Bruno Maderni
En mi país, Steve, decimos Hasta la vuelta. Porque cada despedida es la posibilidad de un reencuentro.
No solo se murió el hijo, el padre y el amigo de alguien, se nos fue unos de los grandes iconos de la industria que lograba unir tecnología de punta y máxima usabilidad en los productos que ponía en el mercado.
Fuiste vos que a tu vuelta a Apple en el ’97, te deshiciste del beige y le pusiste color a las computadoras personales. Fuiste vos que (a pesar que la idea no era tuya originalmente) hiciste posible (y genial) llevar un montón de música (1000 mp3s) en el bolsillo. Por eso te saludamos.
Personalmente tengo que agradecerte un montón, ya que cuando me crucé por primera vez con un par de Apple IIe en el ’85 me enganché como un adicto.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Mis padres nos compraron (a mi hermano y a mi) un Sinclair Spectrum 128+ y me pagaron unos cursos de programación en un instituto. La idea era que no use la computadora solo para jugar, sino para aprender algo. Eso es lo que hacen los padres que vale la pena tener.
En ese instituto usé las Apple IIe, de diseño abierto, tal como “Woz” quería. En ese momento de la historia, eran una de las pocas computadoras personales que incluían el esquema interno; de esa manera que uno podía modificarlas y hacer tarjetas de expansión para ellas.
Fue en ese lugar que di mis primeros pasos en la informática: al principio aprendí programación en BASIC y luego DBASE-II y CP/M.
No te puedo decir las ganas con las que programaba, en papel, primero en el dialecto de BASIC de mi equipo, los hacía funcionar y luego los "traducía" al BASIC de Apple. Todo esto sin la ayuda de interfaces gráficos, ratones, ni flash drives. Solo podía usar una hoja de papel para mover código entre las dos plataformas.
Gracias por juntarte con Woz y sus ideas locas de diseño abierto y máxima compatibilidad. Esa decisión tiene un valor incalculable para la humanidad.
Yo tenía doce años, Steve y marcaste mi vida para siempre. En serio. Era increíble para un niño del tercer mundo (ok, de clase media), nacido en los primeros meses de una dictadura atroz, ser partícipe del futuro. En el mismo año que volvió a mi país la democracia y con ella un montón de gente (amigos y parientes) que no conocía, yo estaba aprendiendo que la computadora no se equivoca, yo cometí el error. La computadora no tenía un mal día, era yo.
Ante mis ojos, y al alcance de mis dedos, había todo un mundo disponible, cercado por la frontera de mi curiosidad.
Gracias a vos manejé el Williams-Honda de Nigel Mansell, volé un Cessna, me convertí en Buck Rogers e Indiana Jones y hundí mi primer submarino.
Programé en BASIC y Assembler. Luego en un PC me metí con: Pascal, C, C++, SQL, BASH, Python, Perl y escribí algo de Html y Java. Ahora manejo varias plataformas diferentes.
Gracias por construir las herramientas que me permitieron iniciarme en el mundo de la informática y que ahora, me permiten escribir esto en un equipo portátil, teniendo una muy buena idea de cómo se vería impreso.
Por otra parte, tengo que confesarte que nunca compré un producto de Apple.
Las razones han variado según transcurrió el tiempo. A lo largo de los años, algunas veces fueron razones financieras y otras veces fue la poca penetración de mercado que tenían los productos de Apple.
Desde que comencé a usar productos de Código Abierto, me gusta la libertad absoluta que me proveen. No me agrada que alguien me diga que es lo que puedo, o no, hacer con los objetos que compro. Me gusta el capitalismo y la libertad de usar las herramientas que quiera, pero no me agrada que me controlen.
Pero eso no significa que los productos en cuyo diseño participaste y promoviste, no fueron buenos ni revolucionarios. Todo lo contrario. No solo alcanzaste a tocarme a mi sino a industrias enteras cuya existencia descansa o descansaba en las creaciones de Apple.
Todos ellos han influenciado la tecnología y los medios de comunicación que hemos usado desde hace más de un cuarto de siglo.
Sin el Macintosh, probablemente tendríamos que haber esperado algunos años más para que las computadoras personales tuvieran tipografías tan bonitas y gráficos espectaculares.
Y todo empezó con un par de tipos en un garaje que a la vez que sabían adonde querían llegar, no se detuvieron cuando algunos monstruos de la industria les dijeron: no se puede.
Gracias por demostrar que hay que dejarse guiar por lo que a uno le gusta y no por lo que otros digan.
Gracias por el Macintosh y por el Ipod, por el Ipad y el Iphone. No los uso por las razones de más arriba, pero eso no les quita prestigio, la inmensa utilidad como herramientas de diversión y trabajo y el valor estético que tienen para muchísima gente en el mundo.
Gracias por demostrar que se puede fracasar, a veces de forma muy pública, para luego recuperarse y volver a tener éxito una y otra vez.
Hasta la vuelta.