cruceña oriunda del lugar que no ha sabido o no ha podido transmitir su cultura básica a una población hoy por hoy  en su mayoría migrante del interior del país. No es posible pasar por alto el hecho que factores sociales y económicos han influido en la indiferencia ciudadana, como aquella etapa de la “narcocultura” de los años ochenta, que se ha reflejado en actitudes de abuso y atropello. De las puertas abiertas y la tertulia en las calles se ha pasado a las bardas altas de las viviendas, proclives al aislamiento e indiferencia respecto de la vecindad. El asesinato de Noel Kempff ha sacado a Santa Cruz de ese nocivo letargo.

Sin embargo, el despertar no ha sido suficiente para emprender acciones transformadoras para construir una postura responsable de la ciudadanía para con el presente y futuro de la ciudad. La inopia de las autoridades, facilitadoras de la desorganización y el avasallamiento por no sentar el principio de autoridad, ha marcado la historia del progreso cruceño, hipotecando su futuro. Por ello, “Construir ciudad” deviene en una tarea ineludible y de largo aliento, colectiva y consciente, responsable y esforzada, organizada y participativa que debe emprenderse desde la autocrítica profunda hasta lograr la ciudad amable donde vivir, y no precisamente la hostil que hoy nos preocupa.

 

Construir ciudad deviene en una tarea que debe emprenderse desde la autocrítica profunda hasta la acción colectiva para lograr una ciudad amable donde vivir.

Ir al Indice

El Día: Bolivia se nos muere y … el Decreto 21060 se despide

Han pasado 26 años después que el presidente Víctor Paz Estenssoro pronunciara aquella frase célebre: ‘Bolivia se nos muere…’ y acto seguido, para frenar al hiperinflación del 27 mil por ciento entre enero y agosto de 1985, dictara después el célebre Decreto 21060.

A  Paz, considerado uno de los mejores y pocos estadistas de Bolivia, no le había temblado la mano para firmar esa norma que desde entonces dejó en libertad para que las fuerzas de la oferta y la demanda marquen la brújula del mercado y la libre contratación, quien lo diría en un giro de 360 grados a la nacionalización que decretara en la revolución de 1952 cuando llegó al poder por primera vez.

Sin embargo,  resulta que el 21060 ya es historia para el Gobierno de Evo Morales, pero sigue siendo realidad para regular el mercado.

Y como si Víctor Paz vaticinaría que Bolivia no moriría, el 21060 vivirá por siempre y no habrá ninguna ley que pueda derogarlo por más que en medio de simbolismos y cuentos de piedras que aman que quieren contarnos.

En Bolivia tenemos que dejarnos de folclorismos y como dice Andres Oppenheimer bolismo y folclorismo, dejar de mirar al pasado para apuntar al futuro.

Después de 51 años el presidente cubano Fidel Castro afirmó que la revolución socialista “no sirve ni para su propio país” porque había engendrado un sistema de vagos al pretender que el Estado sea el que provea todo a los habitantes, sin dejar nada a la libre iniciativa.

Ya es hora que nos dejemos de tantos discursos y nos pongamos a trabajar en serio en la economía del país, pues después del gasolinazo de principios de año  el Gobierno no ha levantado cabeza.

Y los conflictos por el aumento de salario han demostrado la fragilidad de nuestra economía al extremo que el presidente Evo Morales anunció con echar mano a las reservas internacionales, recursos que son, como la cacha de la abuela.

Bolivia y el eje chavista también se ha quedado sin discurso con la rebelión de siete países del mundo árabe cuyos pueblos se han levantando empuñando las banderas de la libertad, democracia, y fundamentalmente rechazando las dictaduras que habían permanecido en algunos casos, como la de Libia,  hasta 42 años.

Porque la satisfacción de necesidades básicas es algo elemental en cualquier país, sea moro o cristiano, y la gente siempre se va a levantar exigiendo mejores condiciones de vida, especialmente cuando descubre que de discursos revolucionarios y de ilusiones nadie vive.

