El “cruceñismo” de los cruceños

Guillermo Capobianco Ribera

CAPOBIANCO OK Capítulo del libro “Memorias de un militante”

Al llegar con mi familia a Lovaina, percibí que entre los becarios igual que yo existía un pequeño núcleo de profesionales jóvenes cruceños.



Resaltaba la presencia de Rolando Aguilera Parejas, de quien ya se ha hecho referencia en estas notas; Álvaro Flores, quien me colaboró a encontrar un Departamento en tiempo record, Carlos “Fufi” Saavedra y su primo hermano Lucho Saavedra.

Desde el primer día de mi permanencia en Lovaina, continué mi tarea de “proselitismo” político de siempre, esta vez con el núcleo de profesionales jóvenes cruceños.

Todos fueron receptivos a mi “discurso” revolucionario del Proyecto Socialista; aunque una vez derrocado el Gobierno del Gral. Juan José Torres por el Golpe de Estado a la cabeza del Gral. Hugo Bánzer Suárez, producido en esos días, fueron más cautos en sus respuestas.

No hay que olvidar que todos ellos fueron “referencias sociales” en Santa Cruz de la Sierra, en donde Rolando Aguilera Pareja colaboró con el movimiento universitario y social liderizado por los Dirigentes Demócrata-Cristianos y por la juventud al mando de Adalberto Kuajara Arandia y este servidor.

Como ya se tiene dicho, “Roly” aportó los primeros 50 dólares para respaldar la lucha del pueblo boliviano contra la Dictadura.

La respuesta que más me llamó la atención y me impactó fue la de Lucho Saavedra; quien ante mis esfuerzos de convencimiento me dijo: “mirá Guillermo, vos sos un ´izquierdista de mierda`, yo soy derechista, pero escuchá bien lo que te digo; si vas a Santa Cruz y tenés problemas con la represión, te ofrezco mi casa como refugio”.

Nunca olvidaré estas palabras de Lucho Saavedra, hoy uno de los empresarios privados más importantes de Santa Cruz, que tuvo el mismo contenido matizado de las otras afirmaciones del grupo de cruceños.

Ese sentimiento profundo de amor a la tierra, a la “Patria Chica”, que es capaz de eliminar distancias y fronteras políticas e ideológicas, es el “cruceñismo” de los cruceños casi siempre incomprendido y mal entendido en el occidente del país.

Este sentimiento es la base primigenia de la solidaridad de los cruceños entre sí y de la unidad y mística regional que existió en aquellos años, y que se demostró cuando tres años más tarde y estando ya en Bolivia como miembro de la D.N.C. (Dirección Nacional Clandestina del MIR) durante la resistencia, todos ellos cumplieron su palabra.

Sus domicilios fueron el refugio más seguro que tuve para realizar mi trabajo político de lucha popular contra la Dictadura de Banzer.

Paradoja; muchos de entre ellos eran banzeristas.

Pero ante todo, ellos y yo éramos cruceños a toda prueba, enamorados de nuestra tierra y expresivos de la “mística” que movía nuestra mente y nuestros corazones.

“Quien no ama la tierra chica donde nació, difícilmente podrá amar con la misma intensidad la Patria Grande donde vive, trabaja y lucha”, nos repetíamos durante los años de la “década de los sueños” cuando combatíamos desde las barriadas populares contra la Falange Socialista Boliviana (FSB), conquistando con movilizaciones y armas contundentes la Federación Universitaria Local (FUL) para utilizarla como instrumento político de acción y completar de esa manera el “Ciclo histórico de la Revolución Nacional”.

Fuimos “pioneros” en los hechos, sin Teoría marxista – leninista alguna, del “Entronque Histórico” que diez años más tarde, durante el Seminario de Achocalla, teorizó la cúpula superior del Partido en el año 1976, todavía en la clandestinidad.

