Tanto la Central Obrera Boliviana (COB) como la Central Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB) y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyo (CONAMAQ) descartaron de plano toda posibilidad de participar en la denominada “Cumbre Social” que prepara el gobierno de Evo Morales.
De manera que ni obreros ni indígenas serán parte de este encuentro, que al parecer quedará reducido a la presencia de los cocaleros y sus organizaciones-títeres (CSUTCB, Federación “Bartolina Sisa”), con el agregado de una facción oportunista de la dirigencia empresarial que ha anunciado su participación, no se sabe bien si bajo presión o a la busca de nuevos contratos con el Estado.
Al mismo tiempo, el gobernador cruceño Rubén Costas aún “analiza” si participar o no…
Paradójicamente, en una cumbre donde los cocaleros y sus organizaciones afines tendrán una presencia dominante, la problemática de la coca estará ausente o muy minimizada.
El narcotráfico apenas será un sub-tema de la agenda, dentro del ítem más amplio de seguridad ciudadana. Nueva confirmación de que el combate a esa actividad no es parte de las prioridades gubernamentales.
Es decir, que los cultivadores de coca-para-cocaína y sus brazos sindicales opinarán sobre cómo debe manejarse la prensa, el precio interno de los combustibles y la carretera por el TIPNIS, pero el margen para que otros actores discutan la política antidroga será prácticamente nulo.
Si algún elemento faltaba para corroborar que se gobierna en función del interés cocalero y no de los intereses nacionales, la agenda de la “Cumbre” no deja lugar a dudas.
Habría sido interesante -en un evento realmente plural y democrático- debatir la estatización de la producción de coca como mecanismo de seguridad para reducir su desvío, o la reversión de las tierras dedicadas a cultivos ilícitos para su empleo en funciones sociales…