Hace 150 años, mientras paseaban por el Támesis en una pequeña barca, Charles Dodgson (más conocido por el seudónimo de Lewis Carroll) le contó a la niña Alice Liddell una historia que con el tiempo se convirtió en una de las obras más populares de la literatura infantil. Desde entonces, "Alicia en el país de las maravillas" ha despertado el interés de niños y adultos por igual. ¿Pero en qué medida el libro habla de drogas y otros temas que cautivan a la audiencia adulta? El relato es, al menos en un nivel, la historia de una niña que entra por un hueco a una madriguera en la que ocurren aventuras de lo más extrañas. La heroína va detrás de un conejo que habla, se encuentra con la Reina de Corazones y juega al croquet con patas de flamenco en vez de palos.
Desde los años 60, muchos lectores han tratado de descubrir si el texto está haciendo, de alguna manera, referencia a las drogas. El Gato de Chesire (uno de los personajes del libro) desaparece y aparece a voluntad. Alicia bebe pociones y come hongos para cambiar su estado físico. La oruga azul, otro de los personajes, fuma una elaborada pipa de agua. El ambiente en el que se desarrolla la historia está tan disociado de la realidad, que uno no puede dejar de preguntarse si las drogas tienen algo que ver con todo lo que ocurre. Después de todo, en la época en que fue escrito el uso de opio era legal. "White Rabbit" (Conejo blanco), el tema de Jefferson Airplane, la banda de rock de los años 60, habla precisamente de eso. "Cuando los hombre del tablero se levanten / Y te digan a dónde ir/ Y tú justo acabas de tomar un hongo/ Y tu mente se mueve lentamente/ Ve y pregúntale a Alicia, ella te sabrá decir".
La película "The matrix", también hace una referencia. "Te tomas la píldora azul, la historia termina, te despiertas en tu cama y crees lo que quieras creer. Te tomas la pastilla roja, te quedas en el país de las maravillas, y yo te muestro hasta dónde llega el agujero de la madriguera". Pero los expertos son, por lo general, escépticos. Se cree que Carroll no utilizaba drogas como opio o láudano con fines recreativos, y las referencias dicen más sobre la gente que lo hace que sobre el autor del libro. "La idea de que los aspectos surreales del texto son consecuencia de estados oníricos inducidos por las drogas resuenan en la cultura de los 60, los 70 y los 80, cuando el LSD circulaba ampliamente, e incluso ahora, que las drogas recreativas son un lugar común", señala Heather Worthington, profesor de Literatura Infantil en la Universidad de Cardiff, en Reino Unido. "Los costados más oscuros son los que hacen que el libro sea fascinante, porque el texto es inusual, innovador y difícil de comprender. Por eso, poner el énfasis en el autor lo vuelve simple a la vez que excitante". El hongo es "mágico" sólo en el contexto de la historia. Y la oruga está sencillamente fumando tabaco en un pipa turca.
Fuente: bbcmundo
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