Andrés Oppenheimer
La reciente propuesta del presidente Obama de crear lo que podría ser el bloque comercial más grande del mundo con los países situados en la cuenca del Pacífico plantea una interesante pregunta en esta parte del mundo: si veremos una división de facto de América latina, entre un bloque del Pacífico y un bloque del Atlántico.
Es posible que eso ya esté ocurriendo. La proclamación de Obama de que "Estados Unidos es un país del Pacífico" y su anuncio de que Washington procurará ampliar significativamente el Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico, conocido como TPP, ha conmovido las negociaciones comerciales internacionales. Los economistas coinciden en que se trata de las negociaciones comerciales más importantes que tienen lugar en el mundo.
Según el plan, el TPP, que actualmente tiene nueve países miembros, entre ellos Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Vietnam, Chile y Perú, se ampliaría para incluir a Japón -tercera economía del mundo-, México, Canadá y, quizá, Corea del Sur. El nuevo bloque comercial Asia-Pacífico eliminaría los impuestos aduaneros y establecería estándares comunes para las inversiones y para las regulaciones laborales y ambientales. Estados Unidos quiere, además de facilitar el comercio con países asiáticos, crear un contrapeso al creciente poderío económico de China, y México quiere hacer lo mismo con el creciente poder de Brasil.
En América latina, cuatro países de la cuenca del Pacífico -México, Colombia, Perú y Chile- ya han acordado iniciar su propio grupo subregional, con el propósito de aprovechar las nuevas oportunidades comerciales de la región Asia-Pacífico. En una cumbre del 5 del actual en Mérida, México, los cuatro países -más Panamá, que participó en calidad de observador- acordaron lanzar su bloque comercial, conocido como la Alianza del Pacífico, el 4 de junio de 2012, en Chile.
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Los cuatro países de la Alianza ya se comprometieron a consolidar sus cuatro bolsas de valores en un Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) y firmar un cronograma gradual para la total eliminación de las tarifas aduaneras de bienes y servicios en 2020 o 2025.
El secretario de Economía de México, Bruno Ferrari, me dijo en una entrevista telefónica que estamos "entrando en una era de bloques comerciales" que reemplazará a la época en la que los países procuraban firmar acuerdos bilaterales de libre comercio. Ahora los países se unen para crear cadenas de suministros que produzcan bienes de forma más eficiente o corren el riesgo de no poder competir, expresó. "Cuando México firmó su primer acuerdo de libre comercio, hace unas décadas, había 40 acuerdos de libre comercio en todo el mundo. Hoy hay 290 -dijo-. Eso significa que se están erosionando los tratados de libre comercio, porque ya hay muchos países que los tienen."
Y Ferrari añadió: "Sin ninguna duda, el TPP es el tratado comercial más importante que se está forjando en el mundo".
En otra entrevista, el ministro de Comercio de Colombia, Sergio Díaz-Granados, me dijo que uno de los objetivos centrales de la Alianza del Pacífico, además de ampliar el comercio intrarregional, "será aumentar la participación de América latina en la cuenca Asia-Pacífico, que va a ser la zona más dinámica en los próximos veinte años". La Alianza estará abierta a todos los países latinoamericanos, agregó.
Mi opinión: idealmente, los países latinoamericanos deberían procurar la creación de un bloque comercial que abarque a toda América latina. Según un estudio reciente del Banco Interamericano de Desarrollo, el comercio intrarregional de América latina constituye apenas un 20% del comercio total de la región, comparado con el 46% de Asia y el 67 de Europa.
Pero, tristemente, en la cumbre del 3 del actual celebrada en Caracas, Venezuela, que creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), sobraron los discursos poéticos sobre la unidad regional, pero no se aprobó ninguna medida concreta para acelerar la integración económica. De hecho, los ministros de Economía ni participaron de esa cumbre.
Es probable que en 2012 veamos una consolidación del bloque Chile-Perú-Colombia-México, con la posible adición futura de países centroamericanos.
Por otra parte, Brasil, la Argentina, Uruguay y Venezuela, que en los últimos años se han beneficiado con los precios récord de exportación que alcanzaron las materias primas, probablemente sigan exportando materias primas a China y la India y, en el caso de Venezuela, a Estados Unidos sin mayor apuro por integrarse a bloques comerciales más grandes.
Ojalá me equivoque, pero a pesar de todos los grandes discursos sobre la integración latinoamericana que escuchamos en las últimas semanas, todo parece indicar que a corto plazo tendremos una América latina del Pacífico y otra América latina del Atlántico.
La Nación – Buenos Aires