Las lecciones de hoy

Julio Aliaga

aliaga_lairana Tres son las enseñanzas que nos dejan las elecciones judiciales de este domingo, junto a la contundente victoria del rechazo (abstención + votos nulos + votos blancos), que es un verdadero plebiscito popular a la gestión gubernamental de Evo Morales Ayma y sus seguidores:

1.- La ciudadanía ha reaccionado definitivamente y sin retorno, frente a los acontecimientos políticos y económicos, expresado su descontento. Seguramente los motivos son diversos y no se debe afirmar que se trata de una voz unívoca, sino al contrario, ninguno de los grupos, personas o líderes que hemos procurado este resultado, puede arrogarse la victoria del rechazo como si fuera propia.



2.- El gobierno deberá entender que se le está solicitando un cambio de actitud y de perspectivas en el manejo de los aparatos estatales bajo su responsabilidad. Ha llegado la hora de un alto en el camino, un balance profundo y de rectificar las equivocaciones, abriendo la escucha y atención a opiniones diferentes, con las cuales consensuar las decisiones que quedan por tomar y administrar los próximos tres años de gobierno del MAS.

3.- La oposición tiene que aprender que la unidad hace la fuerza. Que si los opositores (en un espacio político que va desde el liberalismo social hasta el socialismo democrático, incluido el ecologismo emergente y el indianismo democrático) al modelo neopopulista del etnonacionalismo autoritario, caminamos en una sola dirección, el MAS no volverá a ganar otras elecciones. Pero si la unidad no se logra construir y consolidar por sobre las aspiraciones y los proyectos personales de algunos dirigentes que creen que son irremplazables y únicos, volverá el MAS a aprovechar de la dispersión y el desacuerdo.

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Esta responsabilidad pesa sobre las personas que de manera lúcida, hemos demostrado un compromiso militante con la democracia. Ya no podemos permitirnos el lujo de la desunión. Es imprescindible un impulso de unidad que abarque todo el espacio democrático no populista, no étnico, no racista y no excluyente, para garantizarle a la población que su voto de descontento y rechazo ha sido escuchado y tomado en cuenta, como una consigna de lucha central e insoslayable.

Propongo construir una Mesa Ciudadana de Unidad Democrática, que trabaje desde abajo con las instituciones, grupos, movimientos y personalidades que, sin exclusiones, estén aptas y habilitadas para enfrentar este desafío; sobre todo los y las más jóvenes, que han demostrado las últimas semanas, que están dispuestos a una batalla democrática en nuevas condiciones y con reglas renovadas. Una Mesa de Unidad que provoque una reacción de la ciudadanía y la opinión pública, que estigmatice y haga imposible todo intento personalista de fragmentación de lo que el voto rechazo de hoy nos está mostrando y reclamando.