El “Entronque Histórico” conmovió las fibras más íntimas de la dirigencia mirista y de las bases militantes del Movimiento.

Menos tal vez a la Dirigencia y militancia del MIR cruceño que, como se tiene dicho, había asimilado la experiencia de la lucha conjunta con el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) contra la Falange Socialista Boliviana y sus instrumentos de poder regional.

La clase media cruceña era en esa época bastión del conservadurismo y oposición feroz a los cambios propiciados por la Revolución Nacional.

En ese “clima” político regional se fundó el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria de Santa Cruz, tres meses antes de su fundación oficial el 7 de septiembre en el barrio de Tembladerani de La Paz, ya en plena clandestindad y resistencia a la arremetida represiva de la Dictadura Militar.

La conquista de la FUL cruceña fue el producto de una férrea disciplina partidaria de pelea y de combate; durante el proceso eleccionario las ánforas que nos dieron el triunfo, eran “vigiladas” por grupos militantes de “asalto” al mando de nuestro querido y entrañable compañero Franklin Pérez fallecido hace un año.

Franklin era un hombre del pueblo sencillo y humilde como dice el poema “como las aguas de un paúro”.

Hoy en día esa mística “cruceñista”; con esa intensidad y pasión como la vivimos nosotros en la época, no existe más; pero, tal vez las próximas generaciones logren recobrar ese noble sentimiento como una “fuerza moral y espiritual” que tanto nos hace falta y que impulsó desde sus orígenes el Desarrollo productivo de Santa Cruz e hizo de ella una Región y ciudad emergente en América del Sur.

El modelo cruceño de Desarrollo

En la historiografía oficial, existe la “verdad consolidada” de que Santa Cruz de la Sierra como región y ciudad emergentes, fue el resultado de la decisión y voluntad política del Gobierno de la Revolución Nacional y de las fuertes inversiones que hizo el estado en materia de infraestructura básica como la carretera troncal Cochabamba – Santa Cruz y las vías de penetración caminera hacia el Norte.

Y que esa fuerte inversión pública – estatal provino de los “excedentes” económicos de la minería nacionalizada; esa es una parte de la verdad porque así fue, lo que falta añadir es que el Estado de la Revolución Nacional, también sentó las bases del desarrollo productivo agropecuario, instalando el Ingenio “Guabirá” e impulsando desde la CBF el desarrollo del Norte Integrado.

Ha persistido por mucho tiempo la explicación también insuficiente y unilateral de que los orígenes del Modelo de Desarrollo productivo cruceño fueron las regalías del 11% de producción bruta de petróleo en boca de pozo, lo cual también es cierto.

No sería posible explicar por ejemplo el desarrollo urbano de la ciudad logrado durante la primera mitad de los años de la Dictadura, sin esos ingresos que provinieron del flujo económico del 11% de las regalías petroleras.

Recuerdo siendo un estudiante adolescente en el Colegio Nacional Florida, las movilizaciones de la comunidad cruceña en su lucha por las regalías; la presencia combativa y aguerrida de sus mujeres en las calles y plazas de la ciudad; las canciones alusivas al 11%; el liderazgo femenino de la Dra Elfy Albreth y la convocatoria ciudadana del Dr. Melchor Pinto Parada.

Ese “cruceñismo militante” lleno de “mística” y de entusiasmo, estuvo impregnado también , quien puede dudarlo, de la lucha política de FSB, partido ultraconservador de oposición a veces abierta y violenta al Gobierno del MNR que tenia en Santa Cruz una de sus plazas más firmes.

Desde esas épocas de luchas cívicas “cruceñistas” durante la segunda mitad del Siglo XX surge el estigma del supuesto “separatismo” cruceño, utilizado como recurso politico injusto e innoble para justificar represalias del poder central contra la región.

Recuerdo como si se hubiese producido ayer la “invasión” de los indígenas de Ucureña; su ingreso a la Plaza Principal 24 de Septiembre blandiendo sus fusiles al viento ,inicio de una “carnicería” y persecución como la “masacre de Terebinto” a los jóvenes cruceños que luchaban por sus ideales.