Porque los Estados exitosos son aquellos que hacen o procuran la felicidades de sus habitantes, como lo diría Aristóteles y por encima de posiciones dogmáticas pensemos en hacer buenos negocios como lo hacen países como por ejemplo China que ha tenido que cambiar su Constitución Política del Estado para aceptar la inversión y la propiedad privada o los llamados países o “tigres asiáticos” que han abierto de par en par al mundo.

Esa es la forma cómo debemos proceder en Bolivia, país que por encima de todo, sigue siendo bendecido por sus recursos naturales, pues aún tenemos yacimientos de litio sin explotar y hace poco se acaba de descubrir otro megapozo de gas, como para seguir soñando con un mundo mejor…

Ir al Indice

El Día: ¿Qué es la verdad?

Es un hecho que los documentos de la Iglesia Católica – estemos o no de acuerdo con su contenido – tienen un carácter de seriedad, coherencia y profundidad que raras veces se encuentra en el escenario socio-político nacional.

La reciente Carta Pastoral de los Obispos de Bolivia, “Los católicos en la Bolivia de hoy: presencia y compromiso”, ha merecido en los medios de comunicación algunos comentarios, elogiosos en su mayoría, con referencia a la denuncia de la expansión del flagelo del narcotráfico, pero poco se ha dicho en torno a la autocrítica y a la lúcida tomografía de los problemas que nos interpelan en este proceso de cambio en el cual, en diferente medida, todos estamos involucrados.

Sobre todo, hay que realzar la actitud profética de los Obispos en juntar la valoración del  trigo, cosechado más que sembrado, con la mirada crítica y hasta la denuncia abierta de la cizaña, renovando el mensaje de esperanza en Aquel que  conduce misteriosa pero inequívocamente la historia,  sirviéndose con un silbido, como a los perros, de los que aparentan ejercer un poder efímero (Isaías 5, 26).

Del mismo modo, la reciente publicación de la segunda parte del libro de Joseph Ratzinger (papa Benedicto XVI) ha resucitado la polémica, reflejada hasta en medios locales, en torno al carácter del mesianismo de Jesús. Ese libro es de una riqueza y profundidad extraordinarias para detenernos en esa clase de controversias, más morbosas que reales.

En efecto, en el diálogo de Pilatos con Jesús queda claro que Jesús es, para el imperio, un fraude político, alguien que proclama un reino que “no es de este mundo” y cuya misión es “dar testimonio de la verdad”. Un rebelde sin poder no le preocupa a Pilatos y, de hecho, éste trata de impedir una injusta sentencia capital. Sin embargo, en el diálogo entre los dos personajes se posiciona una disputa sutil entorno a la relación entre poder (la categoría del gobernador romano) y verdad (la categoría que Jesús reivindica como esencia de su realeza).  Es evidente que un poder sin verdad es autoritarismo sin justicia y sin legitimidad, como los grandes sistemas totalitarios del Siglo XX que han hecho de la mentira ideológica, la tergiversación de los hechos y la propaganda falsa el fundamento de su poder y el virus de su derrota. Es cierto, añade el Papa, que verdad y mentira están continuamente mezcladas en el mundo, pero la sola repulsión que los hombres sienten contra la mentira nos indica que hay una aspiración a la verdad de origen superior, radicada en los genes de la conciencia humana. El antídoto a esa búsqueda existencial de la verdad es el pragmatismo, el mismo que llevó finalmente a Pilatos a entregar Jesús a la cruz: la paz prevaleció sobre la justicia. Sin embargo aceptar el pragmatismo como respuesta a la sed de verdad es venerar el poder de los fuertes, una forma más de idolatría.

