“Soy revolucionario de la vida y la muerte”


Zenón Barrientos. En 1952 le dieron por muerto en Oruro. Formó parte del Comité Revolucionario regional del MNR junto a Hernán Siles.

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LEGENDARIO. Zenón Barrientos Mamani fue un líder campesino que luchó por la justicia social en el país.

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Con 90 años, Zenón Barrientos Mamani, oriundo del municipio orureño Salinas, aún conserva la frescura de sus recuerdos. Fue diputado y ministro de Asuntos Campesinos durante el Gobierno de Hernán Siles Zuazo; hoy por hoy, habita desde hace cuatro meses en el Hogar María Esther Quevedo.

Barrientos tiene nueve hijos, uno de los cuales falleció cuando participaba en la guerrilla de Ernesto Che Guevara en el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Don Zenón cuenta que los últimos años de su vida son primaverales, porque goza de una buena salud y se siente “mejor que nunca”, pero debido a su agitada vida sindical tiene varias actividades que ocupan su mente y tiempo. “Soy un revolucionario de la vida y de la muerte, porque regresé de ella”, dice.

Cuenta que no puede estar un día sin leer un periódico o escuchar noticias por la radio. La administradora del Hogar, Betzi Luna, cuenta que don Zenón es un hombre muy activo, “siempre está al tanto de las noticias, es muy preparado”.

UN DÍA COMÚN. Suena la campana, es hora del refrigerio matinal, “tengo que comer”, dice, se levanta y toma una gelatina con panetón. Sus compañeras del albergue sonríen al verlo, él levanta la cabeza y devuelve la sonrisa. Después de terminar su postre, regresa y dice: “Me han matado, estoy muerto”, ¿cómo es eso?, “hubo un tiempo en que me exiliaron y viajé a Suiza, porque derribé solo a cinco regimientos, el 9 de abril de 1952”.

Ese día se anunciaba un golpe de Estado contra la oligarquía, “soy del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR)”, en ese entonces, partido del pueblo y cabecilla del levantamiento.

Tras su paso por Suiza, don Zenón retornó a la Argentina para estar más cerca de su familia.

En Jujuy se encontró con un compañero de batalla, quien al verlo, sorprendido le dijo: “Estás vivo, pero si te enterramos en Oruro”. Al escuchar esto, don Zenón le abrazó y le dijo: “Heme aquí de carne y hueso”, recuerda.

Después de hacer negociaciones con algunos políticos de ese entonces, pudo regresar al país y verificar de manera personal la existencia de su lápida en un panteón orureño. “A veces me llevo velitas a mi tumba, claro que no estoy muerto, pero siempre me he preguntado: ¿Quién será el pobre al que enterraron?”.

A pesar de sus años, aún participa en las reuniones y decisiones de su población. “La anterior semana viajé a mi comunidad, claro que con el permiso de la Directora”. Sonríe y mira a sus compañeros. ¿Quién puede pensar que un exministro de Asuntos Campesinos y diputado acabe en un hogar para personas de la tercera edad?, se pregunta Luna.

La realidad de don Zenón es igual a la de otros integrantes del sitio: abandono familiar. Sus hijos no viven en La Paz, radican en Cuba, Santa Cruz, Cochabamba y Brasil. “Con uno que otro nos vemos, ya tienen sus hijos, pero la vida es complicada, así nomás son las cosas”.

Camina y mira la puerta del comedor, “hay un espíritu dentro mi cuerpo y la está mirando (a la periodista). ¿Sabe por qué?, Dios me encomendó que cuide de él y él cuidará de mí y mi familia.

90 años bien cumplidos tiene don Zenón Barrientos. Hace cuatro meses que vive en el Hogar Quevedo.

Líder indígena fue un precursor del cambio en Bolivia. Zenón Barrientos Mamani surgió de las filas movimientistas en los años 50. Fue un líder campesino con indudable convicción política y capacidad persuasiva, que alentaron el proyecto único y prioritario de la construcción de la nueva Bolivia con justicia social. También respaldó las medidas de transformación estructurales que ejecutó la revolución nacional el 1952.

  Por Mariela Laura – La Prensa – 15/01/2012