¿Trampa? Gobierno de Evo se desquita contra indígenas por la carretera; 4 males azotan al TIPNIS

Indígenas dicen que cocaleros y afines a Evo se desquitan por logros de marchistas del Tipnis con contraofensiva. Fernando Vargas afirmó que el Gobierno está dolido por la suspensión del tramo II de la carretera.

Cuatro males azotan al TIPNIS a pesar de la ley de protección: Narcotráfico, asentamientos ilegales y tráfico de madera y animales.



Página Siete / La Paz

Según indígenas, el Gobierno se desquita por la carretera

Originarios lamentan ofensiva del Ejecutivo y los cocaleros.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Los indígenas creen que la ofensiva de los cocaleros, la insistencia del Ejecutivo en el tema de la intangibilidad y las recientes “revelaciones” sobre actividades comerciales en el parque Isiboro Sécure son parte de una “venganza” del Gobierno por la suspensión de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos.

Además, el presidente de la Subcentral de pueblos originarios del TIPNIS, Fernando Vargas, manifestó que el oficialismo está “dolido” por haber tenido que retroceder en el proyecto de integración caminera y sus últimas actuaciones son parte de una actitud “revanchista”.

“Ellos están dolidos, quiero decirlo enfáticamente, porque la carretera no pase por el TIPNIS y no están cumpliendo con sus compromisos de distribuir tierras a los cocaleros. Creo que el Vicepresidente debería ser más claro y, de cara al pueblo, decir: ‘miren, nos han arruinado ese compromiso político y no vamos a poder distribuir tierras que estábamos comprometidos con los cocaleros’”, manifestó Vargas.

El dirigente salió así a responder a las acusaciones hechas por autoridades del Ejecutivo en los últimos días que dieron cuenta de que existen actividades industriales y explotación indiscriminada de recursos naturales en el Isiboro Sécure.

Vargas lamentó, además, la ofensiva de los productores de hoja de coca que demandan que el proyecto carretero suspendido se reanude y el bloqueo que indígenas del sector cochabambino del TIPNIS protagonizaron entre el viernes y ayer.

Por su parte, el portavoz del Consejo Nacional de Marqas y Ayllus del Qullasuyu, Bernardo Crispín, señaló que la insistencia del Ejecutivo de aplicar la cláusula de intangibilidad del parque a los indígenas del lugar es una “venganza” porque la restricción al uso de recursos naturales representaría quitarles sus medios de vida.

La opinión del dirigente de tierras altas es compartida por el director del Centro de Estudios Jurídicos y de Investigación Social (CEJIS), Leonardo Tamburini, quien anticipó que esta incorporación a la nueva ley de protección del TIPNIS generará una nueva espiral de conflictos.

El presidente Evo Morales, en la cumbre Iberoamericana de mandatarios en Asunción, se refirió al conflicto por el parque nacional y reiteró que la intangibilidad fue una propuesta de los parlamentarios indígenas.

La ofensiva gubernamental

Intangibilidad. El oficialismo insistió en incorporar el término de “intangibilidad” en la ley de protección del TIPNIS con el argumento de que fue un planteamiento de los parlamentarios indígenas.

Lectura. El Gobierno indicó que la intangibilidad del Isiboro Sécure debe aplicarse de forma universal, incluyendo a las comunidades originarias que habitan en el TIPNIS.

Presión. Además, los productores de hoja de coca, los indígenas del Conisur y los militantes del Movimiento Al Socialismo de Cochabamba demandan al Ejecutivo que reanude el proyecto carretero.

Cuatro males azotan al TIPNIS a pesar de la ley de protección

Narcotráfico, asentamientos ilegales y tráfico de madera y animales. Hay pistas clandestinas, laboratorios de cristalización de cocaína y contingentes armados. La venta del cuero de lagarto es un negocio millonario.

imageFoto: Fuerza antidroga descubre fabricas de droga en el Tipnis.

Pagina Siete / La Paz

“Cuando buscábamos un campito donde jugar teníamos que caminar esquivando pozas de maceración”, cuenta Alejandra Rodríguez (nombre falso), una mujer de 40 años que pasó su niñez en las comunidades del Isiboro Sécure.

El narcotráfico no es algo nuevo en el área protegida, al igual que la explotación ilegal de madera; los avasallamientos violentos para tomar tierras o la caza y venta de caimanes y otros animales en peligro de extinción. Cuatro son los males que sobreviven a las décadas en el TIPNIS y persisten a pesar de la flamante ley de protección al territorio indígena y parque nacional.

