La Cumbre

Cayo Salinas

CAYO El Gobierno está apostando a la Cumbre y al carácter vinculante que tratará de darle para implementar varias medidas de orden político y económico. El fuerte revés que significó el caso TIPNIS, la derrota judicial en las urnas, considerando que los abanderados de aquella justa fueron ellos, y el retroceso de la medida que impuso el incremento en el precio de los hidrocarburos sirvieron para que se haya diseñado un escenario de donde buscarán que fluyan recomendaciones que luego podrán ser plasmadas en decretos o leyes.

Para eso servirá la Cumbre y ésa es la razón de su convocatoria. Espacios de discusión en los que alcaldes y gobernadores —la mayoría del MAS— y delegados de los movimientos sociales afines al Gobierno discutan empleo, autonomía, seguridad alimentaria, infraestructura vial (¿el TIPNIS?) etcétera, asumiendo una representatividad a título y en nombre de todos los bolivianos que seguramente muchos cuestionarán.



En todo caso, ¡mucha movida! La Cumbre, cuyo pivote será la Conalcam, bien podría emitir en sus conclusiones una resolución en la que se establezca la necesidad de incrementar el precio de los hidrocarburos, o la imperiosa obligación de regular a los medios de comunicación. Aconteció en la Asamblea Constituyente, recuérdelo.

Aquélla sirvió para que el Gobierno alcance varios objetivos, y si bien en términos constitucionales ése era el único instrumento capaz de dotarnos de un nuevo texto constitucional, no podemos pasar por alto que la forma como fue conducida, la manera en que se aprobó éste y la complicidad de la oposición de entonces contribuyeron para que el Gobierno haya logrado aprobar, por ejemplo, la modalidad de elección de autoridades del Órgano Judicial o que se deje abierta la ventana para una reelección de Evo. Lo que no pudo lograrse entonces fue doblegar a los medios de comunicación. A éstos se los tilda hoy de ser contrarios al modelo de cambio, por eso es que la Cumbre debatirá su rol y, lo que es peor, la libertad de expresión.

Lo dijo Evo: “El trabajo de los medios de comunicación será sometido a un debate, ante las tergiversaciones o mentiras que se difunden”. Ya se oía, en todo caso, que la verdadera oposición estaba en los medios. Por tanto, la Cumbre tiene un propósito político, esto es, oxígeno para 2012, ante la pérdida de credibilidad y baja de la popularidad de Evo, lo que obliga gestar espacios de participación en los que se debata lo que se ha instruido debatir, y se defina lo que ya ahora se ha definido aprobar. Termino aquí. La mano del estratega es notable. Los gobiernos pasados generaron ejercicios parecidos pero sin fuerza social. Ahora, el dilema será para la clase media y sus niveles de representación si acaso son invitados al festín. Sobre los medios: todo esfuerzo que se haga de aquí en adelante para protegerlos, y con ellos a la libertad de expresión, será insuficiente. En los hechos, el país se apresta a vivir una nueva batalla, la de la libertad de información.

La Prensa – La Paz