A la pregunta del escéptico  Pilatos “¿Qué es la verdad?” (¿Quid est veritas?), una tradición medioeval imagina  la respuesta de Jesús que, en latín,  es el anagrama de la pregunta: “Est vir qui adest” (Es el hombre que está delante de ti); interpretación  exacta de lo que Jesús quiso decir y los cristianos intentan asumir como guía de su vid

Ir al Indice

El Día: Delirio postoperatorio

Repetir la cantinela de que las marchas de protesta que reclaman alguna reivindicación y perturban el orden público tienen por objetivo derribar al Gobierno de Evo Morales es una superchería “del porte de un buque” que dicen los chilenos.  Ya que la cantinela se repite cada vez que los movimientos sociales no masistas sales a las calles y gritan consignas antigubernamentales, uno se pregunta  ¡Qué haríamos si verdaderamente esas masas disidentes pusieran al Gobierno en una situación de ingobernabilidad?  No lo sé. Pero me permito tejer una hipótesis entre la broma y  lo serio. Mejor es tomárselo en broma.

Veamos:  Ante todo no sería un golpe de Estado  propiamente dicho, con derrocamiento incorporado. Sería tan sólo un paréntesis  temporal, unas vacaciones,  en  el mandato de Evo Morales  García Linera. Hasta que el clima político se tranquilice.   Se organizaría un triunvirato compuesto por un militar masista, de alta graduación, un dirigente cocalero de alto rango y un destacado minero con experiencia sindical.  El militar controlaría las FFAA que, por cierto ya está sumisa a Don Evo. El dirigente campesino jilacata. Miembro del Congreso  Nacional de Ayllus y Markas  del Qullasullu (garantizaría la sucesión hereditaria  de la dinastía que hoy reina en Bolivia (God save de King).

El sindicalista minero capitanearía las milicias poseedora de una gran experiencia de lucha sindical. He aquí el triunvirato perfecto que permitiría a Don Evo y a Linera tomarse un descanso sabático en Cuba o en Venezuela en donde ambos consolidarían sus vínculos políticos con los  hermanos Castro y con Hugo Chávez.

Mientras tanto el triunvirato provisional de Bolivia no tendría otro trabajo que guardarle el sillón presidencial a Don Hugo, que no abdicaría sino que simplemente se tomaría uno de los objetivos del triunvirato sería guardarle el sillón presidencial a Don Evo, que no abdicaría sino que simplemente se tomaría un merecido descanso sabático. Y Linera lo  mismo, repetirían las promesas del gobierno en vacaciones, sin compromiso alguno de cumplirlas.

Cuando las cosas se apaciguaran Don Evo y Linera retomaran sus puestos anteriores, el triunvirato recibiría el premio merecido. Al militar le enviarían a China para que conociera nuevos armamentos.  Al dirigente campesino le harían embajador en los países de la Unión Europea, que reciben y expulsan a los inmigrantes y además son los mayores consumidores de cocaína.  Al minero le nombrarían embajador en Chile como muestra de buena voluntad de Bolivia para resolver el diferendo marítimo, y aprender de los mineros del país vecino los procedimientos para salvar a los trabajadores del subsuelo que queden atrapados.

Como el amable lector habrá notado, la especulación que acabo de explicar fue una consecuencia de las anestesias totales que me propinaron hace dos semanas en una prestigiosa clínica de La Paz.
 

 

Ir al Indice

Los Tiempos:

Ir al Indice

El Deber: Un decreto difícil

Veintiséis años después de haber sido promulgado, el DS 21060 seguía siendo un hueso duro de roer, a juzgar por los esfuerzos que hace el Gobierno del presidente Evo Morales por sacárselo de encima.

Los festejos del 1 de mayo, reducidos a una ceremonia en el único centro minero plenamente estatal, se limitaron a la creación de una comisión gubernamental que deberá estudiar la forma de distinguir y luego eliminar las herencias del decreto firmado por el último gobierno del doctor Víctor Paz Estenssoro.

En 1985, el gobierno de entonces demoró 26 días en elaborar el documento que habría de marcar la economía del país hasta ahora, quizás hasta cuándo más.

El actual Gobierno, que lleva en el cargo cinco años, parece empeñado en la lucha contra un fantasma cuando anuncia que eliminará todos los vestigios del 21060, pero no atina a hacerlo.

