Nicolás Márquez*
¿Qué es el TIPNIS? Es la sigla con la que se conoce al “Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro”, el cual se encuentra entre los Departamentos de Cochabamba y Beni. ¿Qué ocurre allí? Pues que del lado cochabambino se ve asediado por los cocaleros (productores de material prima para cocaína –pertenecientes al sindicato que dirige Evo Morales-) se encuentran ahora desesperados por conseguir nuevas tierras, dado que gran parte de la porción territorial de la que ya gozan y disponen no les sirve para el cultivo de coca (Bolivia es el segundo fabricante mundial de cocaína con una producción anual de 150 toneladas), porque la tierra la han degradado de tal forma, que esta ya no les brinda utilidad y provecho. Entonces ahora invaden la citada zona del TIPNIS, en el cual además pretenden construir una ruta para transportar la coca y para tal fin amenazaron con un proyecto de construcción de esa carretera, la cual dividirá en dos la llamada “casa grande” de los indios chimán, yuracaré y moxenos.
¿Qué hicieron los habitantes tradicionales del TIPNIS ante esto? Pues manifestar el descontento a través de la disidencia pacífica y las marchas de protestas. ¿Qué derecho tienen a la protesta los indios de esta zona? Pues ocurre entre otras cosas que la constitución boliviana (creada por Evo) prevé que los indígenas tienen el derecho a ser consultados previamente con cualquier proyecto que amenace su territorio y el TIPNIS además de ser área protegida es territorio indígena (una suerte de reserva). Según los especialistas, con la carretera por la que se pelea que dividiría el TIPNIS, se violan cerca de 36 artículos de la constitución y varios convenios internacionales.
¿Y qué postura adopta “el primer Presidente indígena” ante el conflicto? Pues como él es a la vez Presidente de las Seis Federaciones de Coca del Chapare, tiene un interés personal y gremial en darle a sus feligreses/empleados porciones de tierra virgen. Vale decir, les dio la espalda a los indígenas para beneficiar a los narcotraficantes. Y no solo le dio la espalda a la cultura precolombina que él dice representar, sino que los reprimió con terrorismo de Estado. En efecto, los habitantes del TIPNIS empezaron la VIII marcha indígena de a pié desde el oriente boliviano, y la movilización fue intervenida a partir del 25 de septiembre por la represión del gobierno (enviaron 500 represores armados), y se registraron decenas de heridos y 7 muertos confirmados (la mitad son niños) víctimas de las patotas de Evo. Estos y otros episodios ocasionaron un desgaste muy fuerte al gobierno, tanto es así que los Ministros María Cecilia Chacón y Sacha Llorenti tuvieron que renunciar por el costo político y la fuerte presión nacional. Vale agregar que acá no solo hablamos de intereses internos (cocaleros versus indios), sino que en la zona de conflicto, tanto los socialistas Lula, Chávez, Evo, Correa, y los países del Alba hicieron grandes negocios. En Bolivia por ejemplo, se repartieron entre Petrobras y PDVSA un montón de concesiones hidrocarburíferas. La construcción de la carretera en discordia por ejemplo estaría a cargo precisamente de la constructora brasilera OAS, empresa muy cuestionada porque (de acuerdo a los cables de wikileaks) dicha empresa habría financiado las sucesivas campañas del MAS en Bolivia.
La cuestión es que el conflicto desnudó a Evo, poniéndose del lado de los traficantes en detrimento de los indígenas. Incluso, hasta el diario español de izquierda El País se encargó de señalar el desenmascaramiento de Morales de esta manera: “El proyecto de carretera que impulsa el Gobierno y que atraviesa un parque natural en la Amazonia beneficia sobre todo a los productores de coca del Chapare, de los que Morales sigue siendo su máximo dirigente y a los que prometió más tierras. El plan de la carretera demuestra que Morales es por encima de todo un dirigente sindical y que su plan para el desarrollo no pasa por el respeto sin fisuras del medio ambiente. El presidente ya ha perdido el apoyo de tres de las cinco grandes agrupaciones indígenas que lo auparon en el poder en 2006… Morales es, ante todo, un líder sindical y su base más sólida son los cocaleros. A ellos se debe, por encima de cualquier reivindicación indígena”.
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En medio de la tensión, los muertos y el descontento reinante, Morales pocos meses atrás tuvo que rectificar temporalmente la decisión de construir la carretera en el TIPNIS, lo cual se constituyó en una circunstancial derrota política (máxime para un personaje totalmente desacostumbrado a los retrocesos). Pero el conflicto lejos de agotarse con esta transitoria rectificación siguió candente, dado que los cocaleros necesitan imperiosamente mejores tierras para producir estupefacientes, y entonces invadieron (siempre con el cobijo estatal) la zona mencionada y actualmente existen de manera no contabilizada ni oficializada por el gobierno (aunque este lo consienta y no haga nada para impedirlo) asentados 20 mil familias produciendo cocaína, alarmante dato al que se suma el reciente hallazgo de una moderna mega-fábrica de esa droga en el corazón del TIPNIS en la comunidad de Santa Anita. Morales, volvió a la carga entonces proponiendo como “solución” llevar adelante un plebiscito o referendo, el cual no hizo otra cosa que proseguir caldeando el ánimo de los indígenas, puesto que no confían en la pureza de los comicios promovidos por el Presidente.
Finalmente, al momento de terminar esta obra, los indígenas estaban llevando adelante la IX Marcha (cuyo principal punto es el rechazo a la construcción de la vía Villa Tunari-San Ignacio de Moxos por el núcleo del TIPNIS), con el objetivo de arribar a La Paz el 20 de junio del 2012. En esta ocasión, el reclamo incluye además la denuncia por las violaciones a los DDHH., que fueron elevados ante la OEA. El Secretario General de este organismo, Miguel Insulza, muy a su pesar fue conminado a intervenir y tratar de buscar mecanismos de diálogo o negociación.
Este episodio no solo desnudó la infidelidad de Evo Morales para con los indígenas, sino que el desgaste político que ya está padeciendo coloca el futuro de su gobierno en un verdadero final abierto.
*Autor del libro “El Impostor – Evo Morales de la Pachamama al Narco-Estado”
La Prensa Popular – Argentina