Bolivia, en el país de la maravillas


Álvaro Riveros Tejada

riveros_thumb Repentinamente, aparece junto a ella un conejo blanco vestido de carabinero que corre murmurando que llegará tarde, mirando su reloj de bolsillo. Bolivia se interesa por él y decide seguirlo e incluso entrar a su madriguera. Esta resulta ser un túnel más profundo que lo esperado por donde Bolivia cae durante casi seis años, recordando a su gato y cosas que aprendió tras 186 años de vida republicana y preguntándose si algún día llegará al suelo, o logrará salir de ese túnel.

Al finalizar su caída y sin haberse hecho daño aparente, Bolivia ingresa en un mundo de absurdos y paradojas que más parecían ser parajodas. El conejo desaparece y Bolivia encuentra una pequeña botella, con elixir de coca, que sólo dice “bébeme”, lo que ella hace atraída por la curiosidad y la codicia. La poción la encoge hasta hacerla medir milímetros de altura.



Esta historia viene a cuenta por las declaraciones de S.E. manifestando su temor de viajar a los EE.UU. en el avión presidencial por un posible complot para involucrarlo con el narcotráfico. “Ni siquiera este último año hemos ido a EE.UU. y se piensa que deben estar montando algo… seguramente cuando lleguemos allá pueden meter alguna cosa y detener el avión presidencial”.

De tales declaraciones se infiere que S.E. no tuvo tiempo de oír la información de su canciller, que indica que la firma del convenio con los EE.UU. depende sólo de una “palabra clave” que se ha negado a revelar. A cambio, el viceministro de Defensa Social y Substancias Controladas Felipe Cáceres, ha dicho que dicha palabra mágica es “Irán”, revelación que fue inmediatamente desmentida por el ministro de RR.EE., acentuando el misterio sobre el enigma.

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Consideramos indispensable coordinar y armonizar los anuncios oficiales sobre este delicado tema, especialmente con los que maneja S.E. antes de sus viajes al imperio del rey y la reina de corazones, donde suelen ordenar la decapitación hasta de humildes jardineros por atreverse a pintar un rosal, en especial ahora que el perverso conejo blanco, recluido en una cárcel de Miami, decida interferir la estadía presidencial mediante calumnias y afirmaciones que serían peor que una siembra de pruebas en su avión y decretarían probablemente la reclusión indefinida de Bolivia, en el país de las maravillas.