Maduro vino, negoció papel higiénico (PH) como parte de pago de la deuda de Bolivia con Venezuela y, tras firmar otros cuantos convenios de carácter retórico como para marear la perdiz, volvió a Caracas.
En resumidas cuentas, esto es lo que pasó en los últimos días, más allá de los shows mediáticos “de masas” y de los rimbombantes discursos “antiimperialistas”.
Sucede que en el acuerdo central suscrito entre Nicolás Maduro y Evo Morales se estableció el pago de una parte importante de lo adeudado por Bolivia a PDVSA por concepto de importación de diesel en, precisamente, PH.
Durante la estadía del (¿interino? ¿de facto? ¿ilegítimo?) presidente venezolano también se habló de poner en funcionamiento el Sucre para el comercio internacional dentro del ALBA, pero, a juzgar por la dura realidad, parece ser que el mencionado implemento de limpieza íntima es un más firme candidato a convertirse en la moneda de cambio del bloque chavista.
De manera que, de aquí en más, Maduro podría pasarle la factura a los regímenes antes solventados por la petrochequera de PDVSA (Bolivia, Argentina y Nicaragua, pero no Cuba, porque ahí está el verdadero gobierno) y éstos pagar en papel higiénico contante y sonante.
En el modelo comercial “progresista” del ALBA se retrograda, por tanto, al trueque primitivo.
Y es que estamos en la fase PH de la Revolución Bolivariana. Como dijo el ex presentador de TV chavista Mario Silva: esto es “un mar de mierda compadre”…