Bolivia aún no decidió si La Haya será el espacio para su demanda

Vicecanciller dice que la demanda no es una “agresión” a Chile. Juan Carlos Alurralde respondió a las declaraciones del canciller chileno y sostuvo que Bolivia ya se atuvo a las consecuencias durante más de 130 años.

imageVicecanciller Juan Carlos Alurralde. Archivo Página Siete

Página Siete / La Paz – 19/12/2011



Bolivia aún no definió si La Haya será el escenario en el que planteará su demanda contra Chile sobre un acceso soberano al mar, informó ayer el vicecanciller Juan Carlos Alurralde.

“Bolivia todavía no ha definido si va a ser La Haya exactamente el espacio donde va a definir su demanda, puede ser La Haya o puede ser otro tribunal”, afirmó Alurralde y aclaró que el presidente Evo Morales acudirá en febrero a esa instancia con la finalidad de recabar información.

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La pasada semana, el anuncio de Morales de viajar a La Haya motivó que el canciller Alfredo Moreno diga que de elegir ese camino, Bolivia “sufrirá las consecuencias”.

Alurralde explicó ayer que en realidad “hubo una mala lectura del mensaje” de Morales, debido a que el Mandatario viajará a La Haya “para asistir a una serie de eventos” relacionados con la “restitución y reconstitución del tribunal, de los jueces que hay en La Haya”.

No obstante, dijo que esa visita “obviamente” abre la posibilidad de indagar temas “metodológicos, procedimentales, en lo que corresponde a posibles demandas que se pudieran introducir en este espacio”. Además que el Mandatario puede tener una serie de entrevistas que pueden ser fructíferas “para definir la última fase” de la política exterior boliviana sobre este tema.

Explicó que en ese lugar existen “dos mecanismos internacionales”, que son la Corte Internacional de Justicia y Tribunal Permanente de Arbitraje Internacional.

Respuesta a Chile

En respuesta a las declaraciones del canciller Moreno, Alurralde aseguró que “Bolivia ya se ha ido ateniendo a las consecuencias durante más de 130 años”, ya que sostuvo que en “peor escenario no podemos estar”. Argumentó que Bolivia no cuenta con acceso al océano Pacífico y que el libre tránsito y demás mecanismos compensatorios que establece el Tratado de 1904 no se cumplen a cabalidad.

Aseguró que el diálogo para escuchar propuestas “concretas, factibles y útiles” sigue abierto con Chile, pero Bolivia empieza a “incursionar y desarrollar mecanismos legales” para zanjar su demanda. Subrayó que recurrir a cualquier espacio de derecho internacional no significa una agresión, aunque dijo que es “curioso y paradójico escuchar que una respuesta a una futura demanda legal sea dada con un tono armamentista, no corresponde”.

Fernando Salazar: “Se debe hacer”

Hoy, mas que nunca, son necesarias las reflexiones que hizo el Presidente Morales, poco tiempo después de su elección. “Del tema de mar no se habla, se hace”.

Nos encontramos, por decir lo menos, confundidos por declaraciones, muchas veces contradictorias, al respecto. Se dice que aun no se ha definido el tribunal. Meses atrás, se dio a entender –muy directamente– que ello ya estaba determinado. La política exterior, especialmente si tiene implicaciones judiciales, debe ser manejada con sindéresis, es decir con sensatez y discreción.

Visitar un tribunal que podría considerar una demanda, podría ser considerado no solo por los juzgadores, sino por la parte contraria, como un intento de influenciar previamente la causa que será examinada. Aun tratándose de una visita protocolar, se debe ejercer especial cautela. Sería aconsejable no arriesgar el otorgar a la parte contraria argumentos que podría utilizarlos en el juicio.

Aun mas grave es dar señales contradictorias sobre la instancia a acudirse que pueden percibirse como muestras de inseguridad que, seguramente, serán aprovechadas por la parte contraria.

Se está hablando demasiado del tema del mar. Lo importante es la parte sustantiva. Cualquiera que sea el tribunal al que se acuda, deberemos exhibir argumentos jurídicos enmarcados en el derecho internacional vigente. Lo demás, lamentablemente, no será tomado en cuenta.

“En política no hay nada imposible”

Catedrático de relaciones internacionales. Director de Asuntos Culturales e Información del Ministerio de Relaciones Exteriores. Fue diplomático en Israel y ante la ONU. Premio Rey de España de Periodismo. Premio América del Ateneo de Madrid.

