La justicia fuera de la ley

Susana Seleme AnteloCambalache… “Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley”.Si a alguien hay que pasar factura por el calvario de la ciudadanía ante la huelga de médicos, paramédicos y enfermeras(os), es al Gobierno, que carece de políticas de salud pública y no a los profesionales de la salud.La huelga es una protesta frente a los excesos del poder político que no discutió con el gremio la puesta en práctica de ocho horas laborales. Las impuso autoritariamente, vulnerando no solo una conquista laboral-sindical, sino también una de las razones por las que el Gobierno de Alfredo Ovando –1969-1970– redujo esa carga horaria de ocho horas a seis. Se cumplía así la norma de la Organización Mundial de la Salud que establece que un médico debe estar solo seis horas en contacto con los pacientes.La reducción debía permitir la contratación de nuevos médicos con la correspondiente creación de nuevos ítems, que resultaron y resultan siempre escasos para cubrir la demanda creciente. Paradójicamente, hay un gran número de médicos desempleados en una población donde la mayoría no tiene cobertura de salud pública porque carece de empleo formal y deambula entre la precariedad y la informalidad.Querer resolver la crisis del sistema de salud pública incrementando las horas de trabajo, es eludir las causas que colocan a Bolivia con los peores índices de salud en América Latina, entre otras razones por los magros recursos que destina el Tesoro General a preservar la buena salud de sus habitantes. Sin embargo, el Gobierno despilfarra dinero comprando aviones, satélite, inútiles fábricas y haciendo museos para satisfacer la vanidad de Evo Morales.El incremento de la carga horaria es una ‘estafa’ a la fuerza de trabajo, pues por ocho horas el Gobierno intenta pagar lo mismo que por seis. Es decir, una reducción salarial del 25%. Sin ofender a nadie, no es lo mismo los largos años que requiere estudiar medicina, más la especialidad, que cualquier otra carrera. “No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos han igualao, es lo mismo el que labura, que el que vive de los otros, que el que cura o está fuera de la ley”.Como están fuera de ley los que han convertido al Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra en un vergonzoso manoseo jurídico, chacota política, manos largas, afiladas uñas y atentados al cinturón ecológico de la ciudad.Si la expresidenta del Concejo pretende ser restituida en sus funciones, no es procesando a los concejales que cumplieron el mandato del Tribunal Supremo de Justicia –so pena de haber ido ellos presos–, sino apelando a esa instancia, que ya rechazó su demanda. Sin embargo, subordinada la administración de justicia al poder político centralista –que quiere alzarse con esta Alcaldía, como con otras ‘robando’ el voto ciudadano– un solícito y veloz fiscal viola el derecho constitucional de la presunción de inocencia y dispone la detención de dos de los seis concejales rebeldes, pues “no presentaron domicilio conocido”. Nos creen idiotas, si el mismo fiscal impuso medidas sustitutivas, cuando debieron ser impuestas por un juez.Me duele Santa Cruz de la Sierra avasallada por el centralismo que hoy prostituye la institucionalidad democrática, los derechos humanos y civiles y la autonomía municipal. Me duele el ocaso de hombres grandes en su tiempo. Me duele la justicia fuera de la ley.El Deber – Santa Cruz