Allá a lo lejos

RONALD MENDEZ ALPIRE

El Destierro



Sin grabadora, sin lápiz ni papel, portando un número de teléfono marché a los Estados Unidos, era de madrugada cuando nos encontramos con el amigo del alma, y le conté que lo estaba buscando a él y a los que calificamos como los exiliados, los refugiados o prófugos de la mano benévola de la justicia de Evo, allá me encontré con casi todos, conversé largo, me narraron sus historias que difieren casi siempre de la oficial, los encontré unidos sin condiciones, sin colores, sin banderas, sin partido, sin ricos ni pobres, sin viejos ni jóvenes, mujeres (al final a todos les arrancan el alma), sin lo único que tenían en común que es a la vez lo que todos tienen: el mismo peso que les aprieta el corazón, Bolivia.

El estar lejos de la patria o exilio es una versión moderna del más cruel de los castigos que nace en la Antigua Grecia: El Destierro, que era considerado peor que la muerte civil, era una sanción que provocaba, a efectos jurídicos, la muerte o inexistencia de la persona a la que se aplicaba, aunque estuviera viva. En la práctica, es el equivalente al exilio, ya que la ciudad dejaba de proteger a dicho condenado y esta persona carecía del derecho de proteger sus bienes, su familia. Supone la pérdida para un individuo, la pérdida de su condición de ser. Qué importa la privación de sus derechos, si la persona deja de ser considerada viva aun mucho antes de su muerte real. Los desterrados estaban excluidos de toda forma del derecho sucesorio.

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Con la muerte el cuerpo descansa en la tierra, la persona tiene derecho a que su viuda e hijos lloren sobre la tumba, que los amigos despidan sus despojos; en contraposición el destierro es la muerte en vida -más el repudio-, eso es lo que hoy se aplica en Bolivia con efectos multiplicadores, tu familia es discriminada, sin derecho a trabajo digno, es más, entre los amigos se disputan los bienes como si fuera carroña, sin reconocerle sus logros en vida, el gobierno, sus amigos y parientes se apropian de sus bienes con argumentos pueriles como que esos son producto de las conspiraciones imaginarias de algo con lo que no pueden relacionarlo. Donde el límite es la acusación, es el espejismo del tirano, los más propensos a tomar estas medidas fueron Nerón, Calígula, Xerjes.

Banzer

En la época del septenio, todos, directamente o por anexos, sufrimos el exilio. Recuerdo a madres que murieron lejos de sus hijos, jóvenes sindicados de leer marxismo por ser considerado caldo de cultivo para el comunismo internacional, recuerdo aquellas familias de canguros bolivianos que saltaban a la Argentina, a Chile y de allá a donde les den una oportunidad. Banzer “el demócrata” no fue suficiente para arrancar las páginas negras del sometimiento al destierro de tantos por nada.

Los destierros en las épocas de Evo

Sin tratar de justificar el exilio por causas políticas, el destierro por la mera conspiración de destruir la oposición, es una crueldad. No nos olvidemos que Evo llega a Palacio trayendo consigo la sedición, la insurrección financiada con recursos de Venezuela, derrocando a un gobierno que, malo o pésimo, era legítimo. Desde sus orígenes Evo carga con un morral de odio, revancha y crueldad que sacia una vez llega al poder, sus víctimas resultaron todos los demócratas que no avalaron su macabros bloqueos que paralizaron las actividades comerciales. Para ello preparó un coctel de venganza que varía desde el sainete juicio de responsabilidades, la persecución, el acoso permanente a sus “enemigos”, hasta los inventos mal digeridos del golpe cívico prefectural, el contratar a un mercenario internacional para crear condiciones de un magnicidio, asesinando a los únicos testigos que contrató, y acusando a una región de conspiración, de participar en un complot terrorista. Se abre el telón para atemorizar a la región en su integridad, nadie puede mantenerse alejado de ser parte de él, logra la primer fase: el miedo generalizado; sigue la persecución, el acoso, el chantaje, aquí se acomoda perfectamente el poema del alemán Martin Niemoeller (atribuido erróneamente a Bertolt Brecht), a los que no podía etiquetar de terroristas les decía corruptos, o de imbecilidades como de perseguir al empresario de aviación Humberto Roca con el argumento de que sus aviones son chatarra, obligándolo a marcharse, solo por defenderse exigiendo reglas claras.

La tierra

Es el maravilloso lugar donde naciste, donde te parieron, allá donde enterraste a tus abuelos y padres, donde en sus polvorientas calles corriste con tus amigos, donde aprendiste a manejar bicicleta, donde tu profesora te castigo por “chuñearte” o diste tu primer beso a la rubia de la esquina, a la compañerita de ojos claros, donde con el alma desgarrada fuiste al primer entierro de tu compañero con el que saltaste en tu primer carnaval. La tierra es testigo de verte de traje cuando saliste bachiller y formaste un ejército de amigos compañeros y hermanos del alma, donde tus platos preferidos te los preparaba “mamita” dándote a elección el majadito, el locro carretero, cuando llegó la época de la universidad al tener que salir del campanario lo primero que hacías era la carta al amor que te esperaba, vencías a carrera y tropezones el semestre y venías para el carnaval, el 24 y la navidad, los que nos quedábamos esperábamos al amigo para la cerveza y las anécdotas, eso solo se podía dar en la tierra que te parió, esa donde con añoranza recordabas a la maestra del kínder. La tierra es esa mezcla de polvo, de arboles, de lluvia y sobre todo de personas que te vieron crecer y uno los vio envejecer, tu peluquero, el doctor que con mirarte sabía qué tenías, el dentista que odiabas, y la madre que con brazos de pulpo te esperaba apretándote y uno evitando, puede que uno no vaya nunca a la tumba de sus padres pero a lo lejos se te aguarapan los ojos. Esa es la tierra bendita de la que canta Charly Suarez “No hay tierra como mi tierra”. Incluso uno sueña morir allá, como me ocurrió cuando en la nación del sueño americano sufrí una descompensación, quería mi tierra, con sabor a polvo.