El pueblo cruceño “perdonó” con los años pero no olvidó este grave error político del Presidente Hernán Siles Zuazo y de su Ministro del Interior Walter Guevara Arce.

Cuando años más tarde surgió nuestra generación política desde los barrios populares y conquistó primero la FUL y luego en alianza con el MNR algunas organizaciones de clase como la Central Obrera Departamental, Santa Cruz ciudad, dejó de ser, paulatinamente, la plaza política principal de FSB y fue desplazándose hacia el “centro” ideológica y políticamente hablando.

Carlos Valverde Barbery, el “Guerrero”

Yo siempre me consideré un “hijo de la Revolución Nacional”, pero cuando era un niño adolescente estudiante de primaria en Puerto Pailas, conocí a un personaje al que más adelante y ya durante la “década de los sueños”, la de los años sesenta, identifiqué en mi imaginación con el Cnel. Aureliano Buendía, el “guerrero” de Macondo que organizó 43 guerras y las perdió todas.

Ya por entonces había accedido yo a la lectura de la obra magistral “Cien años de Soledad” de Gabriel García Márquez mi libro de cabecera durante toda mi vida militante hasta el día de hoy.

Estoy hablando del Dr. Carlos Valverde Barbery que me enseñó a disparar con un fusil “máuser” arrimado a un árbol en la población de Montero Hoyos cuando yo tenía apenas siete años.

Años más tarde a través de los Medios de Comunicación lo seguía, organizando guerrillas contra el MNR en el Alto Paraguá; tomando a mano armada y fugando de la cárcel Pública; organizando a los jóvenes desde la Unión Juvenil “Cruceñista” y luego cuando fuimos colegas en el Parlamento Nacional, lo recuerdo con su famoso dicho: “Cómo van a decir que soy un come colla si yo no los puedo tragar”.

Por eso, años después cuando el mirismo cruceño tomó vuelo como un Movimiento de amplia base popular y de jóvenes de clase media urbana, una noche, durante una “proclamación electoral” noté la presencia entre los asistentes, del joven Carlos Valverde Bravo, su hijo, que observaba y escuchaba los discursos.

-Qué bueno encontrarte entre nosotros Carlos- le dije.

-Es que me gusta este tu Movimiento- me respondió.

-¿Y qué esperas entonces para ingresar?

-¿Cuándo?

-Mañana a las diez de la noche.

Al otro día le tomé el Juramento en Acto público especial en la Casa de la Victoria de la calle Vallegrande.

Siempre fui un político “intuitivo” que con sólo mirar a un potencial militante “adivinaba” sus condiciones subjetivas; sabía en lo más intimo y los años me dieron la razón, que estábamos incorporando a un militante con tradición “conservadora” tal vez, pero de agallas, corajudo y valiente.

Como lo está demostrando ahora como investigador independiente y critico desde los Medios al “Proceso de Cambio” liderizado por el Presidente Evo Morales Ayma.

La transición y el “cruceñismo”

El tránsito de la Dictadura a la Democracia tuvo un ritmo acelerado en el occidente del país como efecto político de la huelga de hambre de las trabajadoras mineras y de la conquista de la amnistía general.

En Santa Cruz no fue igual.

El Movimiento fue conquistando “milímetro a milímetro” el espacio democrático mínimo para actuar libremente.

La ciudad siguió controlada políticamente durante todo el periodo de la transición por las fuerzas conservadoras.

Recuerdo que la primera concentración y marcha que organizamos como Movimiento Popular inició su recorrido desde la Plaza Bailón Mercado en la zona nor-este de la ciudad y la disolvimos a la altura de la Plaza del Cementerio general

Consideramos un “triunfo” el haber avanzado hasta allí sin haber sido “agredidos” por las fuerzas conservadoras y sus grupos paramilitares.

