Desgracias de la coca

Economía de palabras – Humberto Vacaflor Ganam

La idea era quitar argumentos a quienes dicen que la coca del Chapare sólo sirve para fabricar cocaína, entre ellos la ONU.

Por lo tanto, en la localidad de Padre Sama, cerca de Villa Tunari, se definió que debía funcionar una moderna fábrica procesadora de hojas de coca, pero algo está yendo mal en el proyecto.



Mario Castillo, secretario general de la Federación de Cocaleros (segundo después de Evo Morales), dijo que se ha invertido en la planta 1,6 millones de dólares para comprar equipos (sin licitación, por supuesto) pero la planta no funciona.

Para que el proyecto avance se necesitan otros 2 millones de dólares, dice, pero sobre todo hace falta gas natural, porque con las garrafas de GLP no se tiene continuidad en el funcionamiento.

Aunque el proyecto forma parte del programa “Evo cumple”, el apoyo del presidente no ha sido eficiente, sobre todo porque no ayudó a resolver el problema del combustible.

Quizá no eligieron bien el lugar para instalar la planta. O los ejecutivos del proyecto no saben que en el Chapare rigen las leyes del capitalismo salvaje.

Tampoco conocen aquello de “donde anduvieres haz lo que vieres”. En el Chapare, la provisión de combustibles está dejada a la iniciativa de los empresarios de la zona. Hay una intensa, aunque clandestina, actividad industrial que no tiene problemas para obtener el combustible que necesita. Se dice que paga más por el diesel que usa, con lo que ha conseguido que los camiones cisterna no les hagan faltar el combustible.

No se puede hacer lo mismo con el gas natural porque no es todavía un “commodity”, al necesitar gasoductos para su transporte. Pero algo se podrá hacer.

Lo cierto es que la planta está parada. Quizá su suerte mejore cuando avancen los proyectos para instalar una planta de urea en la zona, usado el gas natural como materia prima.

De paso, la urea servirá para mejorar el rendimiento de la tierra del Chapare, que ha caído dramáticamente por la sobreexplotación de los últimos años.

Pero por el momento hay otra inversión pública que no funciona, aunque está relacionada con el producto estrella de Bolivia.