Cuando te obligan a marcharte

Primer requisito: que el tirano te observe, la familia te presiona para no verte en las mazamorras inmundas llamadas cárceles donde te entierran vivo, luego la clandestina partida, puede ser Perú, ya no Brasil que es un peligro, lo seguro Norteamérica, el anhelo de los collas para encontrar el sueño americano, puedes llegar con dinero o con una mano atrás y otra adelante, el futuro es el mismo, las condiciones de un país del primer mundo son las mismas para todos, trabajo, normas e impuestos, donde vives con dignidad y el cuerpo y alma partidos, de donde no podrás marcharte hasta que el tirano te devuelva el país, donde nada sale igual que en la tierra, el queso no sirve para las empanadas , donde el masaco sale como macarrones, donde ninguna comida tiene el condimento que le ponía mamita, donde nadie te conoce y no te interesa conocerlos, donde el refugio para saber de la familia dispersado son el blackberry, el chat, el teléfono con la llamada escondida donde te carcome la desesperación… mierda que duele, donde un árbol de mango te llena de nostalgia. Donde por teléfono te enteraste de la muerte del amigo del alma, de aquel que no pudiste despedirte con abrazo, llorar a escondidas al saber que el tirano y sus huestes jalonean de tus bienes para terminar de hacerte polvo, donde a tus hijos -que por nostalgia llevan tu nombre- los obligas a dejar la tierra y el destierro se extiende, se multiplica, no se puede comprender cómo a los chicos les tiene que arrancar sus querencias y los que se quedan están privados de verlos crecer, que los eduques, o eches un par de chicotazos cuando el caso o la jocha lo demande.

Los exiliados

Humberto Roca, es un locuaz bonachón y solidario amigo, nunca trabajó para el estado, contestón por excelencia le gustan los autos y las mujeres, la técnica del manejo de las cartas -que él asegura no tratarse de magia sino de casualidad-, la lancha rápida con la que tortura a sus invitados, con una madre que envejece de dolor. Trabajaba de todo, empresario, constructor y soñador, hasta que el compañero del tirano se le ocurrió decir que sus aviones eran viejos, claro no tan nuevos ni tan caros como el presidencial, el loco que no se amedrentó ni con la muerte (dos infartos, un cáncer encapsulado) respondió que quería reglas claras, suficiente motivo para ser investigado por sus autos primero, segundo de dónde sacó su plata, como el tirano cree que la plata solo tiene como origen la droga o el estado, se pusieron a la tarea de perseguirlo, y como no tenia hijo le dieron a él y a hijitus, es el que más perdió, no plata sino amigos, amores y carcajadas.

No conocí en el país a Sánchez Berzaín o no lo recordaba hasta que habló de sus nostalgias allá en la llajta, cuando de 16 años salía bachiller, donde en las noches recorría del pasaje del diablo a 3 casas del General Lanza, a donde la Celia (la mamá del Capacho) a comerse el infaltable silpancho, recordar al hermano wuaripolero lasallista. Cuando no podía ejercer la abogacía por ser tan joven, de sus hijas, conocí al otro Sánchez, él me dijo: soy el real.

Otro extrañaba a Ñeca, sus majaditos en ollas de barro, donde llevaba a los amigos, frente al palacio de justicia, hoy de injusticia, uno de ellos me dijo mi mujer no pudo cerrarle los ojos a su padre, y cada noche mi tormento que impide dormir es el mismo,

!!!!No sé donde andan mis hijos, dicen que uno en España y el otro en el Argentina!!!!!!!!!!, una exiliada dejó al marido y se las bate sola con los hijos -¿qué cruceña carece del don de madraza?, no existe-, otros se esconde en el sueño americano, el trabajo silencioso de cumplir las normas, de ponerse el cinturón, de no atreverse a mirar una cerveza, de ver a su hijo cumplir 20 años sin sus amigos, el tirano les arrebató a los muchachos su historia, su cultura, sus abuelos, el tragar en silencio que el happy birthday se lo canten por teléfono, mierda, solo el que carga la cruz sabe lo que pesa. Lo contrario es más dolor e inseguridad, el tirano no duda en enviarte a las mazmorras similares a los cadalsos de la edad media donde convives con zombis y ratas, sin saber que comerán tu mujer e hijos mañana -Gueder me lo dijo-, o ver a la madre de Hugo Paz con el hijo enfermo, los dientes que se le caen y juegan con su internación, una vez vi en Paris a un tirano, centroamericano vendiendo dulces en el Bulevar, hoy vi a mi catedrático, luchador democrático, ex Presidente de la Cámara de Diputados, ministro, y consecuente amigo trabajar a las 5 de la madrugada, despachando mercadería, para volverse a carrera y llevar al colegio a los muchachos, pero con la dignidad de ser hombre de bien, Evo no es con el primer tirano con el que se enfrenta, García Meza se lo mandó a Estrosner, pero haga lo que haga el tirano jamás le llegará ni a la altura de la suela de su zapato.

Mi homenaje a todos los que salieron del país, para no seguir siendo chantajeados, víctimas de la esquizofrenia del tirano.