El Modelo Productivo Cruceño y el “entronque histórico”

La fecha y año oficial del rescate de la democracia en Bolivia es el 10 de octubre de 1980; sin embargo en Santa Cruz, la plaza política conservadora, la relación de fuerzas fue modificándose poco a poco sobre la base de la lucha popular y de las movilizaciones.

Durante la “década de los sueños” el modelo “productivo cruceño” había echado raíces profundas; los 12 años del Gobierno del MNR se fue consolidando un sistema de economía mixta con fuerte presencia del Estado, complementada sin embargo por una comunidad hispano – mestiza históricamente consolidada y un ímpetu sin precedentes en materia de cooperativismo.

Recuérdese a las tres Cooperativas de Servicio Público -COTAS, CRE y SAGUAPAC- que actualmente son referencias mundiales y pilares inconmovibles de la economía cruceña.

La caída del Gobierno del MNR no supuso como podría creerse la interrupción del Desarrollo Productivo en la región; más por el contrario el Gobierno de la Dictadura Banzerista lo impulsó a fondo con la fuerza política, económica y financiera del Estado.

El Gral. René Barrientos Ortuño durante su mandato –noviembre de 1964-1969- garantizó la continuidad y profundización del modelo productivo cruceño construyendo entre otras obras importantes la carretera uno y cuatro vinculando el Norte Integrado con Cochabamba y el “chapare tropical”.

La producción de alimentos de consumo masivo como el azúcar, el arroz, el maíz, la yuca, el plátano, la soya, el sorgo y más tarde el “boom del Algodón” y otros, tuvieron su época de apoyo privilegiado durante el mandato dictatorial primero y democrático después del Gral. Presidente.

En el plano de la economía, el proceso de la Revolución Nacional continuó en Santa Cruz y en el Oriente; lo que se interrumpió a nivel nacional fue el Gobierno del MNR bajo el influjo y la fascinación de la Cuba Revolucionaria en la juventud latinoamericana y la ofensiva criminal del imperialismo norteamericano y del Pentágono.

Los estamentos sociales y empresariales de Santa Cruz como expresión del modelo productivo en vigencia, desconfiaron del proceso democrático restablecido el año ochenta porque entendían que sus intereses corrían peligro ante la reposición de los movimientos populares y de sus partidos, como aconteció durante la última fase de los gobierno militares nacionalistas y progresistas de Ovando y Torres.

Recuérdese la Nacionalización de la Bolivian Gulf Oíl Company y la presencia en el Gobierno del Líder Socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz y el núcleo de brillantes intelectuales que le acompañaba. Entre ellos el ilustre ciudadano y profesional cruceño José Ortiz Mercado.

Las Tesis del “Entronque Histórico” aprobadas en el Seminario de Achocalla de La Paz y su “Revolución ideológica” y Teórica, llegaron con una puntualidad histórica sorprendente al país pero sobre todo a Santa Cruz de la Sierra, a su modelo productivo y a las élites emergentes que lo conducían.

Una mañana diáfana de febrero, Rolando Aróstegui Quiroga y este servidor, convocamos a la Prensa Cruceña a una Conferencia de Prensa en su Domicilio de en frente a la Iglesia de San Francisco, para difundir nuestro primer documento en donde desarrollamos las Tesis del “entronque” y sus principales lineamientos.

Uno de los lineamientos más importantes y esenciales para Santa Cruz de la Sierra, fue la de incorporar como parte sustancial del proceso de la Revolución Nacional la “Marcha hacia el Oriente” y el desarrollo productivo de la Región.