El principal concepto del tozudo decreto es que el mercado fija los precios y de esa manera define la asignación de los recursos.

En un país donde el 70% de las actividades económicas son informales, proponer que habrá una autoridad que fije los precios de todo es algo fuera de lugar.

En un país donde la tasa de desempleo es del 10% de la población económicamente activa, sino un 25%, como dice la COB, parece muy difícil anunciar el fin de la libre contratación.

Lo que tiene a su favor el 21060 es que está del lado de las tendencias naturales de la economía. Si hasta los países que se llaman comunistas, incluidos China y Cuba, se doblegan ante las leyes del libre mercado, resulta difícil entender que alguien se proponga derogarlas.

En Huanuni, donde el presidente Morales prefirió concentrar sus actividades en el Día del Trabajo, los mineros estatales le dijeron que apoyaban la idea de que todas las explotaciones estatales sean nacionalizadas.

El problema es que los trabajadores de todas las empresas privadas se han pronunciado en contra de esa idea, con lo cual frustraron la principal iniciativa del Gobierno para cumplir con el rito nacionalizador del 1 de mayo.

Al parecer, los trabajadores de las empresas mineras estatales consideran que la gestión del Gobierno en el manejo de empresas estatales ha escarmentado a quienes apoyaban el estatismo.

Quizás haya llegado el momento para repensar algunos principios que rigen el comportamiento de los gobiernos, de tal modo que comiencen por comprender que la gente, es decir los ciudadanos, tienen preferencias diferentes.

Es probable que éste festejo del Día del Trabajo haya sido el más triste de todos los que tuvo el actual gobierno. Debió recluirse en un centro minero estatizado y reducir sus ímpetus a lo mínimo.

Para consolarse, el Gobierno tendría que comprender que al hacer lo que la gente quiere no está traicionando a nadie, sino a unos pocos ideólogos que, por lo que se puede apreciar, no entienden cómo han cambiado los tiempos.

El presidente Morales, que conduce el Gobierno del cambio, no tendría que molestarse si las tendencias predominantes le obligan a cambiar sus puntos de vista. Al fin y al cabo, lo único seguro es que todo cambia.

Ir al Indice

Cambio: ¡Se acabó el 21060!

Agosto de 1986 es una fecha luctuosa para el pueblo boliviano y su clase trabajadora. Los tanques, aviones y el cerco militar -bajo la fría e inconmovible mirada de Víctor Paz Estenssoro- imponían a la dirigencia obrera dos caminos: o enfrentar la muerte masiva de los trabajadores a manos de otros bolivianos, o aceptar que el capitalismo ganó de mano la partida democrática en las segundas elecciones.

Entre la vida y la muerte, la dirigencia minera, previo ampliado, se decidió por mantener la vida de los trabajadores y sus familias.

Un año antes de la batalla final de la Marcha por la Vida, el capitalismo -al mando del pragmático MNR de Paz y apoyado por toda la derecha,  desde la tibia mirista hasta el más recalcitrante nazismo- había tirado abajo la Constitución, que fue reemplazada por el Decreto 21060.

El empresariado boliviano se sentía triunfante y dueño de todas las vidas de la fuerza de trabajo obrera y de la sumisa clase media, a la que hacía sentir ganadora sobre una supuesta antipatria comunista, viejo discurso movilizador de gente asustada de vivir plenamente esta vida y perder la que posiblemente exista más allá de la muerte.

La fiesta udepista de octubre de 1982 había terminado en derrota después de una batalla cotidiana contra el cerco parlamentario, compuesto por una oposición para la que el hambre del pueblo y la vida de los niños no importaba con tal de tener el poder.

Los empresarios, a través de la banca privada, controlaban la economía y el tipo de cambio, lo que para ellos fue una inversión para las jugosas ganancias que llegaron con el 21060.

