Las recientes derrotas del MAS

Paul Antonio Coca Suárez Arana

PAUL No hay mayor derrota para un Gobierno que tener que retroceder constantemente. No fue ésta la primera vez que la gestión actual debió revocar decisiones tomadas, ya que su implementación causó malestar en la población; dicho descontento popular significa, entre varios aspectos, que un país no puede ser administrado por discursos y en echarle la culpa a las pasadas gestiones “neoliberales”, sino que se debe cumplir las promesas electorales.

Primero, el MAS-IPSP cometió el error de prescindir de muchos de sus dirigentes, militantes y aliados creyendo que ellos no tendrían apoyo electoral ni capacidad de convocatoria alguna; el mejor ejemplo es el Movimiento Sin Miedo, que no solamente es el principal partido que hoy le hace oposición, sino que demostró que podía hacerse de espacios electorales, como las alcaldías de La Paz, Oruro y varias del área rural de Cochabamba, entre las principales. Una cosa es entrar en debate ideológico y de propuestas, pero los ataques constantes hacia el MSM, y en especial a su líder, Juan Del Granado, poseen un efecto boomerang que beneficia al atacado, no a quien ataca.



Segundo, el “gasolinazo” de 2010 fue una medida que tuvo que ser revocada a los días de ser establecida, mostrando inseguridad en el Gobierno, que no pudo mantenerla vigente ni convencer a la ciudadanía del porqué de su implementación, aunque sus efectos quedaron marcados en la economía del pueblo. El hecho de poseer apoyo en las urnas no significa que el mismo se mantenga con medidas desacertadas. El “gasolinazo” tuvo un complemento llamado “azucarazo”, pues se obligó a los ciudadanos a efectuar terribles colas para poder adquirir los productos de necesidad básica, que no eran encontrados con facilidad, irritando mucho más a los ciudadanos.

Tercero, la represión en contra de los indígenas de tierras bajas defensores del TIPNIS, en la que no solamente el Gobierno se ve perjudicado, sino que ingresa en debate la viabilidad del Estado Plurinacional, puesto que es lógico que no se puede construir lo plurinacional sin la participación de las naciones que lo conforman. Cuando la marcha indígena llega a La Paz, se completa esta derrota política para el Gobierno, ya que éste se ve obligado nuevamente a ceder en su postura de construir una carretera que divida el corazón del TIPNIS. Evo Morales torció su brazo ante las masivas protestas ciudadanas.

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Cuarto, la política internacional del actual Gobierno es cuestionable desde cualquier punto de vista porque los desaciertos se impusieron constantemente. Un ejemplo fue que Evo Morales, partidario de la autodeterminación de los pueblos y de la democracia, apoyó hasta el final al dictador libio Muamar al Gadafi, quien estuvo 42 años en el poder y, por fin, Libia tendrá en 2012 elecciones libres.

Recientemente, las elecciones judiciales del 16 de octubre significaron rechazo popular hacia la forma en que el MAS administra el país y cómo utiliza los dos tercios que posee en el Órgano Legislativo. Los votos válidos fueron minoría frente a los votos blancos, nulos y al ausentismo. La ciudadanía cuestionó la forma cómo se llevó a cabo esta elección tan importante para un Estado.

Hay frases que señalan que el poder podrá ser absoluto, pero no eterno, puesto que su ejercicio desgasta, más aun si se cometen errores que afectan los intereses de la ciudadanía. El Gobierno debería tener una lectura correcta del descontento existente en las calles y realizar medidas para volver a la paz social, tomando en cuenta que la soberbia jamás será una buena aliada.

La Prensa – La Paz