Las élites impulsoras del Desarrollo Productivo Cruceño no salieron de su “asombro” al conocimiento de tales lineamientos hasta mucho tiempo después, cuando la generación mirista social-demócrata de Santa Cruz encabezada por este servidor, dio muestras contundentes de que las Tesis del “entronque histórico” propugnaban el final del “dogma marxista” de la “Lucha de Clases” como motor de la historia” y el surgimiento de los postulados de la “Alianza de Clases” y la conformación de “bloques de poder” y de la toma del gobierno mediante métodos “democráticos” abandonando “la lucha armada” violenta preconizada por la “izquierda no democrática” de la época.

Este “proceso” de superación de la Teoría Marxista “Clásica” fue contemporáneo a los procesos similares en Europa de manera especial en el interior del PSOE de España y el carisma extraordinario de Felipe González como “inspirador” de la transición en la Península que hizo su transición con el apoyo de la “Monarquía Constitucional” y del Rey Juan Carlos sin disparar un solo tiro y sin víctimas fatales.

La élite política de España fue un ejemplo de madurez y de pertinencia histórica hacia el mundo, sobre todo cuando fueron capaces de elaborar y firmar el “Célebre Pacto de la Moncloa” estableciendo el Plan Estratégico de la Transición y el carácter y contenido de la Democracia Española.

En Bolivia y sobre todo en Santa Cruz de la Sierra, las tesis del “Entronque Histórico” fueron la esencia del abandono por parte nuestra de la “dictadura ideológica” del antagonismo de Clase y de la “Lucha Armada” como metodología principal para la toma del Gobierno.

La lucha clandestina nos enseñó el valor de la democracia como régimen político, social. económico y como forma de vida, basada en el respeto a la Libertad, el Estado de Derecho y el respeto a los derechos humanos.

El proceso de “acercamiento” entre la élite del Desarrollo emergente de la Región y la generación política social-demócrata de Santa Cruz no fue una tarea fácil.

Recuerdo que durante el periodo de “transición” que estamos aludiendo a pesar de que en La Paz se vivía el clima político de “euforia “por el arribo desde el exilio de connotados líderes democráticos como Marcelo Quiroga Santa Cruz y la “Troika Mirista” -Jaime Paz Zamora, Antonio Araníbar y Oscar Eid-, en Santa Cruz la derecha conservadora no perdió por un buen tiempo la costumbre” de “ametrallar” la Sede Política de la UDP todos los días a la una y diez minutos de la tarde.

Nuestra Sede estaba ubicada frente al Estadio “Tahuichi” Aguilera y fue instalada gracias a la generosidad de la Sra. Justita de Velarde, mamá de la numerosa familia Velarde, de tradición movimientista.

A la Sra. Justita la nombramos cariñosamente como “la madre espiritual de la UDP”.

De esta etapa de transición política recuerdo la “huelga de hambre” que instalamos en la Iglesia de la Merced un grupo de dirigentes udepistas entre los que destacaban el líder histórico del MNR Don Aurelio Saucedo Jiménez y el líder socialista actual Embajador de Bolivia en la República Federativa del Brasil Dr. Jerjes Justiniano Talavera.

Corríamos peligro de vida; esto se notaba por la presencia de “paramilitares” escudriñando una rendija posible para concretar el allanamiento y “castigo” de los insurgentes.

Fueron rechazados por una vigilancia “disuasiva” armada que custodiaba nuestro “refugio” de la Iglesia La “Merced”, conducida por la valiente y aguerrida dirigenta Beatriz Sandoval de Capobianco esposa del Dirigente Mirista Jorge Capobianco Ribera.

Este hecho aconteció la misma tarde cuando la Corte Nacional Electoral anuló las Elecciones Generales del Fraude Monumental propiciado por la Dictadura en favor del Gral. Juan Pereda Asbún.

Durante todo este periodo de “transición” a la Democracia, el movimiento popular fue conquistando y ampliando poco a poco el espacio democrático en Santa Cruz.

Durante este periodo se produjo también en los hechos una alianza estratégica histórica entre el movimiento popular y la clase media cruceña emergente.

