El Gran Alcalde

Edwing Zegarra*

EDWING La principal labor de los funcionarios públicos, llámese presidente de la república o el portero de cualquier alcaldía, sean elegidos, designados, de libre nombramiento, etc., es ayudar a la gente, trabajar por el ciudadano administrado porque de él es que viene el sueldo que reciben. En ese marco, es difícil entender el actuar del Gran Alcalde boliviano cuando anunció enfadado el castigo a los distritos rurales 6, 7 y 8 de Sucre, sólo porque el alcalde de este municipio o la interina, no asistieron por voluntad propia, descuido de alguien o negligencia, a sentarse, escuchar las largas y aburridas peroratas y rendirle pleitesía al Gran Alcalde.

Es de suponer que la transferencia de recursos, la evaluación de proyectos para su financiamiento, el rechazarlos u observarlos, debe responder a procedimientos reglados, simples, ágiles y previamente aprobados. Estas reglas deben ser totalmente claras en la perspectiva de que tanto alcaldes con grandes títulos o alcaldes con menor o sin formación académica, puedan entenderlos, tramitarlos y obtener resultados positivos.



Contrariamente, jamás deben estar supeditados al hígado o al estado de ánimo de los burócratas o las máximas autoridades para evitar que se imponga la política y no la legalidad como sucedió en Sucre, donde el Gran Alcalde convocó para el lunes 11 de noviembre a los alcaldes de todos los municipios para presentar proyectos a ser financiados dentro del programa “Mi Agua 3”.

Por alguna razón, la máxima autoridad sucrense no llegó a la convocatoria, acto efectuado en la Gobernación de Chuquisaca; entonces, el Presidente Alcalde Mayor, dijo que los proyectos van para los alcaldes presentes, para los que no vinieron no se aprueba nada, consiguientemente, por la inasistencia programada o descuidada de la MAE de Sucre, el presidente decidió castigar a los pobladores de los distritos rurales.

Ante la vista pasiva de la supuesta oposición, este es el fiel reflejo de cómo está armada la burocracia respecto a la administración de recursos públicos, hay que rendirle pleitesías al Gran Alcalde para ser beneficiario de algo, hay que ir a mirarle y escucharle hablar, hay que descuidar la gestión sólo por asistir a admirar al ídolo, aunque la plata que distribuye no sale de su bolsillo sino, pertenece a todos y él, es un servidor público como cualquier otro.

Quizá esa sea la manera de obligar a todos a que duerman y amanezcan pensando e idolatrando al Gran Alcalde.

*Abogado y ex concejal