El grupo neonazi está acusado de haber asesinado a diez personas de origen turco y griego, las que fueron vinculadas erróneamente a crímenes de honor o de la mafia turca.
El histórico juicio contra la célula neonazi comienza el próximo 6 de mayo. El grupo es acusado de asesinar a diez personas, entre ellos ocho inmigrantes turcos, un griego y una policía.
Los familiares de las víctimas asesinadas a manos del trío neonazi "Resistencia Nacionalsocialista" (NSU) buscan una explicación para poder continuar con sus vidas y tienen todas sus esperanzas puestas en este juicio, que tuvo que ser aplazado hace dos semanas por la polémica en torno al sistema de acreditaciones de prensa tras dejar fuera a los periodistas turcos.
Las investigaciones policiales situaron a las víctimas, en muchos casos, en el centro de los considerados como crímenes de honor o de la mafia turca, por lo que los familiares tuvieron que vivir durante años preguntándose si esas acusaciones tendrían algo de cierto.
La ineficacia de los servicios secretos alemanes, que subestimaron sistemáticamente la escena de la extrema derecha en el país, posibilitó que el trío formado por Beate Zschäpe, Uwe Mundlos y Uwe Böhnardt,pudiera actuar impunemente desde el año 2000 cuando asesinaron a su primera víctima -un florista turco de 38 años- hasta el 4 de noviembre de 2011, cuando perpetraron su último robo.
"Es una desgracia, una vergüenza para Alemania", declaró la canciller alemana, Angela Merkel, mientras se iban filtrando los errores en la investigación. "Haremos todo lo necesario para investigarlo", afirmó entonces.
Las investigaciones fueron arrojando poco a poco luz sobre uno de los mayores escándalos de un país muy sensible a la violencia de la extrema derecha debido a su pasado en la Segunda Guerra Mundial.
Los medios de comunicación se llenaron de informaciones en torno a la NSU: desde un macabro vídeo de la pantera rosa con imágenes de los asesinatos hasta la destrucción de miles de documentos a manos de los servicios secretos alemanes después de que Beate Zschäpe se entregara a la policía, pasando por las informaciones que apuntaban a que la célula terrorista se financió a costa de las arcas del Estado alemán gracias al gran número de informantes en los círculos neonazis.
Los alemanes fueron siguiendo en los medios de comunicación toda una historia propia de una película de terroristas y espías de serie B sin dejar de preguntarse cómo fue posible que eso ocurriera en su país.
Las consecuencias no se hicieron esperar. Las cabezas dentro de los servicios secretos comenzaron a rodar, empezando con la del jefe del espionaje alemán, Heinz Fromm. Mientras, la oposición al gobierno de Merkel solicitó una reestructuración profunda de los servicios secretos y de la numerosa red de infiltrados o informantes en la escena de la derecha extrema.
Asimismo, el escándalo por los crímenes neonazis reactivó el proceso para ilegalizar a su brazo político: el Partido Nacional Democrático (NPD), cuyo primer intento en 2003 fracasó tras constatar el alto número de infiltrados de los servicios secretos alemanes en el partido.
Ahora habrá que esperar para ver si el juicio, que puede alargarse hasta dos años y medio, puede arrojar más luz en los hechos y cerrar uno de los capítulos más sangrientos y escandalosos de la Alemania moderna.
Fuente: La Tercera
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