Un extraño sindicalismo, especialmente del sector de servicios, cada día salía a las calles para pedir al Gobierno mayores salarios que no podía dar, y cada vez que éste trataba de tomar una decisión favorable al pueblo, la banca privada le subía el cambio del dólar.

El cerco empresarial, político y salarialista no sólo minó al Gobierno y los partidos revolucionarios que se desangraron en él y por él, también minó el espíritu rebelde de los bolivianos y bolivianas. Al final era mejor aceptar las abusivas condiciones de capitulación para recuperar siquiera un horizonte no de revolución, sino de subsistencia.

El acta de capitulación se llamó 21060, volvió el trabajo, pero con libre contratación. A partir de ese 1985, los niños que llegaban a los hogares bolivianos tenían un futuro incierto, algunos no tendrían oportunidad de conocer lo que era un trabajo estable o un sistema de seguridad social digno.

Sin embargo, el modelo neoliberal fue incapaz de dar respuesta a la dignidad de los bolivianos y bolivianas; es decir, de asegurar a todos el pan nuestro de cada día. Hablamos de alimentación digna, de salud con calidad, de educación que asegure el futuro.

Todo lo contrario, el neoliberalismo se aseguró de que la mayoría de los bolivianos no tenga mayor educación de la que se necesita para sus fines de explotación, que la salud sólo llegue a lo que le interesa, que no es precisamente la longevidad o la salud como un derecho. Que el trabajo llegue en cuentagotas para la simple subsistencia.

Ayer, como homenaje a los trabajadores en su día, el gobierno de Evo Morales tiró al fuego, después de 20 años de la derrota militar, el triste instrumento de la antipatria que hizo de cada uno de los bolivianos enemigo de aquellos que tenían  los recursos y el poder para quitarles el fundamental pan nuestro de cada día.

Desde enero de 2006, pese a la oposición que no está del todo derrotada, el Gobierno ha dado golpes a la antipatria nacionalizando los hidrocarburos, recuperando la Comibol, entre otras medidas.

Ahora, junto a la COB, se revisarán todas las leyes que tienen resabios del 21060, en especial la de inversiones, de exportaciones, forestal, minera, de bancos, entre otras. Es decir, al fin se vislumbra un horizonte digno para Bolivia.

Hace veinte años, la antipatria se apoderó del país y de sus riquezas, incluyendo a sus trabajadores, para aprovecharlos en su exclusivo beneficio. Ayer, Evo Morales derogó el 21060 y devolvió la dignidad a Bolivia toda.

Ir al Indice

La Prensa: Un decreto difícil

En 1985, el Gobierno de entonces demoró 26 días en elaborar el documento que habría de marcar la economía del país hasta ahora, quizás hasta cuándo más.

Veintiséis años después de haber sido promulgado, el DS 21060 seguía siendo un hueso duro de roer, a juzgar por los esfuerzos que hace el Gobierno del presidente Evo Morales por sacárselo de encima.

Los festejos del 1 de mayo, reducidos a una ceremonia en el único centro minero plenamente estatal, se limitaron a la creación de una comisión gubernamental que deberá estudiar la forma de distinguir y luego eliminar las herencias del decreto firmado por el último gobierno del doctor Víctor Paz Estenssoro.

En 1985, el Gobierno de entonces demoró 26 días en elaborar el documento que habría de marcar la economía del país hasta ahora, quizás hasta cuándo más.

El actual Gobierno, que lleva en el cargo cinco años, parece empeñado en la lucha contra un fantasma cuando anuncia que eliminará todos los vestigios del 21060, pero no atina a hacerlo.

El principal concepto del tozudo decreto es que el mercado fija los precios y de esa manera define la asignación de los recursos.

En un país donde el 70 por ciento de las actividades económicas son informales, proponer que habrá una autoridad que fije los precios de todo es algo fuera de lugar.

En un país donde la tasa de desempleo es del 10 por ciento de la población económicamente activa, si no un 25 por ciento, como dice la COB, parece muy difícil anunciar el fin de la libre contratación.

