De cada 100 reclusos, 38 consumen cocaína en penales de Bolivia

Régimen Penitenciario anuncia vigilancia civil en las noches. Los adictos a esa droga aumentaron en un 13% desde 2007, cuando el CELIN publicó un estudio que señala que un 25% de los internos era consumidor.

image Página Siete / La Paz

Dos reclusos de San Pedro descansan en una de las celdas que es para diez presos. Archivo.



La Dirección de Régimen Penitenciario estableció que el 38% de la población penal del país consume cocaína, situación que imposibilita que los reclusos inicien una rehabilitación oportuna.

“De cada 100 reos, 38 consumen cocaína y esto no es sencillo de decirlo. Estas personas simplemente van a vivir sólo con instintos y entonces cuando salgan después de cinco o diez años de haber consumido cocaína irán a matar a la gente”, aseveró ayer a Fides el director general de Régimen Penitenciario, Ramiro Llanos.

“Por eso es importante, cualquier proceso de rehabilitación parte de sacar el alcohol y la droga de las cárceles”, agregó.

En el país hay al menos 13.000 privados de libertad, de los cuales el 80% permanece con detención preventiva. El 38% de los reclusos se volvió adicto a la cocaína, en especial en las ciudades del eje troncal por la facilidad del acceso a esa sustancia, según Llanos.

Para combatir el consumo, personal civil de su institución realizará vigilancia nocturna en los penales de San Pedro (La Paz), Palmasola (Santa Cruz) y El Abra (Cochabamba).

Estudio anterior

Un estudio realizado en 2007 por el Centro Latinoamericano de Investigación Científica (CELIN), sobre cárcel y drogas, establece que el 25% de la población privada de libertad era adicta a la cocaína, 13% a la pasta base y el 12% a clorhidrato.

Según Llanos, el porcentaje de presos que se volvieron adictos subió en un 13%.

Llanos responsabilizó a la Policía de hacer ingresar a los penales tanto la droga como el alcohol. “Esto acabó. El (reo) que quiere portarse bien va a tener todo lo que necesita de Régimen Penitenciario, pero aquel que no y que va a seguir metiendo alcohol y droga, entonces aplicaremos la ley y seremos estrictos con ellos”, aseveró.

Al respecto, el delegado de los privados de libertad del penal de San Pedro, Ever Quiliche, reconoció que existen muchos internos adictos a las drogas y demandó de Llanos lugares de rehabilitación en el país.“Esa es la realidad, aquí traen todo tipo de gente y nosotros no podemos hacer nada. Les tratamos de ayudar a las personas adictas, pero Régimen Penitenciario no hace nada, no se preocupa del asunto”, señaló.

Quiliche pidió que haya lugares concretos con espacios para que el recluso se someta a una verdadera rehabilitación. “El interno que trabaje, porque tiene que estar ocupado. Aquí hay reos que por no tener qué hacer se dedica a las drogas”.

Alcohol en penales

Sobre el consumo de bebidas alcohólicas, Llanos manifestó que se salió de control.

“No puedo hasta ahora declarar una sola cárcel sin alcohol. No hay una sola cárcel donde no se consuma alcohol”, afirmó la autoridad penitenciaria.

El director del penal de San Pedro, Carlos Coritza, se comprometió en marzo a terminar con la comercialización y consumo de alcohol dentro de la cárcel. La pasada semana anunció que los policías identificados como cómplices serán sancionados.

Punto de vista

Yolanda Herrera

Presidenta de la APDHB

Podemos ver que hay una corrupción en el ingreso de la droga porque entra por la puerta y necesariamente hay gente relacionada con el control. Sobre los impactos al interior de los recintos carcelarios, se consolidan redes de microtráfico de droga y la gente que no consume este producto está con el riesgo de ser también un potencial consumir de los que lo proveen.Hay un riesgo altísimo y no solamente para la gente dentro de cualquier recinto penitenciario, sino para las personas de la sociedad. Ellos pueden controlar la distribución en la ciudad, porque si bien es cierto que están detenidos, tienen acceso a comunicación y tienen la facilidad de recibir droga y poderla comercializar afuera de los penales. Esto es un gran riesgo para toda la población porque también sube el microtráfico.

Es una situación de riesgo y de peligro para los privados de libertad como para las personas que están fuera de las cárceles.

Tiene que haber un sistema de control para que dentro de los centros penitenciarios no haya el consumo de estas sustancias. Sin embargo, el sistema de control de la criminalidad no está bien establecido como para lograr que se detecte a los potenciales distribuidores o consumidores.

Por otro lado, una persona que sea adicta y tenga que estar detenida, es importante tomar en cuenta que tiene que ser llevada a centros de rehabilitación para que se pueda controlar esta adicción. Lamentablemente esto no se da en el país ni hay avances y por eso se originan tantos hechos delictivos que poco a poco van desintegrando familias y aumentados reos en las cárceles.