La polarización efectiva

Edson Vélez Terrazas*

urna Hay un desafío mayor para la oposición emergente en Chuquisaca que vencer al candidato del Movimiento al Socialismo y es superar el actuar de una oposición regional residual, que en su afán de no perder el control de las instituciones capitalinas insiste, a título de ser “la oposición”, en fragmentar la porción de votación contraria al gobierno en la torta electoral.

Esta “oposición”, que hoy aglutina tras el discurso de la unidad a unas elites regionales en desbande, solían ser cuatro, cinco o hasta seis partidos y agrupaciones distintas, cada quién con su propio caudillo, que por dos décadas pugnaron entre sí por la gobernación, la universidad o la alcaldía de Sucre.



Pero cada quién tuvo a su turno las instituciones de Sucre y hay, desde los que abusaron de ellas a más no dar hasta los que no supieron qué hacer con ellas en las manos. Ora reeditándose en las concejalías gestión tras gestión, ora en relevos de institución en institución, estás “elites regionales” fueron “dueñas” de Sucre.

Su señorío oprobioso, fundado en las malas artes del sufragismo formal, les hizo creer en 2007 que podían usar a Sucre para sonsacar del gobierno del MAS los mismos dátiles que de anteriores gobiernos, y usando la sensible nostalgia sucrense por la Capitalidad empujaron a una ciudad a sangrar en las calles por sus mezquinos afanes.

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Se les fue de las manos. Sin competencias en guerra abierta y bajo una dirección política cruceña aun más sin horizontes que ellos mismos llevaron a Sucre a la derrota, tras la cual nada pudo salvarlos, ni la genuflexión ante Evo Morales, de la judicialización del gobierno y del descrédito ante su pueblo.

Intentaron todo para mantenerse a flote, incluso volver a “negociarle” al gobierno su mermada influencia en el electorado sucrense en las elecciones generales 2009 a cambio de que sus juicios se extinguieran o al menos se suspendieran. Fallaron y hoy no pueden sino amontonarse, como globos inflados que juntos no hacen tres onzas, para parecer actores “de peso” y escenificar el poco creíble acto de la “unificación regional”.

Son tan dispares y dicotómicos, que no podrían encontrar más razón para justificar este eclecticismo electorero que no sea su mutua dependencia parasitaria de la cementera Fancesa, pues si algo tienen en común estos “opositores” desplazados, si algo podría dar coherencia a su grosero juntamiento político, es que medraron todos por décadas de los recursos de Fancesa.

Ellos son el verdadero escollo de la nueva oposición, joven y de recambio, que asoma en la Capital y que hoy halló, en el más reciente grosero alarde de poder del autócrata cocalero la clara posibilidad de polarizar con el MAS en Sucre.

El vil ataque a su candidato, a cuya madre se destituyó de la dirección del Archivo Histórico Nacional, en medio de la indignación de Chuquisaca y la solidaridad del mundo académico, podría tirar la cadena del recambio político en Sucre y permitir el desecho de su oposición residual, sino fuera porque el disfrute de la cosa pública es un vicio difícil de quitar a estas “elites” desplazadas.

Los nuevos ricos de Fancesa no alcanzan el peso para disputarle al MAS la Alcaldía de Sucre, pero si para astillar el voto contrario al gobierno y pelearle los pedazos al Movimiento 25 de Mayo. Y ya que el acto circense de “todos por la unidad” fue opacado por la campaña de reivindicación nacional ante el atropello a la familia Poppe-Inch, ahora nos les queda sino perpetrar el consabido golpe de efecto de montar cifras que sustenten el absurdo de que el voto opositor en Sucre está dividido.

Es un hecho: lanzarán encuestas de último momento que encubran la polarización efectiva del voto sucrense y que sustenten el absurdo de que los parásitos políticos que engordaron con el cemento de Sucre todavía son dueños de la mayoría electoral. Sucre debe estar preparada.

*Sociólogo y Posgraduante de la FLACSO