Lo que tiene a su favor el 21060 es que está del lado de las tendencias naturales de la economía. Si hasta los países que se llaman comunistas, incluidos China y Cuba, se doblegan ante las leyes del libre mercado, resulta difícil entender que alguien se proponga derogarlas.

En Huanuni, donde el presidente Morales prefirió concentrar sus actividades en el Día del Trabajo, los mineros estatales le dijeron que apoyaban la idea de que todas las explotaciones estatales sean nacionalizadas.

El problema es que los trabajadores de todas las empresas privadas se han pronunciado en contra de esa idea, con lo cual frustraron la principal iniciativa del Gobierno para cumplir con el rito nacionalizador del 1 de mayo.

Al parecer, los trabajadores de las empresas mineras estatales consideran que la gestión del Gobierno en el manejo de las empresas estatales ha escarmentado a quienes apoyaban el estatismo.

Quizás haya llegado el momento para repensar algunos principios que rigen el comportamiento de los gobiernos, de tal modo que comiencen por comprender que la gente, es decir los ciudadanos, tiene preferencias diferentes.

Es probable que este festejo del Día del Trabajo haya sido el más triste de todos los que tuvo el actual Gobierno. Debió recluirse en un centro minero estatizado y reducir sus ímpetus a lo mínimo.

Para consolarse, el Gobierno tendría que comprender que al hacer lo que la gente quiere, no está traicionando a nadie, sino a unos pocos ideólogos que, por lo que se puede apreciar, no entienden cómo han cambiado los tiempos.

El presidente Morales, quien conduce el Gobierno del cambio, no tendría que molestarse si las tendencias predominantes le obligan a cambiar sus puntos de vista. Al fin y al cabo, lo único seguro es que todo cambia.

Ir al Indice

El Diario: Concordia y conciliación para superar la crisis

Muchos son los problemas que han sido superados en estos días luego de los conflictos sociales que han mantenido en situación casi de alerta al país. El Gobierno, como es lógico, estuvo susceptible por los acontecimientos que amenazaban extremos que felizmente no se produjeron porque el país está cansado de asonadas, golpes y cuartelazos que implicaron en el pasado cambios bruscos de Gobierno que sólo han acarreado más atraso y pobreza.

Hay muchos problemas que es preciso resolver; hay situaciones críticas en los campos económicos y sociales; las soluciones parciales encontradas en los últimos días con los trabajadores afiliados a la Central Obrera Boliviana hay que considerarlas circunstanciales y que de alguna manera deben ser perfeccionadas, habida cuenta que no son buenos los “parches” o remiendos a los problemas que, en cualquier caso, deben encararse con miras a su total solución.

El Gobierno, por los acontecimientos pasados, seguramente habrá llegado a la conclusión de que las derivaciones en los excesos, resultan siempre contraproducentes, especialmente para quienes conforman el poder legalmente constituido. Corresponde no olvidar que hay intereses subalternos mimetizados en las mismas organizaciones sociales que buscarían hechos radicales para actuar como vándalos y crear las condiciones necesarias que impliquen el reinado del caos.

La prudencia, la mesura, la serenidad y otros factores deben ser compañeros forzosos de quienes están investidos de poder; mucho más de los que ocupan altas situaciones y cuya autoridad no puede ser disminuida o anulada por la acción de cuadros inferiores que casi nunca ven las consecuencias de sus actos. Es necesario que el equipo que acompaña al Presidente actúe con la certeza de que no hay instrumento más valioso que la cordialidad serena y responsable, aquella que reconoce los derechos de los demás y que las posturas soberbias o plenas de complejos no son buenas compañeras ni ayudan a la solución de situaciones conflictivas.

