A pocas horas del 23 de marzo…

Ismael Schabib Montero*

VICEALMIRANTE SCHABIB Después que la Dra. Bachelet hiciera dejación del cargo de Presidente de Chile, y asumiera la primera magistratura el Sr. Piñera, mucha gente en Bolivia intuía que las relaciones con ese país no se mantendrían con el mismo espíritu, así sucedió, una agenda de trece puntos que supuestamente tenía que cumplirse entre ambos gobiernos fue dejada de lado. El nuevo presidente asumió la actitud tradicional de ese país que sostiene que no tiene asuntos pendientes con Bolivia, que todo se ha resuelto con la firma del Tratado de 1904.

La solución del problema marítimo de Bolivia es complejo, porque además existe un tercer actor que es la República del Perú, pero es más complejo aún por la actitud de nosotros, porque no nos ponemos de acuerdo en lo que pretendemos que Chile negocie con Bolivia, porque recuperar la cualidad marítima no se resuelve con un pedazo de costa cualquiera, sino con una que permita construir por lo menos un buen puerto, y porque no queremos o no podemos actuar en función de nuestras reales posibilidades, en virtud de nuestra estatura político-estratégica. La estatura político- estratégica de cualquier país, se deduce por el desarrollo de su poder político, económico, tecnológico y militar, que es la imagen que refleja y el de Chile es muy superior al de Bolivia.



El PIB nominal de Bolivia es 21.021 millones de dólares y el de Chile 246.510 millones**, casi doce veces mayor, en cuanto al poder militar, Bolivia en los hechos y por voluntad de nuestro pueblo es un país casi desarmado, mientras que Chile es reconocido como uno de los mejor y más pertrechados de América Latina, muy superior incluso al Perú y la Argentina. En ese aspecto nos va peor.

En una negociación bilateral es muy poco lo que podemos conseguir, porque en función de la capacidad que dan los medios no podemos imponerles nada. Si el problema se lo vuelve multilateral, si se recurre a organismos dependientes de la ONU como la Corte Internacional de la Haya, el peso específico de Chile con una diplomacia reconocida por su profesionalismo y con el argumento del Tratado de 1904, es difícil alcanzar un acuerdo que se pueda considerar un éxito para nuestra diplomacia, máxime si nuestro Presidente y el Sr. Canciller, principales responsables de la política internacional de Bolivia, saben casi nada sobre estos temas, que son difíciles de resolver incluso para los eruditos.

Algo que se debe tomar en cuenta para negociar con Chile, es su condición de país marítimo y también su gran vocación marítima, que hace a su pueblo celoso de cada metro lineal de su costa, porque es lo mejor que tienen en su territorio global.

Sin embargo de lo anterior, una fórmula para llegar a un arreglo podría ser en base a crearle un gran interés por Bolivia, hacerle ver que nos necesita, que con creces puede compensar cualquier concesión que pudiera hacernos en el tema marítimo, por ejemplo, el gas boliviano como recurso estratégico determinante para el desarrollo de su industria, pudo haber sido ese un elemento de maniobra ya en el pasado, pero usando la semántica apropiada y no como un “arma”, término que empleado con esa intención resulta irritante, desafiante y provocador.

En ese orden de ideas, otro elemento esencial es crear un clima de confianza entre ambos países acostumbrados a confrontar, un clima de confianza permitiría hablar de plazos para lograr objetivos en el tiempo. También se debe considerar que en este asunto es vital que nos representen como negociadores los mejores profesionales bolivianos en el tema, al margen del partido, la ideología, la raza y la procedencia.

Esperemos que este 23 de marzo, en el discurso que suelen hacer los presidentes de nuestro país, a su turno, el Sr. Evo Morales Ayma no aparezca con un exabrupto, pronunciando un discurso poco apropiado para la ocasión.

*Vicealmirante de la República de Bolivia

**Wikipedia