Otro fracaso exterior

Frustrado porque el bloque de regímenes populistas del ALBA no logró imponer su agenda política en la Cumbre de las Américas, el presidente Evo Morales abandonó Colombia antes de la finalización del encuentro.Se registró así un nuevo fracaso, en una larga seguidilla de tropiezos de las intervenciones presidenciales en el exterior: Copenhague, Cancún, Viena y ahora Cartagena.El común denominador en todos los casos ha sido la combinación entre ideologización y cocalerización de la política internacional evista. Es decir, la priorización de una visión doctrinal y radical, cercana al eje La Habana-Caracas-Teherán y alejada de las democracias occidentales; y la utilización del aparato estatal para la promoción del interés sectorial de las bases cocaleras del Chapare.En Cartagena, la causa de la rápida retirada de Morales fue la negativa de la mayor parte de los países a incluir en la declaración final la participación de Cuba en futuras cumbres ni el respaldo a la aspiración argentina respecto a las Malvinas/Falklands.Lo primero, dado que Cuba misma no ha solicitado su reincorporación a la OEA, y a que muy probablemente la tiranía caribeña no aceptaría someterse a los estándares liberales de la Carta Democrática que rige a la organización.Lo segundo, ya que la mayoría hemisférica no estaría dispuesta a dejarse utilizar por las maniobras demagógicas de la administración K, que procura distraer sus problemas económicos internos con una cortina de humo exterior.Por supuesto, la abrupta salida presidencial implica el riesgo de cierto aislamiento internacional, razón por la cual la ministra de comunicación, Amanda Dávila, no tuvo más remedio que salir a aclarar que la actitud de Evo no significa “ningún desaire” al anfitrión de la Cumbre, Juan Manuel Santos.Al parecer, la función esencial de su cartera es la traducción de las declaraciones del Jefazo, explicar qué es lo que quiso decir en realidad…[email protected]