Una infeliz mamada

Álvaro Riveros Tejada

riveros_thumb En medio de ese afán pertinaz y casi enfermizo que el gobierno ha adoptado, para dar marcha atrás a la Ley corta aprobada por la Asamblea Legislativa, declarando al TIPNIS zona intangible y protegida contra cualquier intento predatorio, surgen como hongos los esbirros y chupamedias que apoyan dicho intento, como es el caso del alcalde de Villa Tunari, Feliciano Mamani, que llamó este viernes a militarizar el parque, dizque para detener el saqueo de recursos naturales y conservar la naturaleza.

Sabemos que dicha estólida como infeliz sugerencia emerge del arbitrio de los cocaleros, agroquímicos o interculturales, como se quiera llamarlos, que “si o si” han decidido construir dicha carretera que atraviese el corazón del territorio indígena y parque nacional, aunque la nación entera se oponga o los congresistas brasileros ya se hayan adelantado en bautizarla: como la “Rodovia da cocaína”.



Lo que Don Feliciano Mamani ignora sobre esta “infeliciana mamada” es que una de las principales funciones de las FF.AA. es la defensa de la constitución y las leyes y el obligarlas a romper ese mandato, significa colocarlas al margen de la Ley, al borde de la insubordinación, o lo peor, ad portas de un golpe de estado puro y simple, que dé al trasto con los infractores.

Creer que las FF.AA. estén siempre dispuestas y/o obligadas a sostener un régimen transgresor de la CPE en mérito a las prebendas que circunstancialmente estén percibiendo sus mandos es caer en un grave error, ya que la dinámica de rotación de éstos suele entronizar de vez en cuando en la cúspide de la institución, a un oficial mesiánico que considera ser el predestinado para salvar la patria o simplemente, su formación lo hace impermeable a las coimas de poca monta. Entonces es cuando cobra una exacta certidumbre aquel proverbio chino que reza: “Aquel que pretenda galopar sobre el lomo de un tigre, acabará irremediablemente en su barriga”.

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La epopeya de los marchistas del TIPNIS significó una derrota moral y judicial al Gobierno del MAS. La venganza por semejante afrenta no se ha dejado esperar y por esa razón se insiste en la construcción de la carretera. S.E. en San Ignacio de Moxos exhortó a los indígenas para que exijan a sus representantes en el Parlamento la conclusión de dicha obra, reabriendo de esta manera el debate y las heridas que dejó ese agravio. Empero, con el apoteósico ingreso de los marchistas a La Paz se ha planteado una división en el país, entre aquellos agroquímicos que apoyan la apertura del camino y manejan el concepto de la intangibilidad a su libre albedrio y conveniencia, y los que se oponen a reabrir ese conflicto y forman la mayoría de los bolivianos.

Por el momento, abrir un puesto militar en el parque so pretexto de controlar dicha reserva natural, sería exponer insulsamente a nuestros efectivos, toda vez que se ha evidenciado la presencia de bandas de narcotraficantes que ya dieron muerte a un joven oficial de la institución policial. Como sabemos que la justificación del alcalde Feliciano no va por la protección a nuestros soldados, sino a la de los otros, consideramos la sugerencia como una Infeliz mamada.