Robin Williams hoy cumple 60. Una vida con premios Oscar, droga y by pass.

En 1978, en la serie Mork y Mindy , el recién llegado Robin Williams, de 27 años, parecía sentirse a sus anchas encarnando a un delirante extraterrestre: Mork, del planeta Ork, que no sólo dormía cabeza abajo y saludaba separando los dedos de su mano de a dos como el Sr. Spock, sino que se emborrachaba con un vaso de leche. La serie se emitió hasta 1982 y fue la plataforma de lanzamiento para Williams, nativo de Chicago, estudiante fracasado de política, que hoy cumple 60 años.

Poco después, dirigido por Robert Altman, encarnó a Popeye, en un buen filme que no tuvo éxito. A continuación, protagonizó El mundo según Garp , de George Roy Hill. El público lo empezó a conocer. Entre 1987 y 1991, filmó sin pararyeligió bien: Buenos días, Vietnam , La sociedad de los poetas muertos , Pescador de ilusiones . Por las tres consiguió nominaciones al Oscar. Ya en los ‘90, sedujo con su doble rol en Papá por siempre , donde era un actor separado que se travestía para estar cerca de sus hijos. Por esta actuación logró el Globo de Oro. En 1997, ganó el Oscar a mejor actor de reparto por En busca del destino , e, inmediatamente, tuvo otro gran rol en Patch Adams , donde compuso a un médico que usaba métodos poco ortodoxos para mejorar a sus pacientes. Volvió a ser médico en Despertares , un relato dramático donde se lució junto a Robert De Niro.

Sus logros artísticos se vieron mezclados con problemas de salud, adicción a las drogas y al alcohol. Esos vaivenes afectaron su carrera: eligió mal algunos trabajos y en la primera década de este siglo, la suerte artística se unió a la personal y le fue esquiva. Robin no escondió sus problemas y trató de solucionarlos con distinta suerte.



No hace mucho, prometió que al cumplir 60 años iba a hacer algo así como sentar cabeza. Lo que no aclaró es que lo iba a hacer como Mork, es decir, colocándose cabeza abajo sobre la silla. Claro que cuando está frente a alguna cámara o micrófono olvida su promesa y da rienda suelta a su incontenible creatividad. Incluso refiriéndose a la cirugía cardíaca (by pass), que le realizaron hace algunos meses, afirmó que ahora entendía como se sentía el robot que había encarnado en El hombre bicentenario .

También dice con convicción que es “un muy tolerante, excepto cuando se trata de guardar rencor”. Algunos de los que trabajaron con él sospechan con razón que Robin Williams es tan extraterrestre como su primerpersonaje: Mork, del planeta Ork.

Fuente: www.clarin.com