Vuelve el Mariscal de Porvenir

JR El retorno de Juan Ramón Quintana al gabinete ministerial era relativamente previsible, como advertimos en la columna del 10 de enero.

En las semanas y meses anteriores, el entonces director de la superagencia de fronteras (ADEMAF) se había esforzado por “hacer buena letra” con el presidente Morales, asumiendo el ataque contra los defensores del TIPNIS, a los que trató de descalificar con acusaciones de supuestos vínculos con USAID y de tráfico de madera.

Quintana también se despachó recientemente contra la Asociación Nacional de Prensa (ANP), cubriendo por lo tanto los dos flancos que más le preocupan de momento al régimen: indígenas y medios de comunicación.



Aunque el flamante ministro de la presidencia intentó mostrarse dialoguista y conciliador al momento de su posesión, el recuerdo de su paso por esa misma cartera en el periodo 2006-2010 no deja demasiado margen para otorgar el beneficio de la duda.

En efecto, Quintana ejerció en ese periodo como “hombre fuerte” del gabinete, conduciendo los aspectos más represivos de la gestión gubernamental, al punto de encabezar personalmente la toma militar del departamento de Pando en septiembre de 2008.

“No hay ni líneas blandas ni líneas duras, hay una política irreversible”, dijo durante el acto de posesión, con pretensión tranquilizadora pero con efecto contrario (la “irreversibilidad” no parece ser demasiado coherente con una política democrática).

El retorno del “Mariscal de Porvenir” es un claro indicador del rumbo que tomará la administración evista en el 2012, en un escenario de probable profundización del conflicto gobierno-indígenas y de choque oficialista contra la prensa.

No hace falta ser futurólogo para predecir que la mano dura y la represión estarán en el menú, en la busca de frenar la debacle del proyecto masista, desgastado por la defección de buena parte de sus antiguas bases sociales.

Como presunto articulador de la alianza entre el gobierno y un sector del alto mando castrense (el Pacto Cocalero-Militar), su presencia confirmaría la paulatina conversión del evismo en un régimen pretoriano, cada vez más dependiente de la fuerza…

[email protected]