Santa Cruz. Expertos creen que faltan campañas de educación ciudadana y de promoción de los valores. Los cambistas, los taxistas y la gente que retira dinero del banco son los más vulnerables a los asaltos.
Los artefactos son pilotados por efectivos de la FAB. Los policías controlan sus operaciones. Foto: Hernán Virgo.
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El Deber, Santa Cruz, Bolivia
La capital cruceña, como en ninguna otra urbe del país, actualmente cuenta con un sistema de más de 80 cámaras de vigilancia en diferentes puntos de la ciudad, dos helicópteros que son operados entre la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) y la Policía, además de haber sumado a más de 300 efectivos a los más de 6.000 con los que contaba hasta principios de año. Sin embargo, los hechos violentos suman a diario y la sensación de inseguridad entre la población sigue.
Si hay más cámaras de vigilancia, más efectivos y un inédito patrullaje aéreo policial, ¿qué falla? ¿Por qué no disminuyen los delitos? Es la pregunta que EL DEBER hizo al ex comandante departamental de la Policía Rolando Fernández, al exjuez de sustancias controladas Luis Jaime Cruz y al criminólogo Paúl Méndez.
Todos coincidieron en afirmar que se ha dejado de lado la prevención social para repudiar los actos delincuenciales y que la educación ciudadana en materia de seguridad es pobre o prácticamente inexistente.
“La sociedad debe hacer una repulsa de los fenómenos criminales. Se tiene que ejecutar la prevención desde las casas, la población debe ser educada”, opinó Cruz y planteó la inmediata ejecución de una campaña para declarar un cese a la promoción de los antivalores.
Para el exjuzgador, todos los sectores organizados de la sociedad tienen que actuar de manera coordinada y propone comenzar con el marginamiento de los criminales, como ocurrió en su tiempo con los narcotraficantes.
Grupos de riesgo
Para el exjefe policial Fernández, el delito más notorio en la sociedad cruceña es el relacionado con los ataques violentos al patrimonio económico de las personas. Frente a esto, identificó grupos de mayor vulnerabilidad en la sociedad, como los librecambistas, los taxistas y las casas de empeño de valores.
“Se deben prevenir los delitos y coadyuvar con la seguridad pública. Todavía no queremos entender que Santa Cruz es la ciudad más insegura de Bolivia”, cuestionó Fernández, que insiste en la necesidad de que todos comencemos a minimizar los riesgos latentes de inseguridad en la capital.
En criterio de Fernández, las personas que cambian divisas en calles y avenidas son una invitación a los atracos.
De igual manera pide aplicar acciones concretas para proteger a los taxistas, que son blanco de crímenes para robarles la renta que ganan, como sucedió con Wilder Barrientos, chofer que fue apuñalado la semana pasada por delincuentes que se llevaron su celular y abandonaron el motorizado.
La afirmación de Fernández es evidente al realizar un pequeño recorrido por algunos de los puntos donde habitualmente esperan los hombres dedicados a cambiar dinero, ya que allí son blanco fácil de los asaltantes.
Sin embargo, este grupo identificado como vulnerable decide vivir ‘al filo de la navaja’, ya que como indicó Carlos Terceros, que trabaja en inmediaciones del mercado La Ramada: “Esta es la única forma de llevarle plata a mi familia. He visto atracos a otros compañeros, pero no tengo otro trabajo”.
El hombre, de contextura robusta y con más de $us 3.000 entre sus manos, reconoce que muchas veces son imprudentes, pero insiste en que esta es la única forma que tiene para ganarse de la vida.
Otros factores
El criminólogo Méndez, pese a reconocer que hay un incremento en las medidas logísticas en favor de la Policía, aún siente que esto es insuficiente. Además, cree que la falta de información y los altos niveles de pobreza que se soportan en la mayoría de las calles del país son parte de la raíz del problema.
“La gente ofrece condiciones ideales para el delito. La gente no está apoyando las tareas de las autoridades”, aseveró el profesional, que además asegura que las personas involucradas en el mundo delictivo se han hecho a la idea de que el sistema de represión tiene altos niveles de corrupción y es ineficiente.
“La delincuencia le ha perdido la confianza y el respeto a la aplicación de las leyes”, sentenció el criminólogo, que, además de ratificar los factores que enunciaron los otros consultados, agregó el descuido social que se le está dando a un fenómeno que significa un sector de alto riesgo, las pandillas.
“¿Qué se hace con ellos (los jóvenes envueltos en pandillas), que no se les da una alternativa para una opción de vida diferente?”, se preguntó el analista.
Desde el Ministerio
El viernes por la noche, en una reunión informativa, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, presentó los detalles del plan de seguridad ciudadana.
En este marco insistió en la necesidad de que la sociedad se involucre en las tareas de seguridad, ya que admitió que los mejores aliados para los policías son los vecinos que padecen problemas de pandillas y de expendedores de droga al raleo. “La gente debe involucrarse en estas tareas”, apuntó Romero y anunció algunas de las iniciativas que el Poder Ejecutivo prepara para luchar contra la inseguridad, como el proceso de desarme progresivo de la población, la posibilidad de mandar a los cuarteles a los jóvenes infractores y dotar de viviendas fiscales a la Policía
Otros detalles del problema
REALIDADES DE LAS REGIONES
De acuerdo con la Dirección General de Seguridad Ciudadana y Prevención del Delito la capital cruceña es la más violenta del país en cuanto a asaltos, robos y atracos a la propiedad de las personas. Cochabamba es donde más robo de vehículos se registran y en El Alto hay más casos de violencia intrafamiliar.
El fenómeno narcotráfico
La mayoría de los crímenes violentos está relacionada con la producción, la venta o el consumo de sustancias controladas. Los datos estadísticos ubican a nuestra región como la más afectada por la cantidad de laboratorios de cristalización de cocaína, lo mismo que la mayor cantidad de hechos de lavado de dinero narco investigada.
Todavía falta apoyo
Si bien la Policía ahora cuenta con más vehículos y más equipos de logística operativa, aún ni el Gobierno, ni la Gobernación ni la Alcaldía han logrado colocar un taller de mantenimiento adecuado para estos equipos, ya que en casi todas las unidades policiales se ven motorizados que son parte del ‘cementerio de chatarras’.
Fragilidad del sistema
Los analistas insisten en que debe bajar el grado de impunidad que se está dando en muchos delitos. En los últimos tres meses han obtenido su libertad un promedio mensual de 30 personas vinculadas a delitos violentos, provocando una sensación de indefensión en la población cruceña.