El Isiboro Sécure es mucho más que un área protegidal. Las realidades que persisten allí dan cuenta de que en el centro mismo de Bolivia existieron y existen áreas fuera de cualquier clase de control estatal, donde todavía viven hacendados y loteadores que organizan asaltos y se practica la cacería de animales con fines “deportivos” y comerciales.

El negocio de la venta de cuero de lagartos y caimanes, por ejemplo, deja saldos millonarios a empresarios legales e ilegales.

Las invasiones

La última sucedió hace tres meses. De la primera ya nadie se acuerda porque nadie lleva la cuenta y seguramente sucedió mucho antes de que el TIPNIS fuera nombrado territorio indígena (1990) e incluso debió preceder al Decreto 07401 que en 1965 creó el parque nacional.

Unas semanas antes de la partida de la marcha que impidió el paso de la carretera por el TIPNIS, sucedió la última invasión de los productores de hoja de coca. El corregidor de la comunidad San Miguelito, Eleuterio Semo, relató a Página Siete cómo es el acoso de los colonizadores y el violento enfrentamiento de 2009 que derivó en la muerte de un cocalero (ver cuadro).

“En mi comunidad no cesan los avasallamientos. Después de que los desalojamos hace dos años ahora otra vez tenemos 600 colonizadores en la TCO”.

San Miguelito está en las orillas del río Isiboro, provincia Moxos. El bosque que rodea a la comunidad es tupido y el acceso es difícil. Estas condiciones, sin embargo, en lugar de ser una protección para los originarios hacen más tentador el terreno para los loteadores y cocaleros que buscan “pasar inadvertidos”.

Los narcos

Para el corregidor de San Miguelito no hay dudas de que existe una conexión entre los asentamientos y la penetración del narcotráfico. Él, al igual que Alejandra Rodríguez, conoce de la existencia de pozas de maceración en el interior del TIPNIS.

“Por culpa de las colonias existe el narcotráfico. Están en el parque antes de que se instalen sindicatos cocaleros en la TCO, los narcos promovieron que se asienten más colonos”.

El Gobierno conoce de la presencia de laboratorios de droga en el Isiboro Sécure, aunque no vincula este fenómeno a los avasallamientos de los productores de hoja de coca.

El ministro de Gobierno, Wilfredo Chávez, expuso en la semana el hallazgo de una fábrica de cocaína. En el operativo falleció un miembro de Umopar, pues los narcos portaban armas.

La procesadora de pasta base cristalizaba 100 kilos de cocaína por día y fue encontrada en la localidad de Santa Rosa, en la región Sécure. Era operada por colombianos y bolivianos.

El campamento fue instalado hace tres años. Tenía 13 ambientes sólo para cristalizar la droga, de cinco dormitorios, una cocina, un depósito de alimentos y un taller técnico. Se hallaron turriles, combustible y armas.

Las colonias

Línea roja Una visita de Página Siete por las colonias instaladas detrás de la línea roja del TIPNIS permitió constatar que la principal actividad de los colonizadores es el cultivo de coca.

Invasiones A pesar de que ya existe una reglamentación que delimita los espacios para la presencia de colonias, permanentemente se dan casos de colonias que se instalan en otras áreas del parque Isiboro Sécure.

San Miguelito fue aislado por colonos cocaleros

image El caimán negro habita en el parque Isiboro Sécure.

Laureano Rodríguez murió por un flechazo el 26 de septiembre de 2009. Él junto a 700 colonizadores se asentaron a pocos kilómetros de la comunidad indígena. Irrumpieron con dinamita y motosierras, desmontaron varias hectáreas e instalaron un campamento con el fin de preparar el terreno para la siembra de hoja de coca.

Aquel episodio, que demandó la intervención de la Policía, significó la ruptura entre las comunidades indígenas y los cocaleros. Los segundos, de acuerdo con el relato del corregidor de San Miguelito, Eleuterio Semo, juraron vengarse por la muerte de Laureano Rodríguez.

“Ellos tenían armas de fuego y movilidades, nosotros salimos a defender la TCO con nuestras armas blancas. Los logramos desalojar pero volvieron”.

De acuerdo con la autoridad originaria, en la actualidad hay 600 cocaleros instalados en las orillas del río Isiboro. Los productores de hoja de coca habrían cortado el paso carretero a los indígenas, que no pueden salir del parque para comprar productos como jabones, refrescos, alimentos o incluso ropa.