Transfiriendo los miedos


Karen ArauzLa elección de la oposición venezolana de un solo candidato para hacer frente a Hugo Chávez, ha reconciliado a los venezolanos con el mundo libre pero sobre todo y más importante, los ha reconciliado con ellos mismos. El hecho de que el 17% del padrón electoral venezolano se haya pronunciado, es de una contundencia incontrastable. La escasa y deformada visión democrática del actual presidente tenía tendida hasta ayer, una amenazante neblina sobre el pensamiento de los venezolanos. A veces con astucia, otras con franca rudeza se fue “inyectando en las venas el veneno del miedo” como en diferente contexto anotó Octavio Paz.Henrique Capriles encarna el principio de la terapia colectiva que el domingo 12 han emprendido -en principio- tres millones de ciudadanos. Varios otros millones con seguridad y a medida que avancen las horas y las elecciones de octubre se aproximen, también elegirán superar el miedo. Los psicólogos clínicos coinciden en apuntar que no hay otro modo de superar los miedos que enfrentándolos, exponiéndose a ellos hasta extinguirlos.Media docena de presidentes de Sudámerica, ha estado muy activa penetrando en la psiquis colectiva de sus pueblos bajo la premisa que no es importante que se los respete, pero sí que se los tema. Para ello, vienen tejiendo con ahínco para someter a los diferentes poderes del estado, comprando lealtades, destruyendo la institucionalidad, judicializando la política, interpelando las libertades, tomando medidas asistencialistas de corte populista cargando atrabilariamente sobre la espalda de la sociedad, el peso de compromisos insostenibles en el tiempo pero lo suficiente para mantenerlos largos períodos en el poder.La adopción de simbologías en contraposición a discursos racionales para mantener a la población alelada -llega en algunos de estos países- a ridículas poses efectistas que empiezan a cansar. Las intervenciones presidenciales, discursos inmensamente largos, incomprensibles y demagógicos, buscan dar imagen de sabiduría e iluminación, que convenzan mayormente a grupos marginales muy bien utilizados en sus necesidades y su postergación.En la tristemente célebre Cadena Sur al servicio de Chávez y sus leales, un día antes de la realización de las primarias de la oposición, escuché a un alto miembro del régimen hablar de las bondades del satélite Simón Bolívar, que permite identificar a las personas a gran distancia y con absoluta precisión. Cómica la amenaza contra aquellos que tuviesen la osadía de emitir su voto pues sería inocultable su cualidad de opositor. Con el mismo razonamiento y objetivo, pronto tendremos nuestro Tupac Katari.Hay que estar muy alerta para no pasar siquiera cerca de alguien con pinta de sedicioso o conspirador. No se debe contradecir a los que detentan el poder, ni siquiera en una discusión futbolística bajo riesgo de ser acusado de desacato. Si por mala suerte se tiene un incidente de tránsito vehicular con un fiscal o un asambleísta oficialista, es conveniente abandonar el vehículo y donarlo a Diprove. Todas estas artimañas de dominio absoluto, surten dramático efecto cada vez que los medios tienen que documentar aparatosos apresamientos que hielan la sangre. Así es como funciona.La tarea que se le viene encima al ahora único candidato que encarará a Chávez es titánica. Correr contra el caballo del corregidor, siempre resulta muy caro y muy complicado.Enfrentar la utilización discrecional de los bienes y organismos del Estado para el proselitismo del candidato oficialista, es quijotesco. Y en el caso específico que nos ocupa, puede resultar hasta suicida.Sin embargo, la indisimulada alegría de los miembros del Consejo Nacional Electoral de Venezuela ante la masiva asistencia a las ánforas y el éxito de la contienda, deja entrever que no votaron todos los que son. En fácil, Chávez ya no puede estar tan seguro de los supuestos incondicionales seguidores de su trasnochada revolución socialista bolivariana.El miedo se puede transferir. Si no lo cree, asuste con decisión vociferante a quien suele asustarlo a usted y verá el desconcierto y la sombra del temor en su semblante. Brillante movida de la oposición venezolana que le perturbará los dulces sueños al comandante. Aún no me atrevo siquiera a imaginar que algo similar pueda suceder en Bolivia el 2014. Pero es preciso no olvidar, que “necessites caret leges” del latín “la necesidad carece de ley”, que mal traducido significa que la necesidad tiene cara de hereje. En versión libre, no cabe duda de que no hay ley que valga, si de activar el instinto de conservación se trata.