Guillermo Capobianco Ribera Cuando en La Paz, y centros mineros de Oruro y Potosí el fragor de la batalla era más intenso entre pueblo y Ejército de la Oligarquía, el grupo de jóvenes revolucionarios movimientistas cruceños aguzaba el oído en torno a un antiguo aparato de radio-receptor, para enterarse del curso de los acontecimientos.Era la Bolivia de hace medio siglo, la del dominio de la “rosca minero feudal” que intentaba mantener sus privilegios de clase frente a la arremetida de los mineros y clases medias urbanas que junto a la Policía Nacional les “pasaba factura” por la sumisión frente a los poderes del Coloniaje económico causa de la miseria del pueblo.Como relata la historia oficial, al tercer día de combates en La Paz la relación de fuerzas parecía inclinarse peligrosamente en favor del gobierno oligárquico. Fue el momento de la gran definición, la “noche triste” cuando los combatientes al mando del caudillo paceño Hernán Silez Suazo decidieron seguir combatiendo “hasta las últimas consecuencias”Lo demás es historia conocida; el conductor de la batalla ingresó triunfante con su Estado Mayor a la Catedral Metropolitana y de rodillas agradecieron todos al Altísimo el desenlace del, histórico acontecimiento que habría de definir el destino del país por los próximos 50 años.La similitud con el 22 de enero del 2006 es meramente ornamental; el escenario siguió siendo el mismo, algunos de los factores de poder también, en cambio la naturaleza, el contenido y las intenciones de los protagonistas principales del hecho histórico, como diría el poeta, ya no eran ni fueron los mismos.Los combatientes del 52 ingresaron primero a la Casa de Dios, para dar gracias al Cielo; los del 22 de enero en cambio fueron directamente a la Gran Puerta de “al lado” el Palacio Quemado, para tomar por asalto institucional a las FFAA de la Nación sustento hasta ese momento de la democracia que rescató el pueblo e iniciar el “proceso de cambio” Lo demás es ya también historia conocida; la aprobación de la Constitución del Estado en escenarios violentos como el de “la Calancha” o en el interior de recintos Cuartelarios bajo vigilancia de organismos de represión del estado Plurinacional naciente, para contener el asedio indignado de los ciudadanos.Otra incomprensión de lo que fue el glorioso abril del 52.El Derecho positivo universal consagró hace siglos la naturaleza de Pacto Social y de Consenso de la Constitución de un país.Abril del 52 y enero del 2006 fueron parecidos en la forma pero nada más, la Revolución Nacional estuvo dirigida por auténticos bolivianos que aún no habían apagado todavía los cañones humeantes de sus fusiles en la Guerra del Chaco…En cambio durante el enero del 2006 no se disparó ni un solo tiro lo cual es elogioso pero al parecer estuvo conducido por bolivianos inspirados en el Asalto al Palacio de Invierno, las Comunas de Paris, o el terror de los jacobinos de la Asamblea Nacional durante la Gran Revolución Burguesa de Francia.Diferencia de siglos en distancia histórica, ideológica y política.