La guerrilla disparó a menos de un metro y medio de distancia y con armas de alto poder contra los uniformados asesinados el pasado sábado. Se descartó el fuego cruzado. Tres de ellos tenían además impactos la cabeza. "En todos los casos los orificios de entrada fueron posteriores. Se descarta cualquier tipo de fuego cruzado en cuanto que todas las trayectorias son de atrás a adelante" apunta el estudio forense del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses. "En tres de los casos, los impactos de armas de fuego se dieron en el cráneo y en el tórax" y "los residuos de pólvora indican que los disparos se hicieron a una distancia menor a 1,5 metros", añadió el informe. "En todos los casos la causa de la muerte obedeció a lesiones causadas por paso de proyectiles de arma de fuego de alta velocidad", señaló Carlos Eduardo Valdés, director de Medicina Legal, quien además señaló que la hora de los decesos "es coincidente". El estudio científico señaló de los forenses concluyó que "en todos los casos, los tiempos de deceso son coincidentes".
El dictamen de Medicina Legal coincide con lo revelado por la Fiscalía en una audiencia contra la guerrillera del frente 63 de las Farc, Sandra Patricia Velásquez, alias ‘Rosalba’. Los cuatro rehenes, tres policías y un militar, llevaban más de diez años en cautiverio en poder de las FARC y murieron en una zona selvática de la localidad de Solano en el sureño departamento del Caquetá, durante una emboscada del Ejército.
Fuente: Caracol.
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