Desde hace muchas décadas, hemos vivido las situaciones más controvertidas; hubo desafíos de toda índole que fue preciso superar; los problemas económicos han sido muchos y hubo que recurrir a remedios como el Decreto Supremo 21.060 del 29 de agosto de 1985 que, sin duda, sigue cumpliendo sus objetivos y aún permite que vivamos una economía de libre mercado. Hoy esa disposición es calificada como “contraria a los intereses nacionales” tan sólo por complejos y sentimientos derrotistas que creen que su anulación corregirá la crisis económica que padecemos. La verdad es que se hace necesario apoyar al DS 21.060 con medidas que lo fortalezcan, lo hagan más viable y la economía de libre mercado, donde los precios son regulados por la oferta y la demanda, pueda encontrar los cauces justos para el éxito.

La verdad es que, basados en las malas experiencias sufridas, es preciso entender que sólo la concordia, el libre raciocinio, el respeto entre partes y la cordialidad permitirán que gobernantes y gobernados encontremos los caminos que nos lleven a la solución de situaciones de crisis porque todos buscamos un desarrollo armónico y sostenido para el país.

Ir al Indice

El Mundo: Enojados.

Al recordarse el Día Internacional del Trabajo, el Gobierno decidió ejecutar alguna acción que pueda disminuir la tensión que se produjo con la Central Obrera Boliviana que demandaba la aprobación de un incremento salarial y la adopción de las medidas necesarias para derogar el famoso decreto 21060 que en su momento sirvió para detener la espiral inflacionaria.

Como lo ha manifestado en su momento y lo ha demostrado en varias oportunidades, en su afán de satisfacer el clamor popular, el Gobierno decide adoptar una medida que elimine una norma que permitió cierta estabilidad económica en los últimos 25 años.

Entre las normas que fueron afectadas por el decreto mencionado, se encontraban las leyes del Trabajo, de Bancos, de Minería, Forestal y otras que se relacionaban con el manejo económico del Estado y en especial con la burocracia que se había formado en la Corporación Minera de Bolivia y otras empresas controladas por este.

Si bien en su momento el decreto puso en situación crítica la estabilidad laboral, lo que era una de las principales preocupaciones de los trabajadores ya que muchos, en especial los mineros, se vieron obligados a buscar nuevas fuentes de ingresos y en buena parte optaron la del comercio informal, poblando las calles de las principales ciudades del país, mientras muchos otros logaron instalarse en tierras del oriente para dedicarse a la actividad agrícola.

Para los analistas, el nuevo decreto no hace otra cosa que mostrar un aparente apoyo a los trabajadores con un acto de buena voluntad, aunque la medida en si ha de dejar un beneficio muy limitado.

En la práctica, el 21060 había decidido el libre mercado, en base a la ley de la oferta y la demanda y ello permitió que en los primeros meses de este año se hubiera producido una explosión de precios, en lo relacionado con la canasta familiar; valdría la apena ver si ahora que se ha decidido la eliminación del decreto, las autoridades nacionales y municipales tienen la capacidad de establecer y controlar los precios de la canasta familiar.

Otro de los temas relacionados con el 21060 es el que estableció nuevas reglas de tipo impositivo y en los últimos meses se habló con insistencia de la posibilidad de que el Gobierno apruebe la creación de otros tributos, en especial en lo relacionado con los haberes de los trabajadores que habían dejado de aportar a las arcas fiscales en forma directa, ya que lo hacen con el pago de impuestos en los centros de abastecimiento.

Los fondos de pensiones fueron otras de las instituciones creadas por el famoso decreto y de esa manera se puso fin al sistema de jubilaciones en base a la solidaridad vigente hasta ese momento; al presente, el Gobierno ya ha instituido otro sistema todavía más duro ya que el trabajador no está en posibilidades de elegir quien administra esos recursos y nuevamente se puso borrón y cuenta nueva a los aportes estatales, lo que en buena cuenta hace que la medida ahora refrendada favorece al Estado en perjuicio de los trabajadores ya que su situación al terminar su actividad productiva ha quedado mucho más incierta, por la posibilidad de que los recursos procedentes de sus aportes no sean suficientes para el pago de rentas por todo el tiempo que sean necesarias; ese hecho se agrava por la inclusión de un elevado contingente de nuevos beneficiarios, debido a la disminución de la edad limite para acogerse a la medida y la incorporación de las personas mayores que no realizaron aportes.