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JOSÉ RODRÍGUEZ ELIZONDO. / Abogado, periodista

La Prensa – 19/12/2011

¿Cómo percibió Chile el discurso presidencial del 23 de marzo de 2011?

En ese momento se malogró todo lo avanzado, inclusive para aquellos chilenos que decían que Bolivia debería tener salida soberana al mar. Chile quedó con la impresión de que lo que dijo Morales era demasiado. El comportamiento político no pareció plausible para una conversación conforme a la que se estaba llevando adelante. Y cuando explicitó el presidente Morales que “Bolivia quería conversar y demandar al mismo tiempo”, eso fue como una ducha de agua fría. Nuestro cuerpo diplomático decía: “Pero de qué estamos hablando, o conversamos o somos demandados”.

¿Usted creé que se puede reconstruir la confianza para reanudar nuestras relaciones diplomáticas?

En política no hay nada imposible. Todo se negocia, la política es una transacción constante. Sin embargo, yo creo que Bolivia no negocia con Chile. Bolivia parte de la lógica premio-castigo con respecto a las relaciones diplomáticas. Como analista y realista, sé que no es ni el amor ni el odio lo que rige las relaciones internacionales. Lo que se debe restablecer es una genuina relación diplomática. Es ahí donde se construye la confianza.

¿Cómo considera usted que Bolivia debería reconducir su proceso de aspiración marítima?

Yo simpatizaba con la aspiración marítima de Bolivia, muy consciente de que para que la simpatía sea eficiente, se tenía que reconocer la realidad. Sin esto, no servía de mucho la simpatía. El expresidente Paz Zamora decía: “Nosotros sentimos que el mar es nuestro”. Bueno, ése es precisamente el problema. Lo que es evidente para unos en su casa, no es evidente para todos fuera de la casa, ése es el gran secreto de la política internacional: no basta con que un país crea tener algo propio si eso no es suficiente para imponerlo fuera de otro país. Eso consiste la quinta esencia de las relaciones internacionales. Yo le pregunto: ¿Qué hemos ganado los bolivianos y los chilenos con negociar durante muchos años una salida soberana por Arica? A sabiendas de que para la doctrina nacional peruana el puerto de Arica es algo muy importante. Hemos querido cerrar la vista a eso. Desde ahí es de donde viene mi tesis del trilateralismo diferenciado; primero, que se pongan de acuerdo aquellos países que tienen el control del litoral (Chile y Perú). Segundo, que esos países decidan si la simpatía que tiene la causa de Bolivia en el mundo tiene el suficiente peso político para modificar la realidad vigente. Tercero, y si lo tiene, una política común de Chile y Perú hacia Bolivia, que sea funcional a su realidad. Porque ahí está el tema de que esa salida pueda o no ser soberana.

¿El punto de partida, entonces, debe ser que los países que controlan el Litoral deben ponerse de acuerdo para iniciar un diálogo trilateral?

Una realidad actual y una realidad antigua, como es la del Tratado de 1904, es la que los obliga a los tres Estados a negociar.

¿Considera usted que el tema marítimo se encuentra en la agenda política chilena?

Yo fundamento mi convicción que Bolivia llegó al mejor momento de su historia en la postguerra del Pacífico con respecto a este tema. Había impuesto una agenda de más de 20 puntos al Perú y tenía una agenda de 13 puntos con Chile, donde se incluía la salida al mar. Sin embargo, la judicialización del tema marítimo trunca una agenda para la negociación.

¿Descarta usted la posibilidad de un canje territorial?

No, todo lo contrario, parto de la base de que en una negociación real, Chile tiene que ceder un trozo de su territorio. Sin embargo, los presidentes que hemos tenido no han estado seguros de entregar (al próximo Presidente) un país más chico. La obligación de ellos es mantener la integridad territorial del país. Esa lógica del intercambio territorial viene desde la época de Pinochet. Él, como todo político, era presa de las presiones internas. Yo no entiendo que si Bolivia esperaba que nosotros negociáramos la propuesta del Perú, es muy compleja esa parte de la historia.

“Yo simpatizaba con la aspiración marítima de Bolivia, muy consciente de que para que la simpatía sea eficiente,

se tenía que conocer la realidad”.

“Parto de la base de que en una negociación real, Chile tiene que ceder un trozo de su territorio”.