En otra “frase para la historia”, el vicepresidente y gurú ideológico del régimen, Álvaro García Linera, calificó de exitoso “el método de resolución de conflictos” del gobierno, amparándose para tan arbitraria afirmación en la finalización del motín policial.Según Qananchiri (su nombre de guerra en tiempos del terrorista EGTK), el “éxito” gubernamental se basó en “entender el conflicto”, “apostar por el diálogo”, ejercer “la paciencia y la humildad” y “no usar la coerción”.Pero la realidad parece desmentir de manera tajante la teoría vicepresidencial. Para empezar, las estadísticas demuestran que bajo el evismo el país vive la etapa más conflictiva desde 1971, superando incluso a la UDP y al segundo gobierno de Sánchez de Lozada. No hay mucho éxito que mostrar en la materia.Y en el caso concreto de la protesta policial, no entendió el conflicto un gobierno que pasó de definir el motín como “una vigilia de mujeres” a “un golpe de Estado”.La resolución misma de las protestas, vía incremento salarial, echa completamente por tierra las versiones golpistas del oficialismo.Tampoco apostó lo suficiente por el diálogo una administración que dejó crecer y dilatarse el conflicto por varios días, con grandes perjuicios para la ciudadanía. Lo que Bolivia necesita es una acción negociadora y conciliadora preventiva, que desactive los conflictos cuando estos se encuentran en su etapa inicial de incubación. De poco sirve flexibilizar luego del desastre.Lo de la “paciencia y la humidad” es casi una broma de humor negro, con un régimen que usó todos los registros de la descalificación contra los huelguistas.Por último, el “no uso de la coerción” fue fruto más de una exigencia de otros actores (la Iglesia, los parlamentarios de oposición, etc.) que de la voluntad del partido de gobierno, varios de cuyos exponentes, como el gobernador paceño César Cocarico, pedían movilizar a las Fuerzas Armadas.En todo caso, muy poco tiempo duró la aplicación de este punto, ya que hoy mismo se gasificó a los marchistas indígenas que pretendían entrar a la Plaza Murillo.En cambio, el “método del caos” implementado por el gobierno parece haber incluido otros puntos, como “esconder al presidente” durante varios días, “utilizar a los grupos de choque” o “divulgar una versión irreal de los hechos en el exterior”.Contra toda la hojarasca retórica del co-presidente, lo que verdaderamente le “sacó las castañas del fuego” al régimen cocalero fue la decisión gandhiana o pacifista de la IX Marcha de no entrar el martes a la sede de gobierno.Para decirlo coloquialmente, al evismo “lo salvó la campana”…[email protected]