Otro de los resultados del 21060 fue la ampliación de las reservas internacionales que como ya se ha manifestado, están en la mira del Gobierno para ser empleadas en una actividad productiva bajo control estatal que no ofrece ninguna garantía de capacidad administrativa y de honestidad, ya que la Ley Contra la Corrupción solo ha servido hasta hoy como un instrumento político, para perseguir a los opositores.

Habría que ver en qué medidas los trabajadores reunidos en la COB están en posibilidades de hacer beneficioso este su pedido satisfecho.

Ir al Indice

Opinión:

Ir al Indice

Clarín, Argentina: El gran momento de Obama

El mito duró mucho tiempo. Para un hombre como Osama bin Laden, tener una sobrevida de diez años después de ordenar los atentados que hicieron poner de rodillas a Estados Unidos, de ser el principal objetivo para lanzar dos guerras en Irak y Afganistán, otra global contra el terrorismo y cientos de miles de muertes, es un tiempo muy largo. Ayer el mito finalmente cayó muerto. La pregunta que rodea desde anoche todos los centros de inteligencia del mundo es por qué cayó ahora y no antes . Podría haber sido detectado cuando los comandos británicos lo tenían rodeado en las montañas de Tora Bora en diciembre del 2001, cuando le interceptaron algunos de sus comunicados, cuando cayeron sus lugartenientes, cuando arrestaron al cerebro del 11/S, Sheik Mohhammed, en Rawalpindi, o cuando los aviones no tripulados rastreaban cada palmo de la cordillera. Tal vez, la respuesta es porque ya había pasado demasiado tiempo. Y hasta el hombre más disciplinado, ascético y estoico como dicen que era Bin Laden puede relajarse. Diez años de escapes exitosos podrían haber hecho confiar a cualquiera. Hasta, incluso, abandonar su refugio más seguro de las cuevas en la alta montaña y acercarse a la ?civilización?, como lo era esta casa de Abbottabad, la ?ciudad de las escuelas?, en un valle donde sus seguidores habían sido derrotados por el ejército paquistaní hace ya casi dos años. Obama dijo anoche que había tenido la primera señal de que se estaba muy cerca de Bin Laden en agosto pasado. Y que hace una semana le informaron que lo tenían rodeado. Evidentemente, esta vez, los comandos de las fuerzas especiales no querían cometer el mismo error que ya habían cometido otras veces. Se tomaron un largo tiempo hasta estar muy seguros de que no se les iba a escapar. Era muy difícil que a Bin Laden lo pudieran capturar vivo. No se desprendía jamás de su Kalashnikov, su pistola y hasta una ametralladora corta tipo Uzi. Seguramente estaba rodeado de un grupo de sus mejores hombres, no muchos, pero tan bien o mejor entrenados que cualquier comando occidental. Este es un enorme triunfo para el presidente Barack Obama. Hizo el anuncio con una seguridad y un porte de ganador.

Fue el momento que siempre quiso tener George W. Bush y que nunca pudo conseguir . Anoche lo tuvo que ver por TV en su casa de Texas. Obama tiene un as para presentar en la campaña de reelección después de que no pudo cumplir con su promesa de cerrar Guantánamo y las guerras de Afganistán e Irak lo acompañarán aún por mucho tiempo. Claro que si bien Bin Laden ya pasó a la historia negra del terrorismo, su organización, Al Qaeda, permanecerá por mucho tiempo. Hay todavía hombres radicalizados dispuestos a inmolarse. Y ya hay un nombre que podría aparecer como el sucesor real de Bin Laden. Es el libio Abu Yahya al-Libi, uno de sus lugartenientes y el último jefe de operaciones. No podría extrañarle a nadie que Al Qaeda o sus grupos afiliados intente realizar ahora algún atentado para vengar la muerte del hombre que los condujo por casi dos décadas.

Ir al Indice