Como se ha señalado en estas “memorias” ese proceso de acercamiento con la clase media cruceña desde el punto de vista ideológico, comenzó en Lovaina, la ciudad universitaria del Reino de Bélgica, en donde los núcleos de jóvenes profesionales bolivianos en las más importantes capitales europeas, desarrollaban una intensa labor de “proselitismo” de apoyo a la resistencia popular a la Dictadura Militar.

En Lovaina conocí al joven profesional cruceño Carlos Saavedra Bruno -Fufi- a quien inicié una labor de “convencimiento” de meses y de años que culminó en Santa Cruz y la “construcción” de su “liderazgo de clase media” y la conquista de la Presidencia del H. Concejo Municipal al ganarle a la ADN y el MNR juntos y obtener tres Concejales.

Admito que esa negociación y su proyección estratégica la concebimos en lo fundamental, el “Flaco Méndez”, Rolando Aróstegui y mi persona. Fue un “salto cualitativo” fundamental.

El Movimiento Mirista cruceño, de claro contenido social-demócrata, no hubiese logrado su transformación en Movimiento de amplia base social y popular, sin la incorporación de la “clase media emergente cruceña” resultado del proceso masivo de inmigración de ciudadanos del interior, quienes fueron recibidos “con los brazos abiertos” durante la “Gran Marcha hacia el Oriente” por los lugareños productores campesinos y emprendedores del Agro en el Norte Integrado.

De esta época de grandes cambios ideológicos y doctrinarios como fueron las Tesis del “Entronque Histórico” debe recordarse la creación del Grupo “Cañoto” constituido por más de cien jóvenes profesionales de clase media popular, aglutinados bajo el liderazgo de “Roly Aguilera” como ya se tiene dicho en estas notas y de la cúpula mirista de la Región.

Sería imposible “entender” a la Santa Cruz contemporánea sin rescatar como activo estratégico la incorporación masiva de jóvenes cruceños profesionales que llegaron de formarse profesionalmente en Universidades extranjeras, entre otras en Brasil, Estados Unidos, Argentina y Europa.

El aporte de esta brillante juventud fue y sigue siendo fundamental para comprender la actual “estructura ideológica” de las élites cruceñas recientes en donde los valores de la lucha democrática universal se está perdiendo peligrosamente, reemplazándolos por una “ideología” del “consumismo” en el marco de un capitalismo “social” que día que pasa es menos “social” y más capitalista en términos tradicionales.

Es dramática esta percepción por la ausencia de un referente ideológico-conceptual que “inspire” a la juventud como nos inspiró a nosotros, los jóvenes de la generación de la “utopía” de la década de los años sesenta, el triunfo de la Revolución Cubana.

Es probable que aún los cruceños estemos a tiempo de impedir la “debacle” de principios sociales, ideológicos y de solidaridad que caracterizó lo que en su momento nosotros calificamos como un modelo productivo de carácter “social capitalista”.

Tal vez, lo positivo de este proceso de “vaciamiento” de principios ideológicos de sensibilidad y de nobleza espiritual que se advierte como contenido esencial del modelo de Desarrollo cruceño, es que éste se constituye, como lo hemos referido tantas veces, en el único “freno” al “desenfreno” ideológico y Doctrinario de algunos líderes actuales del “Proceso de Cambio “que mezclan peligrosamente los principios, los valores y metodologías que dan como resultado un mensaje confuso y sin rumbo definido para decir lo menos.

Otra vez el país debe acudir a lo que los cruceños y su “cruceñismo” místico ha hecho y logrado en este medio siglo de experiencia positiva.

Nadie podrá negar a estas alturas que el Modelo Productivo enraizado en los sentimientos y en la cultura de los “cruceños” es el que tiene vigencia cada vez mayor en la sociedad boliviana desechando el “hegemonismo” de implantación por la fuerza que alienta el Gobierno del Estado “Pluri” pero a nuestro modesto entender sin destino cierto en el mediano y largo plazo.