Dos cartas

Gamal Serhan Jaldin

GAMAL_thumb Durante casi 6 años, el gobierno se ha dedicado a echarle la culpa de todos sus males a los casi 180 años de vida republicana, intentando partir la historia boliviana en antes de Evo (a.e.) y después de Evo (d.e.) como si se tratara del Mesías.

Para muchos el Jacha Uru (en aymara significa el gran día) había llegado con la asunción de Evo Morales como Presidente de Bolivia. Entonces comenzó la historia de la liberación del Estado Colonial, discurso que compraron rápidamente los embajadores (y sus gobiernos) de los países colonizadores producto de su chaki moral. Los 500 años de dominación y discriminación de los indios -aunque el único que le decía indio era su jefe, el petropirata del caribe- habían concluido y se daba inicio a “un futuro sin sufrimiento ni miseria”.



Y entonces vino la construcción del Estado Plurinacional Aparente (prometo que le dedicare un artículo completo a este tema), con la whipala como instrumento facistoide de dominación e identificación, y la instrumentalización política de los pueblos indígenas. Más tarde veríamos indignados, que todo eso había sido simplemente un discurso cuando la VIII marcha indígena fue brutalmente reprimida.

Los nubarrones se ciernen sobre nuestro país, no solo por la grave crisis internacional, sino principalmente por un inadecuado manejo de la economía que hace que hoy importemos mucho más de lo que importábamos antes (incluidos alimentos), y exportemos mucho menos que lo que exportábamos antes (en volumen).

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El gasto corriente del gobierno en bienes y servicios trepó de 198 millones de bolivianos (28 millones de dólares) en 2006 a 3.544 millones de bolivianos (509 millones de dólares) según las previsiones para 2012, y de las 14 empresas estatales sólo tres permanecen en operación.

La cátedra en economía que nos iban a dar comienza a mostrar signos inequívocos de que se farrearon un lustro de bonanza económica, producto de los altos precios internacional de las materias primas y del incremento de los ingresos del erario nacional gracias a la Ley 3058 de Hidrocarburos que aprobó Hormando Vaca Diez (q.e.p.d), condenando nuevamente al país a la dependencia de los hidrocarburos como nuestro principal producto legal.

Cuenta la leyenda que en momento de traspasar el poder, Nikita Khrushchev a Leonid Brezhnev le entregó dos cartas y le dijo: cuando estés en problemas y no tengas salida abres la carta número 1. Cuando te encuentres otra vez en la misma situación abres la carta número 2. Año y medio después Brezhnev se encontraba con tantos problemas que se vio en la obligación de abrir la primera carta y esta decía: Échale toda la culpa a las administraciones anteriores incluyendo la mía (Firmado: Nikita Khrushchev), así lo hizo y salió bien librado de los problemas. Tiempo después volvió a encontrarse en una situación límite y abrió la segunda carta y en esta decía: Ahora escribe dos cartas.

Yo no sé si el Presidente Morales tiene que escribir las dos cartas, pero de lo que estoy absolutamente seguro es que ya uso la primera carta y la gente está comenzando a cansarse del ab(uso) del mismo discurso.

Parece que el Jacha Uru no ha llegado y el avatar chuto está desesperado de aplicar soluciones liberales para el manejo de la economía; como el “nivelar los precios de los hidrocarburos”, por lo que el día de escribir las dos cartas cada vez está más cerca.