Cuando las instituciones fundamentales del Estado son puestas al servicio de un partido político estamos ante un síntoma inequívoco de totalitarismo, cualquiera sea la época o el lugar donde se presente este fenómeno.
Según informa un cable de la agencia castrista de noticias, Prensa Latina, el presidente Evo Morales aseguró hoy que “las Fuerzas Armadas son garantes de la revolución democrática y cultural iniciada en enero de 2006”, reiterando su intención de alinear políticamente a los militares bolivianos.
El mandatario dijo que las Fuerzas Armadas son parte activa de las “políticas de liberación” que lleva a delante su gobierno y aseguró que “terminaron los tiempos en que las doctrinas de defensa venían del extranjero”.
Veamos: por una parte, se continúa la línea de discurso y acción que ya habíamos visto con anterioridad, cuando Morales habló de un “ejército socialista y antiimperialista”. Recordemos también que a las Fuerzas Armadas bolivianas ya se les ha impuesto el saludo guevarista de “Patria o Muerte”, tal como sucediera en Venezuela.
Por otro lado, se insiste en una supuesta política de defensa “nacionalista”, obviando que el nuevo modelo militar que se está aplicando no es endógeno sino proveniente de Caracas, La Habana y Teherán.
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Importada es tanto la política de cooptación económica hacia el estamento castrense, de clara factura chavista, como el proyecto de crear milicias paralelas, que tiene triple inspiración: los “batallones de la dignidad” del ex narco-dictador panameño Manuel Noriega, las “milicias bolivarianas” fundadas por Hugo Chávez y la Guardia Revolucionaria iraní comandada por el terrorista Ahmad Vahidi.
Al parecer, la reformulación de las Fuerzas Armadas buscaría convertirlas en instrumento de perpetuación y represión del régimen, propósito que ya choca con una fuerte corriente institucionalista en el seno de las mismas, poco dispuesta a abandonar la neutralidad político-ideológica que corresponde a los militares en un ordenamiento democrático y republicano.
¿Sucedió así el 31 de diciembre de 2010, como dicen los trascendidos, cuando altos mandos comunicaron su negativa a convertirse en brazo represor contra las protestas sociales?
Tampoco puede pasar desapercibida para las FFAA la amenaza estratégica que supone el narcotráfico para la soberanía nacional, en cuanto la acción de las bandas dedicadas a esa actividad ilícita vuelve porosas las fronteras bolivianas y tiende a la creación de “territorios liberados”, que desafían la presencia del Estado…